Me da mucha vergüenza que en estos tiempos que corren por la televisión española todavía haya alguien capaz de darle luz verde a un programa como La alfombra roja (Palace). TVE hizo el ridículo. Un ridículo espantoso por permitir, y sabiendo que ese iba a ser el desenlace de todo esto, que los espectadores se les echasen encima. Y con razón. La alfombra roja, el regreso de la pública a los tiempos de Noche de fiesta, fue un programa humillante.
El programa comenzó con la voz en off de José Luis Moreno. El productor marcó territorio desde un principio: aquel programa era suyo. Desde Noche de fiesta, Moreno no había vuelto a tener un papel en los guiones de sus programas, habiendo permanecido siempre a la sombra de sus producciones.
Siempre he aprobado el regreso de la música a la televisión, un género que no tiene suficiente espacio en la televisión española y necesario para generar industria. Pero no de esta manera. El programa que TVE estrenó este sábado se convirtió en todo lo anti televisivo habido y por haber. Un programa que deshonra los grandes avances que ha hecho la pequeña pantalla en estos últimos años.
TVE regresó a Noche de fiesta, aquel programa del que se han intentado separar en tantos titulares desde que se conociese la preparación de este proyecto. Regresaron las matrimoniadas, regresaron los pases de modelos, regresaron los amigos de José Luis Moreno, y regresó el checo. Un despropósito.
Las obras de teatro que se sucedieron durante toda la noche eran el mejor ejemplo de que lo estaba pasando por allí. Olía a rancio. A naftalina. Por allí se colaron guiones que demostraban grandes dosis de machismo, de humor faltón y que buscaba lo sexual como aliciente atractivo para el público.
La alfombra roja no se convirtió en un programa de culto a la música por el que se pasearon nuevos y grandes artistas. Por allí pasaron los de siempre: los consejos de Juncal Rivero, su anterior musa, el humor de Jaimito Borromeo, de Mari Carmen y sus muñecos... El entrevistado de la noche fue Francisco, asiduo compañero y amigo de Noche de fiesta, que ni siquiera se encuentra de promoción. Y es que los amigos, sin experiencia acreditada, siempre han estado muy cerca del productor en este tipo de programas.
“Sin la generosidad de TVE La alfombra roja no hubiese sido posible”, aseguró uno de los maestros de ceremonia al inicio de la noche. Tenía mucha razón. Y es que si aquí hay un culpable no es el que hace, sino el que permite hacer. Y TVE ha permitido que se emita por televisión un programa que ha dejado en ridículo a todos los profesionales de la pequeña pantalla. Y en TVE hay muy buenos profesionales.
En tiempos de El ministerio del tiempo, en tiempos de Cuéntame, en tiempos de Alaska y Segura es inadmisible que TVE se permita el placer de tener en plantilla un programa de televisión que les ridiculiza de esta manera. A los de fuera y a los que están dentro. Una tortura de tres horas y media que ya ha tenido su castigo: un 5,8% de cuota de pantalla. Y es que el moho, apesta.