Me He llevado una gran alegría al leer la noticia de que un pueblo de la provincia de Toledo ha vencido al COVID 19, no dejándole entrar en su término municipal.

¡Ha evitado la invasión! que es la mejor medida basada en la prevención, pues ya lo dice el refrán: “más vale prevenir que curar” a lo que bueno sería añadir lo de: “y más barato”.

Y lo ha realizado un alcalde que no es politólogo, ni poseedor de una carrera universitaria. Un ciudadano que tiene por oficio mecánico, pero que todo un pueblo en masa, con sus escasos 800 habitantes, le concedió su voto en las últimas elecciones del año 2019 donde se presentó por el PP

Las votaciones de la anterior legislatura(2015), arrojaron el siguiente resultado:

PP con cabeza visible de Antonio Serrano 220 votos.

PSOE con cabeza visible Serafín García Librán 219 y

Ciudadanos con cabeza visible David Sánchez Ávila 189 votos.

Vinieron los pactos y llegan al poder el PP+Cs quienes,acuerdan gobernar 2 años uno y otros 2 años el otro, llevando a efecto la marginación del oponente representante del  PSOE.

En las últimas elecciones  (2019), no se presentó el candidato anterior del PP  Antonio Serrano y si lo hizo, cambiando de partido (pasó de CS al PP)David Sánchez Ávila quien hubo de enfrentarsea la candidata del PSOE representada en la hermana de Serafín García Librán, a la sazón Esther.

Las votaciones arrojaron el siguiente resultado en escaños:

PP= 4 concejales.

PSOE= 3 concejales.

CS= 0 concejales por no llegar al mínimo según la Ley d’hont

En definitiva que cuando surgió la pandemia estaba de alcalde David Sánchez Ávila, el mecánico que, con sentido común (posiblemente derivado de su oficio), dio los bandos precisos y acertados para, cómo un Mariscal de Campo dotado de una gran estrategia,enfrentarsea este enemigo desconocido pero dotado de gran poder invasivo.

Y, a día de hoy, ha logrado tener sanos a todos sus vecinos. ¿Cómo? Tomando las medidas adecuadas en el momento oportuno.¡Joder con el mecánico! ¡Mecánico de precisión!



¡Que es lo que hizo? Vean la secuencia:

En el momento que se enteró que una viremia “venía por los Pirineos” -como decían cuando la guerra civil- Cerró la residencia de mayores con la que cuenta el pueblo. Los parques. Suspendió las actividades deportivas y culturales. Regaló a cada convecino 3 mascarillas y cerró todos los caminos de comunicación con los pueblos vecinos. Imitando a los antiguos guerreros que defendían sus fortalezas. Así de simple.

Seguidamente empleó a todos los funcionarios obreros del Ayuntamiento, en la desinfección del Centro Médico, exteriores de las panaderías, estanco,  farmacia y contenedores y dotó las entradas de estos sitios con bandejas líquidas con productos de amonio cuaternario de las que utilizan como preventivasen las granjas de cerdos, para desinfección del calzado. ¡Puro sentido común!



No conozco a David, pero sí conozco a Ramón García Chico que fue antiguo alcalde de Torrico, al que considerábamos como de la familia y fue padrino de mi hermano pequeño, Gerardo. Ramón conocía el Ayuntamiento al dedillo al haber sido auxiliar de la secretaría, hasta su jubilación.

Un Ayuntamiento moderno, bonito y funcional que en aquellos tiempos estaba regido por Cesáreo García Fraile labrador fuerte y excelente persona aunque con recio carácter.

Dado que mi padre D. Félix Alonso Torresfue veterinario en ese municipio allá por los años 50, allí me crie y aprendí mis primeras letras con un maestro,D. Moisés, que era un experto cazador de codornices con red y reclamo.

Un pueblo encantador que por aquel entonces sobrepasaba los 2.000 habitantes.Ubicado en un entorno agrario ideal, sobre lecho de rocas metamórficas a caballo sobre islote de arcosas, pizarras y areniscas, propicias para el cultivo de los cereales, los garbanzos y las habas para alimentación animal. Poseedor del típico clima continental que tan beneficioso es para la salud de sus habitantes.

Pueblo fundamentalmente agrícola, donde había unas sandías y melones que “quitaban el hipo”, cómo se decía por aquel entonces, buenas ciruelas, excelentes granadas y membrillos y unas brevas e higos de distintas variedades que podíamos coger directamente de los árboles sin que los propietarios nos recriminaran.

Un pueblo que también producía almendras en la finca alejada del amigo Tomás Gómez Curiel cercana a los yacimientos abandonados de fosfatos en la frontera con El Gordo.

Olivos por doquier circundaban el término y producían excelentes aceites extraídos en los dos lagares con el pueblo contaba.

También era un pueblo ganadero con alguna que otra piara de ovejas como las de mi buen amigo Vicente Serrano hijo de la panadera del pueblo con quien conviví muchos momentos, cuidando sus ovejas -presididas por el carnero topón que el montaba como si fuera un borrico-, mientras él cortaba, con “estraleja”,  encaramado en los álamos, las ramas, para alimentarlas.

Bastantes cabezas de ganado caballar y asnal que mediante cruce en la parada de sementales de tío Hospicio,sita frente al grupo escolar, concebían las mulas  que eran las protagonistas principales de las faenas agrícolas.

Abundaba el ganado porcino que era la base de la alimentación a través de las matanzas domiciliarias con un montante de cerca de 3.000guarros, como allí se denominaban, que, en la fase de engorde eran alimentados a base de las sandías, melones, higos, algarrobas, almortas, habas, tomates, huesos de aceitunas y bellotas, procedentes de las numerosas encinas que circundaban también el municipio, mezclados con harina de cebada y agua en un papilla equilibrada en comederos de piedra

granítica labrados a tal fin, situados en los corrales de las casas.

Un pueblo trabajador donde, las mujeres en las puertas de sus casas se reunían en grupos para laborar, de sol a sol, las mantelerías de Lagartera y, algunas de las cuales recibían, de vez en cuando, los pelotazos de “Luisito el del veterinario” que era un futbolista en ciernes, mientras colaboraban con su jornal a la economía familiar. El inquieto Luisito que era perseguido por el vecino Pedro Librán cuandopara practicar el fútbol,  invadía su terreno de hierba donde efectuaba la trilla

Conseguí muchos amigos entre los que he de citar a los tres hermanos Sánchez Paniagua, a los hermanos Librán García con quienes compartí vivienda en los primeros tiempos de nuestra llegada al pueblo procedentes de Zorita de la Frontera que fue mi pueblo de nacimiento y mi buen amigo Emilio Serrano que se ganaba la vida pintando en la Cerámica Sanguino de Puente del Arzobispo los dibujos de los diversos objetos que fabricaban en esos tornos alfareros movidos a pie.

También  me acuerdo, de los compañeros de clase en casa del maestro D. Víctor Calvo Estrada, tales como:Florentino Caballero (+), Felipe Fernández Sánchez (+), Tomás Gómez Curiel  y tantos alumnos que compartieron enseñanzas.

Un pueblo que tenía una gran Iglesia regida por una cura D. Juan Díaz Fidalgo bastante serio que competía en estatus engreído con el secretario del Ayuntamiento, D. Jesús Hernández Fernández.

Dos seres extraños y solitarios que no se relacionaban con nadie. Un boticario, D. Antonio Castaño Bueno  que diariamente, bien a pie o en bicicleta, acudía al cruce de la carretera que unía Puente del Arzobispo con Valdeverdeja para recoger el pedido de medicamentos enviados desde Talavera de la Reina ya que la camioneta no llegaba al pueblo. Cruce conocido como La Canaleja donde los domingos y días de fiesta, se convertía en lugar de reunión de la juventud de los dos pueblos limítrofes.

Un veterinario, mi progenitor que, tras realizar sus quehaceres propios de la profesión como Inspector Municipal Veterinario, gustaba de “echar la partida a las cartas” en el bar de José, uno de los dos bares con que contaba el pueblo. Un médico, D. Fernando Márquez de la Plata y Mendicutícon aires de general y vestimenta semi-militar.Un practicante que, también era maestro, y daba clases particulares en una habitación alquilada a una vecina del pueblo y que era un estudioso de tomo y lomo quien me inició en el bachillerato y me mandaba cada dos días a la Farmacia para recoger el Rinomicine que tomaba en inhalaciones, cronometrándome el tiempo para que no me demorara en los estudios a realizar en su mesa camilla, lo que me obligaba a realizar el recado a galope tendido.

Torrico, poseía un sacristán que a la vez era alguacil y pregonero. Dos salones de baile con separación de clientela y un grifo en la plaza del pueblo donde se tomaba el agua para beber en cantaros de barro que esperaban horas y horas la cola, asentados sobre los peldaños de base cuadrada, para poder ser llenados con un chorrito desesperante, salvo para las mozuelas que estaban siendo “sujetadas” por sus novietes.

Grifo asentado en uno de los costados, mirando al sur, del monumento emblemático del pueblo cual era el denominado Rollo o Picotaque, en época de los Reyes Católicos era de madera y cambiado posteriormente a piedra, sirvió para exponer a la vergüenza pública al reo con sus miembrosamputados  o para ajusticiarle a la vista de todos, sirviendo de escarmiento.

Torrico poseía pozos  de agua por doquier,porque la capa freática era rica en agua y que servían para dar agua a los animales y para lavar la ropa en pilas  adecuadas para tal menester. Tres pilones (pilares) de agua uno a las afueras del pueblo en la denominada Chorreraque llevaba seco muchos años y, que un buen día, enredando,sobre el caño de hierro que poseía, puse en funcionamiento.  Otro más alejado como a un kilómetro del pueblo en el camino a Caleruela en el paraje conocido como El Lejío. Lugar donde la chiquillería acudíamos a ver a los buitres al ser el cementerio de los animales que morían. Y finalmente el tercero en la carretera de Oropesa donde estaba ubicada justo en la bifurcación con el Puente del Arzobispo la Finca Valdepalacios donde se criaban unos preciosos caballos de raza española.

No tenía guardia civil propia, ni cine. Pero con el tiempo un ricachón del pueblo, de nombre Servando Otero,construyó un cinemoderno que llevó al paro definitivo a aquel cinematógrafo mudo que solía venir cada dos meses al pueblo para llevar la función de Tarzán y la mona Chita” a uno de los bailes.

Como todo pueblo que se precie, por aquel entonces, tenía un mudo que era muy inteligente, al que “solo le falta hablar”Suenfermo afectado de ataques epilépticos que todo el pueblo atendía en los momentos de la crisis y hasta su loco que cierto día, prendió fuego a su casa.

Tenía sus estudiantes, la mayoría de los cuales se iban al seminario para iniciar sus estudios de forma gratuita y luego, tras cumplir su objetivo, colgar los hábitos y decantarse generalmente por la carrera de Magisterio.

Un pueblo divertido y bailón que contaba con dos salones de baile, si bien uno, denominado “de los ricos”, propiedad de Arturo Otero solamente funcionaba por las fiestas de San Gil, que era el patrón del pueblo, y para determinadas bodas; con apertura puntual para la Fiesta de “Los Sargentos” en Carnaval, mientras; el otro salón el denominado “del pueblo”,los domingos tenía doble sesión de baile por la tarde y por la noche, donde su propietaria la tía Carmen hacía de cajera con su caja de lata de membrillo en la puerta de entrada, mientras su marido atendía el  ambigú en la otra entrada.

Esta duplicidad llevó con el tiempo a que los manubrios fueran sustituidos por las dos orquestas que el pique entre los salones de baile,  llevaron a formar,compuestas por acordeón, saxofón, trompeta y batería.

Y a partir de este momento el pueblo entró en la categoría de municipio con orquesta que era todo un hito.Orquestas que, con el tiempo quedó reducida a una  donde la voz cantante y la dirección la llevaba el acordeonista “machero”que era zapatero de oficio.

No tenía ríoya que, aunque el Tajo pasaba por el término municipal, había más de cuatro kilómetros de distancia. No era utilizado como zona de baño pero sí era el lugar donde los agricultores solían ir a las denominadas  Aceñas a moler sus granos en piedras movidas por al agua fluvial en competencia con el molino harinero que el pueblo poseía y que era el único edificio dotado de luz eléctrica durante el día, por lo era el lugar donde acudíamos a escuchar, de la mano de mi padre, las retransmisiones de los partidos de fútbol en la voz de Matías Prats y Mariñas Romero.

Si contaba el pueblo con la denominada Chorrera, donde aprendí a montar la vieja bicicletaPeugeot que mi padre tenía arrinconada en la “troje”. Este riachuelo”solamente llevaba agua tras lluvias torrenciales y se convertía en un verdadero peligro.

En una ocasión se llevó a un excelente muchachito, compañero de escuela, que acabó ahogado y que tuve la oportunidad de ver rescatado en la orilla cuando “metí las narices” entre las piernas de las personas mayores que estaban llevando a efecto el levantamiento del cadáver.

Fue mi pueblo de adopción y le quiero mucho porque las vivencias de la infancia y adolescencia difícilmente se olvidan. Tuve muchos amigos de toda condición social de los que aprendí muchas cosas y vivencias. Excelentes personas, inteligentes y vivos como el Alcalde David Sánchez Ávila que,ha dado desde el puesto político de Alcalde, el más bajo de la escalera del poder, una lección de gestión efectiva y acertadaa todo un gobierno nacional dotado de todos los técnicos habidos y por haber pero carentes de sentido común por no tener la cualificación adecuada para estos menesteres.

Y por ello me siento orgulloso de mi Torrico (El Torrico de siempre), donde un mecánico ha sabido colocar en el sitio adecuado todas las piezas del motor de la Nación Española en el reducido espacio de un pueblito “pequeño pero matón”capaz de desafiar a todo un coloso de poder letal como es la COVID 19 que tiene atemorizado al mundo mundial, dando una lección a todo un Gobierno Nacional donde solamente hay humo en sus decisiones. Un pueblo chiquitito que no dejamos de ser “bolos” pero no bulos, sino REALIDADES.