Cristina Pedroche no llegará a tomarse las uvas este año. Antes de que suene el primer cuarto, la presentadora de televisión morirá literalmente congelada debido a la escasez de ropa que suele lucir en la retransmisión de este evento.

Con este funesto accidente Cristina Pedroche dará la campanada de salida de la segunda temporada de El Cielo Puede Esperar, justo un día antes de despedir el año desde la Puerta del Sol por última vez en la vida… aunque esto no es culpa del programa.

Así, con esta muerte de ficción, se abre una nueva edición del programa de humor de #0 en el que un personaje popular asiste desde el limbo a su propio funeral, donde amigos y familiares hilvanan un retrato divertido, salvaje y emotivo del propio fallecido.

En esta ocasión, los amigos de la presentadora que van desde Pitingo, a la periodista Ana Pastor, la influencer Dulceida, su estilista Josie, el youtuber Aless Gibaja o sus compañeras de Zapeando Anna Simón y Lorena Castell destacarán lo alegre que era, la poca vergüenza que tenía haciendo reportajes y lo muy de barrio que seguía siendo a pesar de su éxito.

Algunos, en cambio, aprovecharán la ocasión para recordar lo mal que cantaba y lo pésima que era cocinando aún estando casada con el chef Dabiz Muñoz, que también estará presente en la ceremonia. La banda sonora del funeral correrá a cargo de `Viva Suecia´, Pitingo y Camela

Muchas novedades

El Cielo puede esperar regresará a #0 el próximo 30 de diciembre con grandes novedades. Por un lado, se reforzará la comedia con los fichajes de Alberto Casado, la mitad de Pantomima Full, que se encargará de oficiar las ceremonias destilando mala baba y de Esteban Navarro, de Venga Monjas, que se pondrá al frente del nuevo bar instalado en la sala de funerales con una actitud de asombro ante todo lo que ve. Ellos dos se suman al actor Emilio Gavira que, tal y como hizo la temporada pasada, acompañará al personaje fallecido en su estancia en el limbo. 

Además de nuevos fichajes, el programa contará con nuevos decorados. El limbo será ahora un lugar negro y futurista que contrasta con el dorado de la sala de funerales, mucho más cálida, de aires teatrales e inspiración Art Déco. A estos cambios se sumará una barra de bar donde los invitados se despacharán a gusto y cotillearán sobre lo que sucede en la sala.