Cuando aún me encuentro en shock por las chulescas declaraciones del Ministro Ábalos, en las que decía que él había venido a la política a quedarse y a él no le hecha de ahí nadie, me encuentro por la calle con un político de los denominados “nueva política” y, en broma, le digo que deje de engañar a los ciudadanos, para dejarme estupefacto y sin saber que decir, cuando su jacarandosa contestación fue la de que hasta ahora él era un amateur y había adquirido la posición de profesional.

Que esta patulea infecta, padilla de desgarramantas inconsistentes y mal encarados sean los que tienen en sus manos el presente y el futuro nuestro y de nuestros hijos, me resulta absolutamente insufrible e inaceptable, resultando no una quimera, ni una percepción ilusoria, sino una necesidad inaplazable el tener que exigir, sin ningún tipo de paliativo ni retardo, que todos estos abandonen la política.

Nos merecemos nosotros y, más aún, nuestros hijos que, nuestro presente y su futuro, esté en manos de personas intelectualmente solventes, demostradamente preparadas, moralmente inmaculadas y que estén dispuestos, no sólo a servir de forma temporal a los ciudadanos, sin servirse, sino también a abandonar la gestión, sin el más mínimo desdoro o reparo, ante la más mínima necesidad o requerimiento, de forma que esté en manos de los vecinos su permanencia, sin apego alguno por su parte.



Luego, no podemos quejarnos si no exigimos que de los asuntos más importantes que tenemos en nuestra vida se encargue personas especialmente preparadas. Yo, personalmente, quiero gente que sepa de lo que habla, que tenga acreditada su profesionalidad, no necesito “titulitis falaces”, sino demostrado desarrollo personal y profesional y no que se dediquen a la política, como único trabajo realizado, de la que viven y roban, o pueden tener la tentación de ello, para poder vivir.

Unos han mamado ese tipo de actuar inconsistente, mentalmente repugnante y dañino desde que llego nuestra democracia y, por eso, nació la “new age” de la que se apropio la izquierda, retrocediendo en el tiempo casi un siglo, haciendo nacer a PODEMOS, que recupera el Comunismo más rancio, con una reacción, en la derecha, posicionan un VOX que principia recuperando valores perdidos por el PP y, poco a poco, se va escorando a la derecha más rancia, olvidando sus principios de coherencia, seriedad, profesionalidad y temporalidad.

Según toca pelo esa “nueva era” de la política nacional adquieren el alzhéimer político, el gusto por la foto y plexiglás que criticaron y a las que va aparejada la “buchaca” y el dorado que perseguían, traicionando igualmente a los que ilusos e ilusionados que saben que las cosas se pueden hacer de otro modo, pero una y otra vez los que se manifiestan lideres les consideran “perritos sin alma” y traicionan.

Tras las traiciones o derivas de los partidos veteranos y las mentiras inaceptables de las revoluciones de la nada (tanto de derechas como de izquierda) los “perritos sin alma” debemos de dar un golpe en la mesa y exigir: solvencia, seriedad, respeto, sometimiento a la ley y a la verdad, explicaciones y sobre todo repudiar la mentira por pequeña que sea, busquemos el apoyo y colaboración de todos y que la disidencia sea en la forma, no el marco, en el proyecto de España.

Si no exigimos limpieza, salud moral, ética, profesional y solvencia no podemos quejarnos y debemos asumir que dejamos en manos de ladrones nuestra herencia, de pederastas la educación de nuestros hijos, de violadores a nuestras hijas y de corruptos el futuro de la nación, luego no debemos, no podemos quejarnos.