Aún con la incógnita de en qué fecha se despedirá de la audiencia, Supervivientes 2020 encara de lleno una recta final que será tan atípicia y excepcional como la propia edición. Estamos ya en la decimocuarta semana de concurso y el programa anunció a los concursantes que, la de ayer, era la última gala en Honduras. Previsiblemente, los cinco concursantes que volverán a España para concursar en una casa rural, emulando así una Palapa Ibérica en la que podrán guardar una cuarentena antes de ser recibidos en plató por Jorge Javier Vázquez.

No ha parado en todos estos meses de quejarse y echar la culpa a todo el mundo, menos a él

Uno de los más firmes candidatos a alzarse con la victoria en esta edición es Hugo Sierra. Como veníamos diciendo semanas atrás, el uruguayo no ha hecho méritos para tener ese hueco en la etapa final del concurso. Nada más empezar la gala, los concursantes disputaron el último juego de recompensa en Honduras y, como siempre, el ex de Adara e Ivana no hizo más que quejarse cuando todavía ni siquiera se sabía si había ganado o no el juego. Al final es el quejarse por el quejarse.

Sierra se quejó de que su juego podría estar manipulado para evitar que ganara. Mismo juego que Ana María Aldón había ganado dos minutos antes. Lara, que estará ya cansada la pobre de este tipo de actitudes propias de un patio de colegio, tuvo que socorrer al concursante para enseñarle cómo se jugaba, despejando así dudas de cualquier tipo de sabotaje.

Ese es precisamente uno de los motivos por los que Hugo no puede ganar el reality: no puedes acusar a la organización de ir en tu contra cuando no es verdad. Y no sólo eso, es que no ha parado en todos estos meses de quejarse y echar la culpa a todo el mundo, menos a él. Ahí demuestra lo poco generoso y agradecido que es con el programa que le está dando de comer.

Me quedan ganas de ver a Elena en otro reality porque sé que no defraudaría

A continuación se produjo la última expulsión en Honduras. La audiencia decidió dejar fuera de la recta final a Elena, madre de Adara. Sinceramente, no fue nada justa esta expulsión. Debo confesar que cuando se supo el casting, no confiaba para nada en ella, la creía un personaje con un perfil muy bajo que iba a pasar desapercibida. Sin embargo, y contra todo pronostico, me ha sorprendido semana tras semana. La madre de Adara era una de las candidatas firmes a ganar esta edición y se lo hubiera merecido más que Rocío Flores o Hugo Sierra, que tienen dos plazas en la final.

Elena ha sido una superviviente impecable, una buena compañera, particularmente el dúo que hacía con Ana María era enternecedor, ha crecido como persona confesando lo mal que lo pasó y, sin duda, nos ha brindado surrealistas y cómicos momentos como el de los churros, el de la lasaña o el de Beladqued. Ha sido una muy buena concursante y me quedan ganas de verla en otro reality porque sé que no defraudaría. Si pudiera resumir el concurso de Elena en una frase sería: sin evolución no hay crecimiento, y sin crecimiento, no hay victoria. Le ha faltado lo último, se lo hubiera merecido.

Mal perder, pero también mal ganar

A continuación se disputó el último juego de líder entre Ana María y Hugo, y quien ganara se convertiría en finalista del concurso. Tras aguantar como una jabata, Ana María cedió y acabó ganando Hugo. Al caer al agua, el uruguayo protagonizó una escena que, particularmente, me dio bastante vergüenza ajena. Es el claro ejemplo de una persona con mal perder, pero también con mal ganar. El perfil de Hugo es realmente digno de estudio, ese tipo de persona exageradamente egoísta y prepotente que se esconde detrás de una falsa humildad.

El ex de Adara ha sido uno de los peores concursantes de esta edición: ha pecado de mal compañero, de egoísta, de falso, de tramposo y de una inmensa soberbia. Está convencidísimo de que ganará Supervivientes 2020 tras salvarse no sé cuantas semanas seguidas. Pero, que un perfil como Hugo haya conseguido llegar a la final de un programa de tanta categoría como Supervivientes, es realmente insólito. Es más, si ganara, el reality rebajaría su categoría. Y es que Sierra ni ha sido buen concursante ni ha sido buen superviviente. No me creo que por el camino se hayan quedado Ferre, Nyno, Ivana, Yiya... Mejores concursantes y mejores supervivientes.

Otro perfil que tampoco merecería ganar es Rocío Flores. La hija de Antonio David tampoco ha hecho méritos, aunque por lo menos no nos intentado tomar el pelo. Ha sido como ella es, con sus defectos y sus virtudes.

Así que esta edición debería ganarla Ana María, que ha demostrado ser una magnífica superviviente y una buena concursante. O en su defecto, Barranco o Jorge, que han demostrado ser dos personas leales y nobles.

Sólo podemos decirles... ¡Gracias!

En la ronda de nominaciones, el grupo nominó a Jorge, y el líder, a Barranco. Dos auténticos titanes que tendrán que disputarse una plaza en la final. Al fin y al cabo, Hugo dijo que nominaba a Barranco porque se sintió mal por lo que el joven había dicho de él. Esto es lo que dijo, pero si lo traducimos viene a significar ‘‘que te quito de en medio porque sé que en un duelo contigo, vuelo altísimo.’’ Pura estrategia.

Y llegamos al final del programa con el tradicional apagado de la Palapa... aunque esta vez la llama no se apaga. Cada año, este momento es sumamente especial, aunque en esta edición, aún más. Una emocionada Lara Álvarez tomaba las riendas para despedir el programa desde Honduras, y emitió un emotivo y sentido discurso: "Volvemos a casa", dijo con la voz quebrada. Unas palabras de agradecimiento a todo ese equipo humano que se ha dejado la piel para entretenernos en estos tiempos tan complicados.

Pudieron regresar con sus familias, pero decidieron quedarse para ofrecernos este programa mágico que nos ha entretenido durante tantas noches cuando sabíamos que la cosa podía ponerse aún peor. Que sepan que les esperamos con los brazos abiertos porque lo que han hecho tiene un enrome mérito, una auténtica función social. Sólo podemos decirles algo tan sencillo como... GRACIAS.