Los grandes incendios que este verano han arrasado miles de hectáreas en diferentes provincias de Castilla y León no solo han dejado un paisaje devastado. Existe un lado B, un despertar de la pesadilla que todavía hace todo más dramático.
Agricultores, ganaderos y apicultores de la Comunidad miran ahora con preocupación el día después. Algo que quizás no se piense cuando todo arde, pero que son rescoldos de lo vivido.
Las reacciones de una fauna silvestre que, privada de sus hábitats y de sus fuentes de alimento, puede volcarse sobre cultivos, explotaciones ganaderas o incluso carreteras.
Así lo advierte la organización agraria COAG, que asegura que unos incendios de tal magnitud generan un auténtico terremoto en los ecosistemas. “Incendios que pueden arrasar hasta 10.000 hectáreas en un solo día provocan tal dislocación en los modos de vida de los animales, que no es fácil aventurar su reacción”, explica Gaspar Anabitarte, experto en medio ambiente de la organización.
El biólogo Juan Carlos Blanco, uno de los mayores expertos en lobo de España, asegura que es imposible prever cómo responderán especies como zorros, tejones, corzos, ciervos, jabalíes, osos o lobos.
Algunas manadas de lobos, tan presentes en Castilla y León, podrían haber perecido en el fuego, pero la mayoría habrá sobrevivido y ahora deberá buscar nuevos territorios.
“El lobo es muy territorial y en cuanto haya una mínima regeneración de la flora regresará a su hábitat originario, pero hasta entonces puede haber sorpresas y cambios en la geografía de sus ataques”, apuntan los técnicos de COAG.
En los montes calcinados abundan ahora cadáveres de ungulados, lo que podría reducir temporalmente la presión del lobo sobre las granjas.
Sin embargo, en paralelo, herbívoros como corzos, ciervos o jabalíes se verán obligados a alimentarse en los sembrados y viñedos, con el consiguiente incremento de daños a la agricultura.
El oso, amenaza para la apicultura
Los apicultores leoneses miran al oso con inquietud. Este animal, que en los últimos años ha expandido su presencia en la provincia, encuentra en la miel un recurso alternativo cuando escasean los frutos del bosque. Tras los incendios, esa carencia puede intensificarse.
Nacho Rodríguez, responsable apícola de la Unión de Apicultores Leoneses (UAL), describe un panorama desolador.
“La sensación en el sector es de abandono. Nos han dado 150 euros por colmena, con un máximo de 18.000 euros, pero si pierdes 500 colmenas y todo tu entorno, eso no compensa. Nosotros necesitamos décadas para recuperar algunas floraciones, y ni mi generación ni la de mi hijo verán de nuevo ciertos castaños. Es un desastre medioambiental que arrastra también a nuestras vidas”.
Rodríguez subraya que, incluso antes de los incendios, la presión del oso iba en aumento. “Llevábamos años preparando jornadas de convivencia con el oso, cerrando colmenares y tomando medidas preventivas.
Colmeneras arrasadas por el incendio en el campo leonés
Pero ahora, sigue relatando, “al haberse quemado las mejores zonas de alimentación, esos animales se desplazarán a territorios periféricos como los nuestros. Eso significa más ataques y más daños, sin que tengamos ayudas suficientes”.
Los agricultores también constatan que los herbívoros han perdido el miedo a acercarse a los pueblos en busca de alimento. “Cuando el hambre aprieta, no hay barreras”, comentan desde el sector. Los animales entran en los sembrados, arrasan viñedos y destrozan plantas en su desesperación por sobrevivir.
Ante esta situación, Rodríguez reclama un mayor compromiso institucional. “No pedimos culpables, pedimos soluciones. El campo se muere y los pueblos se vacían. Si nos dejan solos, más de una explotación desaparecerá. Este desastre medioambiental nos golpea a 300 o 400 agricultores y ganaderos, pero detrás de esos números hay familias, hay modos de vida que están en juego”.
Más accidentes en carretera
El problema también se traslada al tráfico. En 2024, los animales salvajes provocaron 12.291 accidentes en Castilla y León, uno cada 45 minutos, según la DGT.
Casi siete de cada diez siniestros en las carreteras de la región están ya vinculados a la fauna silvestre. COAG teme que, con los desplazamientos forzados por los incendios, la cifra aumente y recomienda extremar la precaución en las zonas cercanas a los fuegos.
Coche incendiado durante un fuego en León
El temor ante estas imprevisibles acciones se extiende como una nueva sombra sobre un territorio que aún no se ha repuesto de las llamas, mientras los agricultores y ganaderos esperan no ser, una vez más, las víctimas colaterales de la catástrofe.
