“Todo cambia”. Esa ha sido la premisa con la que nos han vendido la nueva edición de MasterChef, la primera en la que no tendremos a Eva González como conductora. En su séptima temporada con concursantes adultos, Pepe Rodríguez, Samantha Vallejo-Nágera y Jordi Cruz no solo ejercerán de jueces como hasta ahora, sino que cada uno liderará un grupo de participantes.

Así, la competición será entre los propios aspirantes y entre los jueces, un poco en la línea de La Voz y sus equipos y sus coaches, y de este modo, no solo ganará al final de la temporada un concursante, sino también su mentor.

En este caso, en la última prueba de selección del casting, los 15 aspirantes que hayan conseguido el delantal (toda una hazaña pues ha habido más de 25.000 solicitudes) elegirán con qué juez participarán, formándose así tres equipos con cinco candidatos.

¿Hay que cambiar aquello que ya funciona?

La renovada dinámica de Masterchef es más que llamativa, dado que era un programa que ya funcionaba y muy bien. La sexta temporada, en la que Marta se alzó como ganadora, se cerró como una media de 2.542.000 espectadores y un 18% de cuota, y su final fue el mayor dato de la temporada, con 2.968.000 espectadores y 27,7% de cuota.

Hasta ahora, el espacio calcaba su estructura en las tres versiones (adultos, Junior y Celebrity), pero se ve que con la marcha de Eva González a La Voz, el programa ha decidido sorprender al espectador al máximo. Así pues, veremos a los jueces cocinando cada semana, algo que no siempre pasaba, y que sigue la estela de lo que hacían Palomo Spain, Lorenzo Caprile y María Escoté en Maestros de la costura.

La 1 ha adelantado, por ejemplo, que Samantha Vallejo-Nágera cocinará en una prueba en la que realizará varias elaboraciones con aceite. Jordi Cruz hará lo propio en una batalla donde el ingrediente principal será el huevo y Pepe Rodríguez demostrará que es capaz de elaborar un plato vegetariano, integrando ingredientes fermentados.

A falta de ver el resultado, es de valientes esta renovación, sin esperar a que el formato dejase patente un desgaste, e insuflándole vida de antemano para que no solo se mantenga sino que también creza. No solo variará la mecánica, también se ha renovado el plató, se ha abierto la zona de cocinas al supermercado, y la zona del restaurante ha sido remodelada con dos grandes ventanales en los que se verá la Gran Vía con un entorno acogedor con chimeneas y mesas de madera.

¿Será el mismo programa de siempre?

Con semejantes cambios, MasterChef será muy diferente a lo que conocíamos hasta ahora, y la ausencia de una maestras de ceremonias como Eva quedará en una anécdota. Ahora falta comprobar si los espectadores tienen la sensación de estar como en casa, si creen ver el talent culinario de siempre, o si por el contrario se encontrarán un tanto desubicados.

En lo que no habrá variaciones será en la duración del programa, que se alarga tranquilamente a las tres horas pese a que solo hay tres pruebas; la final de MasterChef 6, de hecho, llegó a durar tres horas y media.

Una ventana a YouTube

En esta edición MasterChef además se volcará con YouTube, pues en el canal del programa se ofrecerán los mejores momentos de cada entrega y una reseña de la youtuber Andrea Compton de lo más destacado de lo que ocurra en los fogones.

Además, cada semana, Marta Verona (ganadora de MasterChef 6), Miri Pérez-Cabrero (finalista de MasterChef 5) y Carlos Maldonado (ganador de MasterChef 3), replicarán paso a paso algunas de las mejores recetas que los aspirantes hayan cocinado, y convirtiendo el programa en algo mucho más didáctico.