Como un diamante escondido en plena milla de oro de la Ribera del Duero. Así hallamos en Valbuena de Duero la legendaria bodega Vega Sicilia  que, lejos de deslumbrar, pasa desapercibida en el recorrido por esta zona vitivinícola donde se intercalan algunos de los mejores vinos del panorama nacional. Desde el exterior, únicamente divisamos parte de sus viñas, cuidadas con mimo para aportar a sus vinos una calidad exquisita. Tal discreción no nos impide imaginar el imponente mito que subyace más allá. 

Tras las puertas de este templo sagrado, que se abren en excepcionales ocasiones, un impresionante jardín japonés nos da la bienvenida para sumergirnos en un entorno en el que se respira leyenda, tradición, calidad y exclusividad. Estirando la vista apreciamos una bodega sobria, sin excesos ni estridencias, y un palacete residencial.

El recorrido por uno de los edificios hasta el despacho de su propietario ya nos permite saborear el trabajo y saber hacer que hay tras esta histórica empresa familiar. Nuestro encuentro con Pablo Álvarez Mezquiriz (Bilbao, 1954) lo corrobora. Se prodiga poco en los medios, fiel a su estilo reservado y alejado del bullicio mediático, pero recibe a EL ESPAÑOL – Noticias de Castilla y León en una entrevista exclusiva. Hablamos con un hombre tan cercano y tranquilo como trabajador y audaz, con firmes convicciones. De aspecto serio y mirada limpia. Implicado hasta la médula en su empresa, en la toma de decisiones diarias, como así lo atestiguan las numerosas llamadas que recibe durante esta entrevista.

Una labor ejecutiva de primera línea que ya piensa en abandonar cuando alcance los 70 años después de 35 años llevando el timón. Percibimos ilusión y sosiego en su rostro al imaginar el momento, pero también preocupación por la responsabilidad que conlleva la sucesión. En los tres próximos años se plantea un reto complicado dentro de su saga familiar: saber elegir la nueva alma que consiga tomar los mandos de este buque de lujo y lo mantenga con buen rumbo. Aunque confiesa que Vega Sicilia es su vida, Pablo Álvarez, también percibe que llega un punto en el que no se da el mejor vino, como las cepas excesivamente viejas. 

Es una de las mayores fortunas del país, pero no es de casualidad, como casi nada. El éxito siempre le ha pillado trabajando, viajando y conociendo otros mercados: ¿por qué viaja tanto si ya tiene todo vendido?, precisamente por eso tengo todo vendido, reflexiona. Sin embargo, lamenta la mentalidad del español al que le cuesta moverse por el mundo para dar a conocer su producto y siente admiración por cómo lo hacen los franceses, italianos o americanos.

Vinos de calidad indiscutible, precio inalcanzable para muchos, Vega Sicilia ha puesto en el mapa a España y a la Ribera del Duero, logrando ser la bodega española más reconocida en el mundo, con un nombre propio como adalid: Pablo Álvarez. Ese capitán paciente que ha creado un imperio con el que nunca soñó, sin dejarse llevar por las tentadoras corrientes de las modas, navegando sin descanso con el horizonte ambicioso de que el mejor vino está por llegar.

Su padre adquirió esta bodega cuando usted tan solo tenía 28 años y tres años después le encargó ponerse al frente del negocio. Hoy en día es, junto a sus hermanos, propietario de la bodega más exclusiva de España, ¿soñó en sus inicios en crear el imperio de Vega Sicilia o surgió sin preverlo?

Efectivamente, mi padre me dijo que me ocupara de ello y tuve la suerte de enamorarme de este negocio. Vega Sicilia ya era entonces lo que era, pero en estos años que llevamos nosotros la bodega ha tenido un reconocimiento mundial que hasta entonces no había tenido. Cuando mi padre la compró exportábamos a 4 ó 5 países, y de casualidad, sin embargo, hoy lo hacemos a 150 países de todo el mundo. Nunca pensé en estar donde hoy estamos, pero fue lo que se fue desarrollando. A los pocos años nació Alión, después Pintia en Toro, Tokai, Macán, y así hasta tener cinco bodegas y ser la marca más reconocida en España en todo el mundo.

¿Cómo ha llegado a ser el vino más reconocido de España?

Hay una cultura del vino en España desde hace 40 ó 50 años donde se mezclan varios aspectos en el producto. Curiosamente, antes el vino era un producto de alimentación, pero poco a poco fue entrando la llamada ‘cultura del vino’ proveniente de Francia. La gente ya no bebe porque sea un producto de alimentación diario, sino que bebe menos pero más lo que le gusta. Eso se ha ido acentuando y cada vez hay más gente dispuesta a pagar más por lo que consume, a nivel general, no solo en el vino. En Vega Sicilia se han juntado otros factores, no hace mil botellas de un vino, hace mucho vino, pero es fruto de toda una historia desde 1864 y de un prestigio que la marca ha ido ganando durante muchísimos años. Cuando en España llega la cultura del vino nosotros ya estábamos ahí arriba, era una bodega que, aunque no fuera muy conocida en el mundo, quien sabía de vinos sabía de Vega Sicilia. Tenía ya un prestigio, ganado por la calidad, por lo que no creo que haya otra historia ya que hace 150 años no existía el marketing. Eso también se ha unido a la consistencia de la calidad año tras año y a que Vega Sicilia ha querido hacer cada vez mejor vino.

¿Cómo explicaría a alguien ajeno a este mundo del vino por qué un Vega Sicilia pueda llegar a costar cientos y miles de euros?

Hay mucha gente que me dice que Vega Sicilia es barato para la calidad que tiene, yo pienso que no es tan barato -se ríe-. Estos vinos caros se identifican con gente que tiene dinero y no creo que solo sea solo una cuestión de dinero: al que le gusta mucho el fútbol gasta un montón de dinero en seguir a su equipo. Tengo clientes que compran tres botellas al año, es algo de dinero al año, pero no una fortuna. Es un tema cultural, igual no puedes tomar diez veces al año angulas, pero un día, si tienes el capricho, te lo puedes permitir. No hace falta ser super millonario para eso, y con el vino pasa igual. El precio es fruto de la calidad constante, de muchos años de trabajo, del poco a poco. Hoy en los medios de comunicación solo vemos los grandes éxitos de empresas que lo hacen en muy poco tiempo, pero creo que el 99% de los negocios es una cuestión de trabajo, esfuerzo, tiempo y no hay más fórmulas ni secretos.

¿Cuánta responsabilidad del éxito de Vega Sicilia se atribuye?

Las cosas casi nunca son de casualidad, pero a veces se dan circunstancias que se juntan y que hacen que pueda ser posible. Mi padre tenía diferentes negocios, a mí me deja y me encarga esto y yo tuve la libertad de hacerlo. Desde el punto de vista familiar fue sencillo y nunca me dijeron que no a todo lo que íbamos haciendo. Me enamoré de mi trabajo, pero mi familia me dio libertad para hacerlo. También es verdad que no lo debía de hacer muy mal, si no no me hubieran dado tanta libertad. De alguna manera, aunque mi familia este detrás, yo he sido el inspirador de todo esto y con muchos años, esfuerzo, equivocaciones y aciertos estamos donde estamos.

Se dice de usted que es un hombre paciente, pero agresivo en los negocios, ¿qué cualidades suyas le han llevado hasta aquí?

El mundo del vino ha estado y seguirá estando sujeto a modas. Yo he tratado de marcar un camino desde el principio y seguirlo y, evidentemente, si veía que me equivocaba en el camino lo modificaba. Pero Vega Sicilia ha sido fiel a su personalidad. Puede gustarte más o menos, pero es un vino con una gran personalidad y sabes sus características, en eso siempre he tratado de mantener una línea, por encima de las modas. Las modas te tientan y en eso he sabido mantener una línea contra viento y marea, lo cual no es fácil muchas veces. Después de 35 años todas las mañanas me pregunto si realmente lo estoy haciendo bien o podemos hacerlo de otra manera. La libertad que he tenido, mi paciencia y mi seguridad en el camino que teníamos que seguir, quizás todo junto, ha hecho que estemos donde estamos.

¿Cuál es su mejor vino?

El mejor vino siempre estará por hacer y eso es lo bueno. El día que digas que no puedes hacer nada mejor probablemente será muy aburrido. Y eso es lo que hace Vega Sicilia. Siempre con la influencia de la cosecha, que es la parte que no podemos dominar, que nos obliga a corregir las producciones si queremos mantener la calidad a un nivel alto. Pero el mejor vino para ti es el que más te guste, no hay que darle más vueltas, si te presento un vino que te digo que es la octava maravilla del mundo y no te gusta, mal lo llevamos.



"La libertad que he tenido, mi paciencia y mi seguridad en el camino que teníamos que seguir ha hecho que estemos donde estamos"

Decía recientemente que espera jubilarse en 2024 pese a que tenga cuerda para rato, ¿cree que sabrá vivir sin Vega Sicilia tras una vida dedicada a esta bodega?

Sí, yo creo que llega un momento en que a mejor no vamos. Siempre digo que ni el hombre muy mayor ni las cepas excesivamente viejas dan el mejor vino, por mucho que digan. Nadie estará mejor con 100 años que cuando tuvimos 50. Hay una época en nuestra vida en la cual estamos dando todo, donde tenemos el balance de nosotros mismos. La grandeza de todo no está en los extremos, sino en el balance. Y llega un momento en que a más no vas a ir y si te quedas ahí lo único que haces es ir a menos. En fin, cuando cumples años no haces las cosas bien.

¿Ya se ve en ese punto?

He dicho que a los 70 años me retiraré de ser el primer ejecutivo, otra cosa es que siga como consejero o embajador, pero no creo que sea bueno que según pasen los años siga ahí, porque me equivocaré. Hay que retirarse cuando estás arriba, no cuando empiezas a caer. Cuando tienes años pierdes la perspectiva, te acobardas, y te cuestan más los cambios. El punto de la ejecución debo dejarlo por el bien de la empresa y el mío también.

 ¿Tiene ya prevista la sucesión de Vega Sicilia?

Estamos trabajando en ello. Es un tema que se está hablando y discutiendo en la familia en estos momentos. Honestamente, creo que, si somos una empresa familiar, la familia tiene que estar al frente. Tiene que haber un alma, por mucho que tengas un gran ejecutivo hay algo que en él no va a saber poner en comparación con lo que puede hacer la propia familia. Tiene que estar involucrado algún miembro de la familia, pero debe tener la capacidad, cabeza e inteligencia de poder llevar el barco adelante. En las familias los hay más tontos y más listos, más inteligentes y menos, pero hay que saber dar con la persona. Es una cosa que aparentemente parece sencilla, pero es de una gran responsabilidad para la persona que venga, porque no solo será juzgado por el mercado y el mundo del vino, sino por la propia familia. Es muy importante saber acertar con la persona que tenga que estar al frente.

La sucesión: "Tiene que estar involucrado algún miembro de la familia, pero debe tener la capacidad, cabeza e inteligencia de poder llevar el barco adelante"

¿A qué le gustaría dedicarse tras su retirada de la primera línea?

No tengo ninguna afición, no he hecho más que trabajar y además me gusta. Al principio me costará, está claro que esto es mi vida y lo ha sido durante toda mi carrera profesional. Dejar eso tiene que ser duro, no es fácil, pero tengo que entender que lo tengo que hacer. No sé qué haré, no tengo ni idea. Nunca me desvincularé del mundo del vino, pero otra es estar aquí tomando las decisiones permanentemente.

¿Trabajan en algún proyecto futuro que pueda ver antes de su retirada?

Proyectos futuros tenemos, que se puedan desvelar todavía no. Tratamos de hacerlo bien desde el principio y desarrollarlo nos lleva bastante tiempo. Desde el momento que decidimos tener una bodega lo primero es la viña y encontrar buenos suelos es muy complicado. El fracaso de mucha gente proviene de que tienen una finca en cualquier sitio, hacen un vino y dicen que está buenísimo, y eso no es verdad. Es una labor difícil y mucha gente se ha equivocado a pesar de ser grandes empresarios. A todo el mundo le gustaba tener una bodega, pero hay que ocuparse de ella como sus otros negocios y lo tienen que hacer bien.

Pablo Álvarez, entre las barricas de su bodega en Valbuena de Duero

Es un trabajador incansable. Cuando le preguntan por qué viaja tanto si lo tiene todo vendido, responde que tiene todo vendido precisamente porque viaja tanto… ¿El éxito le ha pillado siempre trabajando?

Siempre he creído que hay que moverse. Y echo en falta algo que tenemos los españoles, que no sé definirlo, que hace que no tengamos la valentía de movernos, pero hay que ir y enseñar lo que haces. Si no te conocen, nadie te va a comprar tu producto. Viajo varios meses al año y veo a franceses e italianos que se mueven fantásticamente bien. Sin embargo, hay algo en la mentalidad delelel español que nos impide hacer eso. Pongo el ejemplo del aceite, porque conozco gente en América que cree que el aceite es italiano, cuando solo Jaén produce el 25% del aceite mundial y España es el mayor productor de aceite del mundo, pero mucha gente no lo sabe. El agricultor español ha preferido vender el aceite antes de meterse ellos en el tema comercial. Igual ha ocurrido con el vino: como se consumía en España tampoco se movía mucho. España produce magníficos vinos y tenemos que movernos, no hay que inventar la pólvora, pero hay que viajar y enseñar lo que haces, es una labor de muchos años. Ahora Vega Sicilia es la marca más conocida en el mundo de España en productos de consumo.

Además, España es uno de los países con más producción de vino y sin embargo tiene el precio medio del vino más barato ¿qué tenemos que aprender en ese sentido de otros países?

Francia ha creado la cultura del vino, si estamos aquí es porque ellos lo crearon, pero voy mucho a ese país y siempre vuelvo con una sana envidia porque veo que nos queda mucho por hacer. Y lo digo yo que quizás seamos la única marca española que los franceses respetan por encima de todo. En España nunca se han hecho vinos tan buenos como ahora, pero siempre han tenido fama de vino barato, un poco normales y eso lo tenemos que cambiar nosotros, nadie nos va a cambiar eso por nosotros.

Sin ir más lejos, ¿debería mirarse Ribera del Duero en el espejo de La Rioja?

En todos los sitios se aprende lo que hay que hacer y lo que no hay que hacer, por eso hay que conocer. La Ribera del Duero es un bebé comparado con La Rioja, ya que es una zona mucho más desarrollada y conocida en el mundo. En el año 82 había cuando se crea la DO Ribera del Duero había 14 bodegas, hoy hay 307. El desarrollo que ha tenido esta zona ha sido tremendo, pero también es verdad que cuando la Ribera tuvo el gran boom murió de éxito. Todo el mundo pensaba que era llegar aquí, hacer Vega Sicilia y vender más caro que nosotros. Es como cualquier negocio, cada día es más difícil sacar adelante una bodega. Ribera atravesó años donde la calidad fue bastante regular, pero empezó a cambiar hace años y cada vez hace mejores vinos.

Y en cuanto al enoturismo, ¿está preparada Castilla y León para que este sector sea punta de lanza del sector turístico?

El enoturismo es bueno para la región, que la gente venga aquí, que haya bodegas como Protos, que la ha hecho un arquitecto famoso. El que viene a ver una bodega no viene solo a eso, viene al hotel, va a comer a un sitio bueno y eso mueve mucho la economía.

¿Pero cree que se está haciendo bien?

No sé si se hace bien o mal, pero se está haciendo y es una labor de tiempo. El español ha tenido el concepto de que las bodegas son un sitio donde entras, visitas, te dan vino…pero sin cobrar. Y eso en otros sitios del mundo no es así, como es el caso de Napa Valley en California, ellos lo han sabido hacer mejor que nosotros. La mentalidad española es que aquí te tienen que invitar a todo, aunque ya está cambiando. Quizás debiéramos ir más rápido o haber empezado antes. En el caso de Vega Sicilia nosotros no tenemos vino para vender y la mantenemos cerrada al público, pero es bueno que se desarrolle. En la zona tenemos ahora tres restaurantes con Estrella Michelin, un gran hotel como Abadía Retuerta y todo eso ayuda para atraer a la gente, porque esta cultura del vino y la gastronomía se va a seguir desarrollando.

"Echo en falta algo que tenemos los españoles, que no sé definirlo, que hace que no tengamos la valentía de movernos. Si no te conocen, nadie te va a comprar tu producto"

Cambiando de tema, en los últimos tiempos deportistas de élite como Neymar, Messi o Lebron James, artistas y políticos han subido a redes sociales fotos disfrutando de sus vinos, ¿Vega Sicilia necesita de esta publicidad?

Es una publicidad muy buena. Eso sí, no mandamos caja a ninguno y no hemos pagado nunca nada. Es bueno que gente con tantísimos millones de seguidores lo comparta en sus redes sociales y que se le quede en la cabeza al menos al 5% de esos.

¿Cuándo y para celebrar qué se abre usted un Vega Sicilia especial?

Para disfrutar de él con alguien. No solo es el placer de beberlo y sus sensaciones, sino que es importante el compartirlo con alguien que le guste y lo aprecie.

¿Bebe a diario Vega Sicilia o también de la competencia?

A diario no bebo vino, así como mi mujer sí lo bebe. Bebemos de muchos vinos, porque también es bueno y quiero probar lo que se hace. Hay grandes vinos que me gustan y algunos que envidio. No podremos ser como un Borgoña, pero hay grandes de estos vinos que son obras de arte y claro que me gustan.

¿Es crítico con sus vinos? ¿Ha probado Vega Sicilia que no le han gustado?

Sí, trato de ser crítico porque es fundamental. Me parece estupendo que hagamos el mejor vino del mundo, pero también quiero tener a gente que nos diga la verdad y lo que honestamente piensan si creen que hay defectos. En esto y en cualquiera de los negocios. Cuando he cogido a gente para la empresa trato de que sea de fuera del sector del vino porque creo que una persona de fuera aporta una visión diferente. Si estás aquí metido siempre parece que estás con las antiojeras puestas y te impide tener una visión de conjunto que es fundamental. Cuando estoy con gente les pido que no me den la palmadita de lo buenos que somos, les pido que me digan lo que realmente les parece el vino. Aunque puedan estar equivocados, pero escucho lo que me dicen, lo analizo y hay veces que tienen razón y otras no.

Hemos vivido tiempos difíciles con el Covid, ¿cómo ha afectado la pandemia a la venta de vinos de lujo como Vega Sicilia?

Durante todo el año pasado estuvimos barajando hasta el verano el no vender un 15-18% de nuestra producción, pero según fue avanzando la pandemia fue cambiando. Finalmente, en noviembre habíamos vendido todo y se agotaron todos nuestros vinos españoles. Este año hemos notado incluso más demanda. Nosotros no dependemos mucho de los restaurantes, solo un 10%, y el mercado de clientes particulares y el comercio seguía demandando más, la gente bebía buenos vinos con esa mentalidad de beberse lo mejor por si las moscas. En marzo teníamos todo el vino adjudicado. El año pasado en la pandemia a nivel internacional hubo incertidumbre, pero este año las exportaciones se han vuelto a equilibrar y en muchos casos han aumentado. Seguimos teniendo más demanda que oferta y esa, por suerte, es la realidad.