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Mientras el sur y el este de la Península se recuperan de un episodio meteorológico excepcional que ha dejado lluvias torrenciales y avisos rojos, Castilla y León se prepara para un escenario distinto pero igualmente severo.

Según el análisis de Samuel Biener, climatólogo de Meteored (Tiempo.com), la Comunidad afrontará un inicio de año marcado por una "breve estabilización" que, lejos de traer alivio térmico, intensificará el frío y las nieblas engelantes en todo el interior.

Tras el paso de la borrasca por el Estrecho, que aún hoy dejará aguaceros en el Mediterráneo, el centro peninsular quedará bajo la influencia de una pequeña dorsal atmosférica. Este fenómeno favorecerá una caída drástica de los termómetros en las noches de Nochevieja y, especialmente, en Año Nuevo.

Las heladas ganarán extensión e intensidad, con temperaturas que se situarán muy por debajo de lo habitual para estas fechas. En algunas provincias como Soria, se esperan valores cercanos a los -5 °C, un frío que se extenderá por gran parte de la meseta.

Uno de los mayores riesgos para los desplazamientos por carretera durante estos días festivos será la presencia de nieblas localmente persistentes. Meteored advierte de que estos bancos de niebla podrían ser "engelantes", lo que significa que la humedad se congelará al contacto con las superficies, creando placas de hielo en el pavimento.

Estas condiciones complicarán la movilidad en los valles del interior de la comunidad, donde la visibilidad será reducida durante las primeras horas de la jornada y, en algunos puntos, durante todo el día.

Sin embargo, la estabilidad será efímera. Los modelos predictivos apuntan a un "vuelco" en el tiempo a partir del viernes debido a un choque de masas de aire. Una borrasca atlántica llegará por el oeste peninsular y cruzará España durante el fin de semana.

La formación de un potente bloqueo atmosférico en el Atlántico Norte podría forzar la interacción entre aire templado subtropical y masas de aire polar o ártico sobre la Península.

Esta configuración abre la puerta a un episodio de gran inestabilidad en Castilla y León para el cierre de las fiestas. Aunque existe incertidumbre sobre la trayectoria exacta del temporal, no se descarta que tras las lluvias generalizadas del fin de semana se produzca un descenso térmico posterior que traiga la nieve a cotas relativamente bajas coincidiendo con la llegada de los Reyes Magos.