El invierno en Castilla y León ya no es sólo demográfico, que se espera pierda casi 97.000 habitantes de aquí a 2037. También es empresarial.

Así lo reflejan los datos del INE que constatan que en 2020 la tasa de crecimiento de empresas fue del 5,6% lo que representa el índice más bajo de España -según recoge Ical- y lejos del 7,5% de media nacional. Un año marcado por la irrupción de la pandemia que trajo consigo un desplome del PIB regional del 7,9% con respecto a 2019.

Sin embargo, y a pesar del escenario de cierre de actividad económica, la tasa de decesos empresariales fue en 2020 del 7,4% en Castilla y León, lo que sitúa la Comunidad como la cuarta autonomía en la que menos empresas mueren, sólo por delante de Navarra (6,7%), Cantabria y La Rioja con un 7% ambas, y un punto por debajo de la media del conjunto del país situada en el 8,4%.

En términos absolutos, se crearon en Castilla y León 9.581 empresas y cerraron 12.532, lo que arroja un saldo negativo en 2.951. Mientras, en el resto de España se crearon 278.525 y murieron 311.259.

El informe refleja, además, que en 2020, la inmensa mayoría de las empresas que operaban en Castilla y León no tenía asalariados, y tan sólo en 59.590 contaban con entre uno y cuatro empleados. Las que podían pagar entre cinco y nueve nóminas ascendieron a 8.536 empresas y sólo 5.607 tenían una plantilla de diez o más trabajadores.

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