Los Simpson tienen cuerda para rato. Esta semana, la serie de Fox ha anunciado que renovaba por dos tandas más de capítulos la serie creada por Matt Groening, llegando así a sus temporadas 31 y 32. Toda una hazaña, teniendo en cuenta que desde hace algún tiempo es la serie estadounidense en prime time más longeva

Los Simpson nacieron como una tira dentro del show de Tracey Ullman, y debutaron con su propia serie en diciembre de 1989. Desde entonces ha ganado 31 premios Emmy, 30 Annie Awards y multitud de premios más. En 2000 recibieron su propia estrella en el Paseo de la Fama de Hollywood.

Sin embargo, sus últimas temporadas no son lo que eran. Las historias han perdido la gracia, no hay un factor sorpresa que haga al espectador emocionarse, ni reír a carcajadas. A veces, parece un barco que ha perdido el timón, que no se sabe hacia dónde nos lleva.

Pocos capítulos de los últimos años son calificados como excelentes por los usuarios

En España, la serie ha perdido interés, tanto como para que Antena 3 la suprima de su programación tras años acompañándonos a la hora de comer, y relegándola a Neox, su canal juvenil. Pero es algo que está pasando a nivel global, Los Simpson no enganchan como antes, y en la Internet Movie Data Base se comprueba que el desencanto con el universo de Springfiel es global. De las últimas temporadas, muy pocos capítulos alcanzan una nota sobresaliente; uno o dos por temporada a lo sumo. Y cada vez más son las entregas que suspenden, o se quedan al borde del mismo.

¿Cuál es el problema de ‘Los Simpson’?

Son múltiples los factores que hacen que la serie no cuaje como antaño. Para empezar, nunca ha tenido un descanso, cosa que otras animaciones para adultos sí, por ejemplo, South Park o Padre de familia. De hecho, a Los Simpson se les critica que cada vez son más infantiles, cuando originalmente era animación para mayores, de ahí que se emita en prime time.

También nos encontramos el problema de sus personajes secundarios, que comenzaron a perder gracia. Springfield siempre nos presentó un ramillete de vecinos que tenían su gracia fija, y algunos eran auténticamente geniales: Ralph Wiggum, Lionel Hutz, Patty y Selma, Krusty…

Sin embargo, a veces sus historias se han estirado demasiado, y personajes muy secundarios han adquirido un protagonismo que no les pertenecía. Así, ha habido entregas centradas en la vida de la Loca de los Gatos, la hija de Krusty, Carl Carlson o el patético vendedor Gil Gunderson, cuando era algo que sobraba.

Matt Groening se disculpó por el capítulo en el que Skinner resultó ser un farsante

En ese sentido, uno de los capítulos más desafortunados de la serie vino en el ya lejano 1997, cuando se exploró los orígenes del director Skinner y se demostró que era un impostor, que sustituyó al verdadero Seymour Skinner tras la guerra. Hasta los creadores de la serie pidieron perdón al tiempo por aquel episodio que no tenía ni pies ni cabeza, y que muchos veían como una traición al espíritu de la serie.

Por no hablar de los episodios de Halloween, que eran marca de la casa y cada año se esperaban con ahínco; los de los últimos años se han convertido en más de lo mismo, con un sello perdido, como le ocurría a los episodios habituales. Parecía que se habían quedado sin nada que ofrecer.

Las ventas internacionales: la clave de la renovación

Una gran razón para pensar por qué siguen vivos Los Simpson son sus ventas internacionales. Se emite en más de 40 países, lo que genera interesantes ventas de derechos. Y a eso le sumamos las numerosas ventas de merchandising y licencias varias (¡tienen hasta parque de atracciones!).

Basta darse una vuelta por cualquier centro comercial y encontrarás a Homer, Bart y compañía en camisetas, pijamas, zapatillas, muñecos, colonias, juegos de mesa, toallas. Un pastel demasiado delicioso como para sacarlo del horno, porque todavía se puede cocinar un poco más. Porque igual se le ha pasado el punto, pero a Los Simpson aún se les puede hincar el diente.