Marlo, de triunfar en 'Got Talent' como chica a impresionar en 'La Voz' como chico”. Con este titular ilustrábamos en este portal el paso por el concurso de Antena 3 de este muchacho que antaño conquistó otro talent  musical en Telecinco.

Desde entonces, las redes sociales de Bluper echan humo ya que se considera desacertado el titular, pues lo señalan como tránsfobo. Con más o menos educación, nos han invitado a que lo volvamos a titular como “Marlo, de triunfar en ‘Got talent’ a impresionar en ‘La Voz'". sin más. O que no hablemos de la identidad de género con la que lo conocimos en la otra cadena y nos centremos solo en su actuación.

Y estoy de acuerdo en que quizá no es el mejor titular, pero sí de los más descriptivos si lo que queremos indicar es que Marlo ha hecho la transición delante de las cámaras, algo que pocas veces se ve, al menos, por aquí. Que es un ejemplo de visibilidad para los hombres transexuales en la televisión.

Por qué hay que hablar de su transición en el titular

Si obviamos su identidad de género en el titular, Marlo sería un artista más de los que lo intenta en más de uno y de dos realities; de algunos nos acordamos más o menos (Mirela, Jorge González, Samuel Cuenda) y de otros ni lo más mínimo.

Y si hubiésemos hecho otro titular de los que barajamos, como por ejemplo “Marlo (‘Got talent’) conquista ‘La Voz’ tras hacer su transición”, igual mucha gente no sabría de qué carajo estamos hablando, ni qué es hacer la transición social en las personas no cisgénero.

Si alguien se ha parado a leer el artículo más allá de hacer un retuit diciendo cosas como que el titular es de “cero necesidad”, que damos asco, que somos gilipollas o que si hemos estudiado periodismo “para esta puta mierda, verá que en el cuerpo del texto en todo momento se habla de Marlo en masculino.

Y si hicimos hincapié en que por su paso por Got talent se identificaba a sí mismo como chica (“me confunden con un chico, soy una chica para que lo sepa todo el mundo”) es para que otros jóvenes adolescentes transexuales puedan sentirse identificados con su historia. 

Durante los dos años que llevo colaborando con este portal he escrito en numerosas ocasiones sobre la transexualidad y la pequeña pantalla. Alcé la voz contra Sálvame cuando hablaron de la concursante transexual de Gran Hermano Laura Velasco, de la que dijeron en plató “que al principio fue un chico y ahora es una chica guapísima”, y que había “sufrido un cambio de género”, o que lo había “decidido”, entre otras perlas, y expliqué cómo había que tratar el tema.

La necesidad del contexto

También hablamos de la transición de Jake Zyrus de Glee. De cómo Nacho Vidal ha visibilizado a los niños transexuales a través de la historia de su hija Violeta, la cual ha narrado en diversas intervenciones en el Deluxe. Por la inclusión de un personaje transexual en Cuéntame analicé cómo la ficción española había tratado la identidad y la disforia de género, o cómo Carola de Gran Hermano 2 había dado la cara para hablar de la transexualidad de su hijo, y tantos casos más.

De todas las veces que he abordado en Bluper la transexualidad, me quedo con la entrevista que le realicé a Abril Zamora, actriz de Vis a vis, quien anteriormente trabajó con el nombre de Abel Zamora interpretando personajes masculinos. “No tengo ningún conflicto con mi nombre de antes, siempre y cuando esté usado en un contexto con sentido”, me comentó durante la charla que tuvimos. Ese mismo contexto que, a juicio de los redactores de este portal, hacía falta para contar la historia de Marlo cuando pasó por Got talent.

No estudiamos periodismo para escribir esta puta mierda, y es más, en la facultad no nos enseñan (y dudo que lo hagan hoy día) a escribir sobre la transexualidad. Es una formación constante que debemos hacer cada uno de nosotros leyendo columnas de opinión, entrevistas o biografías de activistas como Mar Cambrollé, Kim Pérez o Carla Antonelli, y libros de ensayos como los del antropólogo Juan Gavilán, del que recomiendo fervientemente ‘Infancia y transexualidad’.

Cierro este texto pidiendo perdón a todo aquel que se haya sentido ofendido por el titular, que por supuesto, se podría mejorar. Pero invito a cualquiera que sintetice la historia de Marlo en unas diez o doce palabras, hablando de cómo le hemos visto hacer el tránsito en dos programas de televisión, y que alguien que no tiene ni idea del colectivo LGTBIQ+ comprenda la importancia de su participación.