Las matriculaciones de turismos en Castilla y León mantuvieron su tónica de descenso durante el primer trimestre de 2022 al acumular una caída del 23,4 por ciento, en los que se matricularon 4.186 vehículos frente a los 5.466 del pasado año, cuando la situación de pandemia afectaba todavía de forma importante a la economía, según ha informado la agencia Ical. Esta reducción de la media autonómica es 12 puntos superior a la nacional, donde lo hizo un 11,6 por ciento, con 164.399 vehículos, 22.000 menos que entre enero y marzo de 2021

Del total de turismos, 1.670 eran de gasolina en la Comunidad, un millar menos que en mismo periodo del pasado año, lo que supone un descenso acumulado del 37,3 por ciento. En diésel, como es habitual, la caída fue aún mayor, del 50,7 por ciento, al pasar de los 1.241 vehículos de este tipo matriculados en los tres primeros meses de 2021 a los 611 ahora.

El resto de combustibles aumentaron su matriculación en un 22,1 por ciento, con 1.905, aunque también esta cifra está por debajo de la media nacional, que alcanzó un crecimiento del 24,3 por ciento, frente a las caídas del 30,8 por ciento en lo que respecta al diésel y del 24,3 por ciento en gasolina.

Los datos distribuidos hoy, y recogidos por Ical, también indican que Renault se situó como la octava marca en España por ventas, con 7.455 unidades, mientras que la matriculación de turismos de la marca francesa bajó un 37,1 por ciento con respecto al mismo periodo del año anterior. Nissan, por su parte, experimentó un retroceso aún mayor, del 47,8 por ciento, al pasar de matricular 7.375 vehículos en los dos primeros meses de 2021 a los 3.852 de este año.

Por provincias, las matriculaciones en Castilla y León descendieron en todas las provincias.

Así, Segovia registró la principal caída porcentual, con un 37 por ciento menos, hasta las 235 unidades. Le siguen Zamora, con el 35,3 menos, y Palencia, con el 32,9, que supone la matriculación de 227 y 263 coches, respectivamente. A continuación se encuentran Soria, con un 28,2 por ciento menos de ventas (160); Valladolid, con un 27,4 por ciento (991); Burgos, un 22,9 por ciento (680); y Ávila, con una reducción del 19,6 por ciento (274 unidades). Las bajadas más moderadas son las de León, con un 16,7 por ciento y 783 turismos; y principalmente la de Salamanca, que cae un cuatro por ciento, hasta las 573 ventas (esta provincia fue la única que registró un aumento en la suma de enero y febrero).

Así, la directora de Comunicación de ANFAC, Noemí Navas, explicó que “la huelga de los portavehículos y del transporte en general ha afectado gravemente a las matriculaciones de automóviles del último mes, que a excepción de la pandemia registran la cifra más baja para un mes de marzo en la serie histórica y que marcan un primer trimestre a la baja”.

Añadió que además de las crisis de suministro de materias primas y del alza en los precios en la energía, las marcas tienen parados miles de vehículos en las campas con “dificultades de llegar a la distribución”. Por otro lado, la conjunción de estos elementos negativos, junto con el conflicto en Ucrania, “no beneficia a la demanda, que prefiere esperar a que se aclare la situación antes de comprar un nuevo coche”. “No cabe duda de que la recuperación del mercado tendrá que esperar al menos otro año”, vaticinó.

Por su parte, el director de comunicación de Faconauto, Raúl Morales, indicó que “el contexto general del país, sobre todo la huelga de transporte de marzo, y el contexto particular del automóvil, con la crisis de microprocesadores, han hecho que el trimestre haya resultado peor de lo esperado”. “La falta de oferta es lo que hoy condiciona más el mercado, debido a que los plazos de entrega de vehículos quedan lejos todavía de lo que nos gustaría”, sostuvo.

Por último, la directora de Comunicación de Ganvam, Tania Puche, lamentó que las matriculaciones “sigan bajo mínimos y cierren el primer trimestre del año con volúmenes que se quedan prácticamente a la mitad de lo que le corresponde al mercado”. En este sentido, consideró que a la falta de oferta como consecuencia de la escasez de microchips se le suma la escalada del precio de los carburantes que, agravada por la invasión de Ucrania por parte de Rusia, “provoca un clima de incertidumbre que hace al consumidor posponer su decisión de compra”. Igualmente, reclamó al Gobierno reformas estructurales que, en el caso del sector automoción, “pasan no solo por reducir al mínimo el IVA del carburante sino por poner en marcha un esquema fiscal que no grave la compra del coche, para evitar así penalizar la renovación del parque y la consecución de los objetivos de descarbonización”.