Los consejos de Administración de Unicaja y Liberbank han oficializado esta tarde en sendas reuniones los contactos para analizar una potencial fusión dando luz verde para la contratación de los correspondientes asesores, según indicaron a Servimedia fuentes al corriente de las reuniones.

Unicaja se apoyará en PwC, Mediabanca y Uría y Menéndez, como asesores para la 'due diligence', como banco de inversión y firma legal. Liberbank contará a su vez con Deloitte, Deutsche Bank y Ramón y Cajal. Repiten así con las mismas firmas en las que ya se asistieron cuando analizaron su unión el pasado año, sin llegar entonces a un acuerdo de fusión por varios escollos que ahora parecen salvados.

Las entidades había reconocido el pasado día 5 que había retomado los contactos dentro del proceso habitual de analizar "potenciales oportunidades de inversión u operaciones corporativas que pudieran resultar de interés para todos sus accionistas". Para entonces los consejos de administración estaban informados, pero no se habían pronunciado y no habían autorizado aún lanzar formalmente el proceso poniendo el análisis de la potencial concentración en manos de los asesores externos.

A partir de ahora se abre el periodo para esa auditoría o 'due diligence' donde volverán a intercambiarse información, aunque los bancos ya conocen bien sus balances, un proceso susceptible de consumir varias semanas.

Su unión daría lugar a la quinta entidad en el mapa español por volumen de activos. Ambos entidades han retomado sus contactos tras lanzarse la fusión entre Bankia y Caixabank y ante la demanda del Banco Central Europeo (BCE) de fusiones en el sector para encarar mejor la crisis del COVID.

Unicaja y Liberbank ya exploraron una operación de concentración durante varios meses en el ejercicio 2018 y la descartaron entrado el 2019 por desavenencias en la valoración de las entidades y por la participación que en el nuevo grupo conservarían sus accionistas.

Unicaja defendió desde el principio controlar el 60 por ciento del capital en atención a los fundamentales de ambas entidades, mientras que Liberbank, disconforme con sólo un 40 por ciento, trató de elevar su cuota hacia más cerca del 45 por ciento.

El nuevo grupo iba a conservar la sede en Málaga de Unicaja y Manuel Azuaga continuaría como presidente, manteniendo como ‘número dos’ a Manuel Menéndez, consejero delegado de Liberbank. En el cuadro de mando trazado Unicaja se garantizaría la presidencia dando Azuaga el relevo cuando se retire -este año cumplirá 72 años- a otro ejecutivo de la malagüeña.

Entre los aspectos que hizo naufragar las conversaciones figuró también el deseo del Banco Central Europeo de que el grupo resultante conservarse la mejor solvencia de ambos bancos, obligándoles a plantear una ampliación de capital, mientras que ahora ha flexibilizado sus condiciones para favorecer las fusiones.