Mantener limpios los mares, una tarea en la que todos tenemos un papel activo

Una limpieza en una playa desvela hasta qué punto es preciso actuar y sensibilizar a la sociedad sobre el problema. Los niños tienen un papel básico en esta tarea

La acumulación de residuos amenaza ecosistemas de todo el planeta, y al hablar de los océanos, que ocupan más del 70% de la superficie terrestre, el problema se multiplica. Es cierto que podemos ver suciedad en las playas, con lo que eso supone; pero cuesta hacerse una idea de lo que ocurre a miles de kilómetros de nuestras casas, y más aún pensar en los fondos marinos, en los que el equilibrio medioambiental es muy delicado y los restos que generamos como sociedad amenazan con su deterioro. En este contexto nace Mares Circulares, el proyecto integral liderado por Coca-Cola en España y cofinanciado por The Coca-Cola Foundation, mediante el cual se pretende paliar las consecuencias de este problema, se anima a pasar a la acción, y se insta a todos los actores de la sociedad a asumir un papel que les sitúe en parte de la solución.

La iniciativa ha agendado en este 2018 una serie de actividades de limpieza en 11 reservas marinas españolas y un entorno natural en Portugal, los fondos submarinos de los caladeros de 12 puertos y en hasta 80 playas y entornos acuáticos de toda la Península Ibérica, para los que ha implicado a un centenar de instituciones públicas, privadas y ONGs, a medio centenar de barcos pesqueros y a más de un millar de voluntarios.

Una de estas citas tuvo lugar en la localidad coruñesa de Boiro, en la que la Fundación Ecomar organizó una jornada de limpieza. En este caso, las manos que se prestaron a esta labor fueron las de los alumnos del colegio Santa María do Castro, en Cabo de Cruz. Ataviados con gorras y guantes para protegerse del sol de la mañana y de la suciedad que encontrarían, el grupo se puso manos a la obra. La limpieza tenía tres focos: dos pequeñas porciones de playa adyacentes al puerto deportivo en las que se mezclan arena y rocas, y otra un poco más alejada de las primeras, una cala arenosa desde la que se puede contemplar el núcleo principal de Boiro al otro lado de la Ría de Arousa.

El compromiso de devolver algo a la sociedad

Theresa Zabell es la presidenta y fundadora de la Fundación Ecomar. La asociación nació hace 20 años, coincidiendo con el final de su exitosa carrera deportiva, que incluye dos medallas de oro en Vela en Juegos Olímpicos (Barcelona’92 y Atlanta’96), hito inédito en nuestro deporte femenino. Tras dejar su actividad profesional, reconoce, “eres consciente de que has cumplido tus sueños, en parte, porque tienes una sociedad que te ha ayudado muchísimo y asumes el compromiso de devolver algo a esa sociedad”.

Ese sentimiento está en el ADN de su fundación y es lo que, desde hace más de diez años, acercó su camino al de Coca-Cola a la hora de hacer limpiezas conjuntas en playas de nuestro país. No obstante, el proyecto de Mares Circulares ha elevado el nivel de estos trabajos en cuanto a profundidad en sus actuaciones y, sobre todo, en la posibilidad de “llegar a más ciudadanos de España y Portugal” porque, como recuerda Zabell, “los residuos en el mar no tienen fronteras”.

La sensibilización y formación son claves en estas acciones, de ahí que la participación de los más pequeños sea vital para garantizar un futuro en el que los residuos que acaban en los mares sean únicamente un mal recuerdo. “Hablamos con pedagogos y nos situaron en torno a los 12 años como la edad ideal en la que, si tú siembras, cambias la forma de ver de estas personas ya para toda la vida”. “Además”, añade la presidenta de Ecomar, “estos niños llegarán a sus casas, contarán la experiencia a padres y hermanos, y generarán un cambio de conciencia en sus hogares”.

Trabajar con niños en torno a los 12 años es ideal porque llegarán a sus casas, contarán la experiencia a padres y hermanos, y generarán un cambio de conciencia en sus hogares

Theresa Zabell, presidenta de la Fundación Ecomar

Una cantidad de residuos “inverosímil”

Con esta idea, Theresa reúne al grupo antes de empezar para explicarles en qué va a consistir. Pero la charla es mucho más que una simple enumeración de tareas. Muy al revés, su tono didáctico atrapa a los niños mientras les recuerda -aunque la mayoría ya lo sabe- el color del cubo en el que deben depositar cada tipo de material que encuentren. Más o menos, todos lo tienen claro, aunque hay un color nuevo con el que no contaban: el blanco.

Lo que contendrán las bolsas y los contenedores de este color justifica una de las pretensiones de Mares Circulares, ya que están destinadas al PET, que este proyecto plantea reintegrar en la cadena de valor de Coca-Cola en España. Pero no adelantemos acontecimientos: aún hay que recogerlo.

El paisaje es idílico y el día acompaña. Además, excepto algún que otro resto disperso, no parece que la zona esté especialmente sucia. Sin embargo, el entusiasmo de los pequeños no ‘perdona’ nada y poco a poco, van acumulando todo tipo de residuos. La colección de artilugios que salen de estos peinados resulta significativa, a veces hasta “inverosímil”: uno de los niños se lamenta porque no es capaz de cargar con un neumático que estaba encallado en el espigón, por ejemplo.

Pero lo que enciende los ánimos es otro hallazgo. En un momento dado, uno de los alumnos empezó a llamar a su profesor para que viera “algo importante”. Y allá que fueron varios a comprobar que lo que había encontrado, y que de hecho estaba intentando sacar por todos los medios, eran los restos de una jaula de equilibrio usada por una lancha rápida y que yacía abandonada y semihundida entre las rocas. Ni corto ni perezoso, el pequeño se arremangó y se sumergió un poco en el agua para facilitar la labor. El resto del grupo, que por entonces ya jaleaba a su compañero, hizo el resto, y entre todos fueron capaces de sacar del mar los 11 kilos de herrumbre oxidada.

“El mejor aprendizaje es el que se practica”

Fue la anécdota más sonora de una mañana que, según uno de sus profesores, José Antonio Pérez ‘Antón’, los jóvenes vivieron “súper contentos”. Y aunque bromeaba con que tal entusiasmo quizá se debiera a que “preferían esto que estar en clase”, lo cierto es que todos se mostraron muy implicados desde el comienzo.

“El mejor aprendizaje es aquel que se practica, y eso lo podemos trasladar a cualquier faceta de la vida, no solo al ámbito puramente escolar”, aseguraba Antón. Por eso coincidía con Theresa Zabell en que la vivencia de la jornada “es una experiencia que les queda para toda la vida y que, además, ayuda a sensibilizar sobre el problema en sus casas”.

Y lo que contarían estos pequeños al regresar a sus hogares fue que, solo con sus manos y en un par de horas, fueron capaces de recoger decenas de kilos de residuos: casi una decena de sacos en los que se acumulaban todo tipo de restos que nunca debieron haber llegado a una playa o al mar. El resultado era sorprendente y despejaba las dudas sobre la presunta limpieza inicial del entorno: si en un espacio tan reducido y sin aparentes problemas se ‘ocultaba’ tal cantidad de material, no es difícil hacerse una idea de la magnitud del problema que amenaza las costas y los fondos marinos de todo el planeta.

Incluso para quien contempla cada día este escenario, la cantidad recogida parecía irreal. Manuel Fajardo es el presidente del Club Náutico Boiro; conocido como ‘Chicolino’, es una persona muy conocida en la localidad y una de las que mejor conoce la zona. Explicaba que, “aunque los críos están muy sensibilizados, el problema en estas zonas costeras es la sensibilización de los adultos, que consideran el mar como un punto de trabajo y no de diversión, por lo que no le dan la importancia debida”.

El problema en estas zonas costeras es la sensibilización de los adultos, que consideran el mar como un punto de trabajo y no le dan la importancia debida

Manuel Fajardo 'Chicolino', presidente del Club Náutico Boiro

“No tiene sentido tirar nada al mar”

De ahí que iniciativas como la puesta en marcha en Boiro por Mares Circulares en colaboración con la Fundación Ecomar “sean muy importantes para nosotros porque somos un pueblecito pequeño y en el que existía esta demanda social desde hace mucho tiempo y nadie la ponía en marcha”. Ahora, ‘Chicolino’ espera que esta limpieza “marque un antes y un después; que la gente, cuando vea ahora la costa y la dársena limpia, se mentalice y vea que no tiene sentido tirar nada al mar porque si ves una cosa limpia, la mantienes, pero si la ves sucia, la abandonas”.

Ese es uno de los objetivos, no dejar los océanos abandonados y actuar ya para revertir una situación que amenaza los ecosistemas más sensibles y la salud del entorno. El resto de metas son más tangibles y, a la luz del éxito de esta recogida en Boiro, accesibles: Mares Circulares pretende recoger durante sus actividades al menos 250 toneladas de residuos. El plástico PET recogido será reintegrado en la cadena de valor de Coca-Cola en España de acuerdo a la pretensión de fomentar la economía curcular.

Este aspecto es otra de las patas del proyecto, la parte más académica, que busca fomentar este nuevo concepto. Por una parte, con los estudios científicos que surgen a partir de los datos acumulados durante las recogidas y, por otro, con un concurso organizado por la Asociación Chelonia que premiará a la start-up que presente la mejor idea para solucionar el problema de las basuras marinas. Se trata de un abordaje integral a un problema que nos afecta a todos y que, entre todos, podemos ayudar a solucionar.

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