El Comité de las Regiones, que se desarrolla en esta ocasión de manera semipresencial, ha incluido en el orden del día de su 139 Pleno la propuesta temática planteada por la Junta de Castilla y León, acerca del presente y futuro del sector de la automoción; de un modo concreto, los riesgos de la actual crisis económica en las regiones dependientes de la industria automovilística.



Carlos Aguilar ha expuesto, ante el resto de representantes políticos de regiones europeas, que la industria en nuestro continente está enfocada principalmente a vehículos que utilizan combustibles derivados del petróleo, mediante energías cada vez más limpias. Existen varios aspectos preocupantes en relación con la tecnología eléctrica, y el director general de Acción Exterior de la Junta de Castilla y León ha enumerado algunos de ellos: Europa no controla la industria de baterías -que representan el 30 % del coste de un vehículo eléctrico; el control del litio está en mano de otras potencias; la fabricación de un vehículo eléctrico precisa de menos mano de obra -se estima que es un 30 % menos-; y que, también ha de tenerse en cuenta, que una disrupción abrupta podría generar deslocalización de la industria.



Ante el contexto futuro descrito y manifestado, Castilla y León ha planteado que “hay que ayudar de verdad a la industria de automoción a actualizarse y ofrecerle el tiempo suficiente, o pensar en preparar ya un fondo de Transición Justa para las regiones que dependen de la industria de la Automoción, tal vez mucho más grande que el que se plantea para el carbón”, ha señalado Carlos Aguilar.



Neutralidad tecnológica



Desde Castilla y León se ha trasladado en el debate celebrado hoy que los objetivos de bajada de emisiones deben hacerse desde la neutralidad tecnológica. Y a este respecto, Aguilar ha alertado sobre los riesgos de “una transición ecológica demasiado agresiva o que penalice a unas tecnologías sobre otras, que destruirá empleo en muchas regiones de Europa”. La transición debe estar precedida y acompañada por ayudas a la industria para invertir en modernizar las fábricas actuales, para que los fabricantes no se vayan a terceros países, cuestión que supondría para muchas regiones un grave problema.



En su exposición ante el Pleno, el director general de Acción Exterior se ha referido expresamente al peso económico que representa la automoción no solamente en España, sino también en diversas regiones europeas como Lorena y otras regiones del norte y este de Francia; Baviera, Baden-Wurtemberg y otras regiones de Alemania; Turín y otras zonas de Italia; Austria… La alusión al impacto de la crisis económica y la transición ecológica que afecta y afectará a Europa no se circunscribe exclusivamente a las casi 200 factorías de fabricantes de automóviles, sino también a su repercusión en todas las empresas auxiliares que fabrican componentes, que desaparecerían.