En las fechas en las que nos encontramos es imposible no hablar del clima electoral que impregna la realidad española en todos los terrenos.

Y aunque las elecciones afecten a la totalidad de los ayuntamientos españoles y a una buena parte de las CCAA, son muchos los que se ocupan de darles una lectura nacional y las consideran como unas primarias respecto de las elecciones generales de finales de año, y muy especialmente el desvergonzado inquilino de la Moncloa, cuya presencia no es bien recibida por los barones socialistas en sus demarcaciones electorales, que en sus declaraciones procuran, unos más y otros menos, desmarcarse de las promesas que a modo de un “rasca y gana”, el Presimiente Sánchez anuncia en sus mítines de cada sábado y ratifica en el Consejo de Ministros del martes siguiente.

Y es que SuperSanchez, impasible el ademán, sigue comprando votos a base de prodigar las ayuditas a los jóvenes, los mayores, los discapacitados y cualquier colectivo que se ponga a tiro y pueda ser subsidiado con dinero público. Y sería bueno que los electores tengan en cuenta, de una parte que la credibilidad de Pedro I el Mentiroso es nula y que tanto le da prometer la construcción de 183.000 viviendas no habiendo construido una sola en cinco años, como ponernos el cine los martes a dos euros a los mayores de 65 años, o facilitarnos los viajes en tren a precio de saldo. Pero lo más grave es que son muchos los que creen que con estas decisiones se puede arreglar la situación de tantas familias que tienen dificultades para llegar a fin de mes, y lo que es más importante es que este dinero procede, cómo no, de nuestros impuestos y se sigue engrosando la deuda pública que antes o después pagarán nuestros hijos y nietos. Más fácil y más útil sería bajar los impuestos.

Por si esto fuera poco, esta campaña de Su Sanchidad se hace a golpe de Falcon, Superpuma y Audi 8, eso sí, inventándose algún acto institucional previo de escasos minutos de duración para justificar el viaje en los medios de transporte oficiales, olvidando, además el cambio climático que sus desplazamientos provocan. Por supuesto el Presimiente llega en coche a un recinto cerrado para evitar los abucheos del público y al local del mitin sólo se accede previa identificación de quien quiere entrar. Menos mal que la campaña electoral tiene una duración de quince días, que si no…

Si descendemos a Valladolid, la pregunta a responder es a quien debe votar y por qué. Sinceramente creo que la respuesta es fácil: a quien gobierna debe juzgárselo por lo que dijo que iba a hacer y lo que realmente ha hecho y en el caso de gobierno municipal de la capital lo tenemos fácil: el alcalde es lo más parecido a SuperSanchez.

De hecho, fue de los que más vivamente le apoyó para su acceso a la Secretaría del Partido hasta el punto que en agradecimiento fue nombrado portavoz del PSOE aunque le duró muy poco esa confianza al valorar su comparecencia ante los medios. Y si analizamos el cumplimiento de sus promesas electorales el suspenso es manifiesto: la no-solución al problema del soterramiento a pesar de comprometerse ante notario, prometiendo como alternativa construir 20 túneles de los que en 8 años se han hecho sólo 2, la parálisis de la ciudad de la justicia, abandonando el proyecto aprobado por el propio Ministerio de Justicia hasta el punto de que el propio ministro del ramo lo presentó en la sede del Psoe, el olvido del parque forestal de San Cristóbal, etc. etc. vamos que tiene la misma credibilidad que su jefe y amigo Pedro Sánchez.

Su apuesta por pintar de colorines el centro, esas horribles macetas gigantes, los carísimos mamotretos para guardar las bicicletas, la desastrosa gestión de AUVASA, el caos circulatorio creado en la ciudad, la limpieza…y por supuesto, sobre la presencia de los terroristas en las listas de Bildu, ni palabra. El Presimiente Sánchez nos visitará la semana próxima para apoyar al candidato sanchista a la alcaldía de Valladolid. Vendrá en el Falcon o en bici?

Sus socios de gobierno cambiaron las reglas de juego y quienes dijeron que el máximo tiempo de permanencia en un cargo público era de ocho años se resistieron, salvo el número uno, a dejar el escaño municipal y suprimieron esta limitación. Y por supuesto del referéndum prometido para consultar a los vallisoletanos sobre el soterramiento ferroviario… si te he visto no me acuerdo. Y como en el Gobierno de España, siendo el grupo minoritario ponen al equipo socialista contra las cuerdas, no sólo con el tema de soterramiento, sino en todo lo relacionado con el medio ambiente, la movilidad y su odio al automóvil y a la tauromaquia.

El Partido Popular presenta un nuevo candidato con una larga trayectoria política: ha sido Presidente de la Diputación 8 años, Consejero de Agricultura y de Presidencia, Presidente del Partido en Valladolid, Procurador en Cortes, Licenciado en Derecho y funcionario por oposición del cuerpo superior de la administración de Castilla y León con una buena gestión en todos estos puestos.

Está trabajando duramente la campaña y sus posibilidades de acceder a la alcaldía crecen día a día. Su objetivo prioritario, el soterramiento, y su candidatura, que combina renovación y experiencia, se refuerza con su número dos que fue primer teniente de alcalde en el Ayuntamiento de Valladolid durante 12 años y actualmente es la senadora de todos los partidos más votada en Castilla y León y se cierra con quien fue el alcalde de Valladolid 20 años y ganó las siete elecciones a las que se presentó. Por cierto, en las dos últimas derrotando a Óscar Puente.

El tercer grupo municipal es el de Cs. Realmente sus posibilidades de alcanzar un escaño municipal son nulas y el candidato a la alcaldía anda por la campaña como alma en pena. Quien era el portavoz de ese grupo en el Ayuntamiento fue fichado por Óscar Puente, como hizo hace 4 años con la portavoz de Podemos. Aquí cabe solicitar el voto útil antes que tirarlo a la papelera.

El grupo de Vox, integrado por un sólo concejal, que además era el presidente provincial de este partido se enteró por la prensa de que no iba a ser el Candidato a la alcaldía, algo que a mí me parece injusto porque ha trabajado duramente durante los cuatro años del mandato municipal. Ellos sabrán.

Y en esta contienda electoral ha surgido un contendiente inesperado: quien fuera subdelegado del gobierno socialista, Cecilio Vadillo, concurre a las elecciones al frente de una plataforma cuyo objetivo fundamental es su apuesta por el soterramiento. Sus antiguos compañeros le han tachado de traidor, pero en la izquierda vallisoletana residente al otro lado de la vía, que nunca votaría al PP, no se ve con malos ojos la candidatura de Cecilio Vadillo y puede darle un mordisco a los votos socialistas.

En resumen: la batalla municipal se librará entre los dos grandes partidos y las posibilidades de una victoria popular crecen de día en día, algo que preocupa seriamente en las filas socialistas que desde 1991 tan sólo han ganado unas elecciones municipales: las ultimas.

En la provincia parece clara la victoria popular, aunque en algún Ayuntamiento importante puede haber sorpresas. Y es que los ciudadanos siempre castigan la división y la opacidad en la gestión, por muchas fotografías que se hagan los candidatos, prácticamente ausentes durante años en el municipio que decían gobernar, y es que las alcaldías se ganan pateando a diario las calles y hablando con los vecinos y no acudiendo un par de días a la semana al despacho a dejarse ver, preferiblemente acompañado por un fotógrafo para lucir el trabajo de los demás. Por mucho que algún medio muy subvencionado quiera vendernos la noticia…

Pero como queda un viernes más antes de la jornada de reflexión, es posible que el viernes que viene profundice un poco más en algunos aspectos de las elecciones.

Hasta el viernes que viene.