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Muchas estaban guardadas en almacenes, protegidas en cajas fuertes, colgaban en oficinas y prestigiaban despachos. Obras de arte que permiten reconstruir la historia de Castilla y León procedentes “de los antiguos Montes de Piedad, Cajas de Ahorros, instituciones de la acción social de la Iglesia o Sociedades de Amigos del País que, como movimientos ilustrados, tenían un enorme apego al territorio y fueron conformando colecciones patrimoniales muy interesantes”.

Así explica Raúl Fernández Sobrino, director de Cultura y Patrimonio de Fundos, cómo se fue creando la actual colección de la fundación. Casi 14.000 piezas que, después de muchos años de trabajo, están preparadas para vivir una auténtica revolución.

Una nueva vida “que actualiza y adapta al siglo XXI las necesidades de este patrimonio heredado, con un modelo de gestión cultural y patrimonial que creemos moderno”.

Obras expuestas en Casa Botines de León. Fundos

Se trata de la colección artística y documental privada más completa de Castilla y León, la más relevante a excepción del patrimonio global de la Iglesia en la comunidad autónoma. En muy pocos meses se gestionará desde un nuevo centro en León, concebido para convertirse en el primer gran centro de patrimonio privado de España.

Se llama Fundos Estudios y pretende un ambicioso cambio de modelo para “en los próximos dos años” desempolvar la colección con una gestión profesional que permita “un ente vivo que participe en la vida cultural de nuestra comunidad autónoma y de otras comunidades autónomas”, subraya Fernández Sobrino, en vez de “estar guardada en despachos”.

Un legado oculto que sale a la luz tras años de investigación

Francisco de Goya, Luis de Morales, Raimundo de Madrazo, Salvador Dalí, Joaquín Sorolla, José Vela Zanetti, Antoni Tàpies o Eduardo Chillida. Son solo un pequeño ejemplo de la lista de ilustres artistas de los que se custodian obras en la colección Fundos.

Carlos Varela Fernández, conservador jefe de Fundos, es contundente: “Creo que es la colección más completa que cuenta, de alguna manera, el panorama artístico y patrimonial de Castilla y León, con piezas del siglo XII al siglo XX”.

En total, casi 14.000 piezas. Entre ellas, 2.000 esculturas, 1.000 obras gráficas, 120 dibujos o 700 piezas de distintas artes decorativas como mobiliario histórico, vidrieras o textiles. Además, el fondo etnográfico de 8.000 piezas que se expone en el Museo Etnográfico de Castilla y León (Zamora), el fondo Gaya Nuño de 300 piezas que se conserva en Soria y un amplio archivo documental de gran valor histórico.

Obra de Francisco de Goya de la colección Fundos Fundos

“Estas instituciones y las cajas que les sucedieron no solo se encargaban de proveer créditos sociales a través de los Montes de Piedad, sino de mantener escuelas, obras caritativas, concursos, proveer becas de bellas artes… Tenían una actividad muy densa en épocas en las que la presencia del Estado era muy secundaria, de tal manera que sus archivos son muy interesantes porque contienen la vida de las respectivas provincias”, detalla Raúl Fernández Sobrino para dar a entender la actividad social y de mecenazgo que permitió atesorar un patrimonio tan grande.

Para Carlos Varela, “su gran valor es que permite una lectura bastante completa del arte en España, fundamentalmente desde el siglo XV hasta el siglo XXI. Además, se centra mucho en Castilla y León, siendo la única colección que hay en la comunidad autónoma que permite esto junto con la de la Junta de Castilla y León, pero esta es bastante más completa en número y en cronología. Permite hacer esa lectura del arte en los territorios, en las nueve provincias de la comunidad autónoma”.

Durante los últimos años, la labor más compleja ha sido poder inventariar y catalogar una colección enorme, dispersa y mal documentada. De esa labor de conservación y restauración se encargan jóvenes leoneses.

Sara Castañón Martínez y Federico Arias Ortiz han podido desarrollar, como la mayoría del personal de Fundos, su carrera profesional en su tierra gracias a este atractivo proyecto. “Estar aquí ha sido un golpe de suerte, estar en el lugar preciso en el momento oportuno”, confiesa Sara. “Nunca me imaginé que iba a hacer un inventario de cero, eso es muchísima responsabilidad, pero muy gratificante”.

Porque llegar hasta hoy ha supuesto una labor de auténticos detectives del patrimonio. “Hemos encontrado obras que ni siquiera estaban inventariadas, que se fueron adquiriendo en los últimos años de la caja y eran piezas cuya historia estaba completamente perdida”, relata esta joven conservadora.

Obras expuestas en Casa Botines de León. Fundos

“Es como si te encuentras por la calle a una persona que no tiene ni DNI, ni documentación, ni nada de nada; pues no sabes nada de ella. Y esto ha pasado con muchas piezas. Ha sido complicado investigar toda la documentación, saber de dónde llegaron las piezas, por qué estaban ahí e ir completando toda su historia”.

Y al recuperar el pasado de todas esas obras de arte y abrir almacenes, fueron llegando sorpresas casi a diario. Según Sara Castañón, “sorpresas tenemos realmente todos los días. Al estar con obras y restaurarlas, siempre hay sorpresas”.

Entre ellas, algunas de gran valor histórico, como el mobiliario original de la Casa Botines. “Apareció parte del mobiliario original que tuvo el edificio, y eso pues obviamente fue una grata sorpresa. Aparte de tener el valor artístico que tiene como mobiliario, tiene el valor histórico de haber formado parte de la Casa Botines primitiva, la original. Es decir, de cómo vivían en aquel momento y de lo que hizo Gaudí en el siglo XIX”, explica Carlos Varela.

El primer gran centro de patrimonio privado de España

Este otoño, Fundos dará el siguiente paso para poner a disposición de la sociedad este ingente patrimonio cultural. Ultima el que está llamado a ser el primer gran centro de patrimonio privado de España.

Ubicado en Trobajo del Camino (León), se llama Fundos Estudios, tiene más de 1.100 metros cuadrados y, según detalla Raúl Fernández Sobrino, “es un edificio con diversas unidades modulares para conservar las diversas tipologías de patrimonio cultural que conservamos.

Allí va a estar la colección y el cambio de modelo que finalizaremos en los próximos años consiste en que una colección que solo se mostraba en su época en despachos o estaba en cajas fuertes, y con la que puntualmente se hacía alguna exposición, pues esa colección va a tener una gestión profesional”.

Porque hasta ahora solo se enseña al público una pequeña parte en la Casa Botines, los fondos expuestos en el Museo Etnográfico de Castilla y León de Zamora y el Centro Gaya Nuño de Soria, y en exposiciones temporales tanto organizadas por la fundación como piezas cedidas a otras instituciones culturales.

Trabajos de restauración de una obra de la colección Fundos. Fundos

Pero con el nuevo centro todo cambiará. Será una vida nueva. Con la colección inventariada y bien conservada, según Raúl Fernández Sobrino, “va a pasar a ser un ente vivo permitiéndonos que la totalidad de las obras puedan ser difundidas y que podamos, a través de una página web que se creará, difundir todas las obras que poseemos y su documentación, y que estén conservadas en las debidas condiciones para fotografiarse, digitalizarse, prestarse y estudiarse.

Las obras podrán participar con mayor fluidez en exposiciones de producción propia o muestras temporales”. Unas instalaciones pioneras en España con servicios de restauración, laboratorio, investigación y documentación.

Para el conservador jefe de Fundos supone “una visión global, integral, de 360 grados, que permite gestionar la totalidad del patrimonio de la fundación con un modelo bastante coherente desde el punto de vista tanto del trabajo como de la inversión. Porque, obviamente, al centralizar todas las colecciones y todo el trabajo con ellas en el mismo espacio, unimos a todos los profesionales que intervienen ahí. Personal de registros y documentación, archiveros, documentalistas, gente de biblioteconomía, restauradores, fotógrafos, comisarios y los especialistas conservadores que van a ir a consultar obras”.

“En ese centro lo que se va a hacer es conservar las piezas, que las piezas puedan estar almacenadas correctamente, que tengan su espacio, que tengan unas condiciones ambientales óptimas para que no sufran, que estén revisadas periódicamente, limpias y controladas. Va a ser un paso de gigante en el ámbito de la conservación para una colección que lo necesita y que lo merece. Luego también va a ser muy importante en el ámbito de la investigación, porque al final va a haber un centro de investigadores y va a estar centralizada allí toda la documentación referente a la colección”, añade Castañón.

Toma entre sus referentes el centro de patrimonio de la Junta de Andalucía, con sede en Sevilla y considerado el gran modelo a nivel europeo. Aunque Fundos Estudios es “uno de los primeros de titularidad privada que se van a abrir en España, porque la Caixa lleva tiempo queriendo abrir el suyo, pero creo que no han terminado de gestionarlo”, subraya Varela.

Se inicia una nueva etapa luminosa para esa colección todavía bastante desconocida y que, según los restauradores, deparará más sorpresas.

Para Sara Castañón “al coger una obra para tratarla, siempre, siempre descubres algo nuevo. Y más en una colección que hasta ahora no ha estado gestionada, digamos, por profesionales. Falta muchísimo por estudiar de ella. Sorpresas tenemos para hoy, para mañana y para dentro de muchísimo tiempo”.

“Nosotros en el mundo del patrimonio siempre pensamos en el futuro, en las generaciones que van a venir. Entonces, en parte se siente esa responsabilidad grande. Pensar que lo que tú estás haciendo ahora, con tus criterios, con tu formación, hasta donde llegas de alguna manera, pues va a ser lo que dentro de muchos años, incluso siglos, los hombres del futuro van a recibir”, reflexiona Carlos Varela. “Es una gran responsabilidad, pero también un privilegio”.