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Castilla y León ha superado, como anunciaba la consejera de Educación Rocío Lucas el pasado 7 de noviembre, el centenar de profesores honoríficos en la Comunidad. Una figura que busca fortalecer el modelo de formación docente en la región, sustentado en la cooperación, la innovación educativa y también el trabajo en equipo.

De esta forma, durante el curso 2025-2026, la Consejería de Educación va a volver a contar con la valiosa participación de educadores jubilados con una amplia y reconocida trayectoria profesional que, de forma voluntaria, quieran seguir aportando su experiencia al sistema educativo.

“Es un reconocimiento a quienes quieren seguir aportando ese granito de arena, conscientes de que la experiencia, el conocimiento y la vocación que atesoran son valores a los que la buena educación no puede renunciar. Son docentes que, tras toda una vida dedicada a la enseñanza deciden seguir colaborando de forma voluntaria. Un ejemplo de generosidad y amor a su profesión y vocación”, destacaba Rocío Lucas.

Uno de esos profesores honoríficos es Ignacio María García López-Dóriga, más conocido como Nacho. Nació en Santander (Cantabria), se ha criado en Salamanca y desde 1996 reside en Valladolid. Tiene, en la actualidad 61 años.

Es licenciado en Ciencias Biológicas por la Facultad de Biología de la Universidad de Salamanca (1982-1987) y cuenta con un Máster en Informática por la Universidad Pontificia de Salamanca (1987-1990). Ha impartido la docencia, de forma ininterrumpida, durante 34 años, ni más ni menos.

Amante de la lectura, de la naturaleza, del baloncesto y del belenismo, aún jubilado, contribuye, como profesor honorífico con un interesante proyecto, de forma altruista en el IES Las Salinas de Laguna de Duero.

Imagen de Nacho con los más pequeños explicando su brillante proyecto Fotografía cedida a EL ESPAÑOL de Castilla y León

La vida de Nacho

Me considero una persona honesta, responsable, con una gran capacidad de trabajo, creativa y servicial. Muy hogareña y a la que le gusta mantenerse en un segundo plano, pasar desapercibido, vaya”, asegura en declaraciones a EL ESPAÑOL de Castilla y León.

Nació en Santander y ha pasado toda su infancia y juventud en Salamanca hasta que establece su residencia en Valladolid, allá por el año 1996, cuando se casa con su mujer, Lourdes, también docente de la misma especialidad.

“Tuve una infancia feliz dentro de una familia de clase media en la que no me faltó de nada gracias al esfuerzo, trabajo y dedicación de mis padres. Cuando era pequeño quería ser muchas cosas, pero finalmente me decanté por estudiar Ciencias Biológicas”, explica.

Tras finalizar su carrera apostó por la docencia. Se puso a preparar las oposiciones, lo que compaginó con la realización de un máster en informática de tres años de duración.

Posteriormente comenzó a labrar su historia como profesor, que se prolongó durante 34 años. Casi nada.

34 años como profesor

“Empecé a impartir clase en octubre de 1990, en el IES Juana I de Castilla de Tordesillas, en Valladolid, como funcionario en prácticas. Nunca llegué a trabajar como profesor interino, ya que tuve la fortuna de aprobar las oposiciones, que en aquella época se celebraban pronto a nivel nacional”, nos explica.

Toda su carrera docente la ha desarrollado en la provincia de Valladolid. Completó dos años en Tordesillas, uno como funcionario en prácticas y otro en expectativa de destino ya como funcionario de carrera.

Le dieron destino definitivo en el IES Alfonso VI de Olmedo (Valladolid) donde impartió docencia durante 19 años, desde 1992 y hasta 2011. Finalmente se trasladó al IES Las Salinas de Laguna de Duero donde finalmente se ha jubilado, el pasado 4 de octubre de 2024, tras 13 años.

“En total han sido 34 años de carrera docente, 32 como profesor de enseñanza secundaria y dos como catedrático. Guardo un grato recuerdo. Me he sentido una persona querida y valorada, tanto por mis compañeros como por el resto de la comunidad educativa”, señala.

Sus logros y el sueldo

Nacho no duda en señalar que la docencia “es una profesión vocacional” y que “ha disfrutado de ella y del diseño, desarrollo y coordinación de multitud de trabajos, exposiciones y proyectos, tanto con alumnos como con profesores”.

“Uno de los momentos más gratificantes de mi carrera como docente fue cuando, en 2002, junto con mi hermano Juan Jesús y mi mujer Lourdes, ambos también profesores de Biología y Geología, ganamos el Premio Giner de los Ríos a la mejora de la Calidad Educativa en la Modalidad de Ciencias Experimentales y Matemáticas con el proyecto ‘Entre Pinos’, en Olmedo”, añade.

Lo menos gratificante, para él, ha sido “la adaptación a los continuos cambios de leyes educativas en las que cada vez tiene menos peso el trabajo y el esfuerzo” y “cada vez son mayores las tareas burocráticas”. “También me disgusta lo poco que se valora, por parte de la sociedad, la labor de los docentes. Se debe valorar más la gran calidad docente de Castilla y León”, añade.

“Si tenemos en cuenta los sueldos de los profesores de otras comunidades autónomas, no estamos entre los mejor pagados peses a ser una de las Comunidades que mejores resultados tiene en el informe PISA. Esto es gracias a la labor del profesor. Hemos sufrido una pérdida del poder adquisitivo superior al 20%”, añade.

Profesor honorífico y su proyecto

Para nuestro protagonista, ser profesor honorífico supone “un reconocimiento a la labor desarrollada a lo largo de 34 años de docencia” y “una oportunidad para seguir manteniendo el contacto con la educación” para “aportar la experiencia y los conocimientos acumulados a lo largo de su carrera profesional”.

“Me nombran profesor honorífico colaborador en octubre d 2024 a petición propia. Mi nombramiento se ha prorrogado, por primera vez, para el curso 2025-2026”, nos explica, y lleva a cabo un proyecto de quilates.

Lleva el nombre de ‘Espacio Expositivo Rever: un lugar para el encuentro’ y está desarrollado en el IES Las Salinas. Es una iniciativa de transformación educativa diseñada y coordinada conjuntamente con Manuel García Vázquez, jefe de Departamento de Dibujo.

Tiene tres objetivos, por un lado, transformar espacios. Por otro, incorporar profesionales al aula, y el último, la búsqueda de nuevos espacios de aprendizaje.

“Es un proyecto que se vio interrumpido por la pandemia. Sigue desarrollándose, en la actualidad, centrado en un espacio, el espacio expositivo Rever donde, de forma regular desde el curso 2022-23 y hasta la fecha se han mostrado las obras de 33 artistas, locales e internacionales, colectivos, alumnos, profesores y miembros de la comunidad educativa de diferentes disciplinas como la fotografía, pintura, papiroflexia, escultura y trabajos del alumnado. Esta abierto a todo el mundo”, apunta nuestro protagonista.

Se trata de uno de los pocos centros con sala de exposiciones en el propio centro y que está abierto en horario escolar.

Espacio Expositivo Rever un lugar para el encuentro Fotografía cedida a EL ESPAÑOL de Castilla y León

Es un espacio que sirve para fomentar la expresión oral, con vínculos a través del arte, También se celebran encuentros intergeneracionales e inclusivos. Cuenta con su propio espacio web y con seguimiento a través de las redes sociales. Ha recibido el Premio Cascajo entregado por el Ayuntamiento de Laguna de Duero como mejor proyecto educativo de la localidad durante el curso 2024-2025”, asegura Nacho.

Aportar su experiencia

“Busco aportar mi experiencia y seguir colaborando con el proyecto que, junto con Manuel García Vázquez y, ahora, con la colaboración de Alejandra Álvarez Pérez, profesora de francés, pusimos en marcha en 2016 para que vaya creciendo y siga cumpliendo los objetivos para los que fue diseñado”, añade.

Un proyecto que se mantiene en contacto con profesores y alumnos que mantiene a nuestro entrevistado activo y le permite seguir desarrollando su creatividad. También destaca el proyecto ‘Vínculos a través del arte’.

“Mi objetivo es seguir colaborando con el proyecto mientras tenga algo que aportar y me sienta útil. Cuando deje de hacerlo daré un paso a un lado. Cada año somos más los profesores honoríficos que no debemos olvidarnos de aquellos que, sin serlo, dedican su tiempo a colaborar en sus centros”, finaliza.