Conocí a Arsenio López Huerta al poco tiempo de ser nombrado Consejero de Cultura y Bienestar Social de la Junta de Castilla y León en el año 1987. Él había sido alcalde de su pueblo natal, Alcalá de Henares, entre 1983 y 1987 y, acababa de ser nombrado director general de Cooperación Cultural en el ministerio que dirigía Javier Solana. Desde el primer momento el entendimiento entre Curro y yo fui muy fácil, y le seguí la pista cuando fue nombrado gobernador civil de León.

Nuestra amistad se intensificó cuando fue designado Delegado del Gobierno en Castilla y León, y fueron muchas las ocasiones en las que compartimos burladero en la plaza de toros de Valladolid y palco en los partidos de baloncesto en el polideportivo Pisuerga. Eran nuestras dos aficiones, y he de confesar que en materia taurina, fue de Curro y de Pio Garcia Escudero de quién más aprendí en aquellos años: Javier, fíjate en lo que hace el toro en los tres primeros minutos de salir al ruedo y eso es lo que va a hacer a lo largo de la faena, me decía.

Curro era un hombre con una buena formación intelectual y unas inquietudes sociales muy propias de los socialistas de aquella época, lo que en ningún momento fue un obstáculo para nuestro común entendimiento. Desde distintas ópticas políticas defendíamos lo nuestro, yo los intereses de la ciudad de Valladolid de la que era alcalde y él los de Castilla y León cuya capitalidad para Valladolid nadie sensato discutía, aunque formalmente no figurara en los papeles.

Y esa fue la razón por la que llegada la fecha de las ferias y fiestas, en aquella época todavía de San Mateo, le invité a ser el pregonero de las mismas, algo que rompió los esquemas de unos y otros, e incluso del propio Curro, quien me dijo que iba a sorprender a la gente de nuestros respectivos partidos políticos. Pero en honor a la verdad he de decir que tanto Juanjo Lucas, por entonces presidente de la Junta de Castilla y León como Ángel Velasco, en aquella época portavoz del Psoe en el Ayuntamiento vallisoletano no pusieron la más mínima pega.

Eran otros tiempos. Lamentablemente hoy sería impensable que un alcalde popular nombrara como primer pregonero de sus fiestas a quien había sido el último delegado del gobierno del psoe en la comunidad autónoma...y viceversa. En esto, y en otras muchas cosas, cabe decir aquello de que “cualquier tiempo pasado fue mejor”.

Y como las desgracias nunca vienen solas, el fallecimiento de Curro se ha producido a las pocas semanas de la muerte de Pilar, su mujer.  Para ambos, mi recuerdo y mi oración. Descansen en paz.