Ser Rosario Flores por un día. Es un juego interesante al que podríamos jugar desde casa para saber y conocer los verdaderos prejuicios que todos tenemos y de los que apenas nos damos cuenta en nuestro día a día. Por eso me senté, me puse un antifaz y unos cascos, y así sentí por primera vez lo que es ser coach de La Voz. Delante, todo lo que pasaba era real. Y es que se estaba celebrando el casting final para el programa de Antena 3.

En un céntrico hotel de Madrid, el hall en el que normalmente se espera para que te den tu habitación tenía un aire diferente. Todos los sofás estaban ocupados por guitarras, trompetas y otros instrumentos. Los que llevan un número en la camiseta andan de un lado para otro, nerviosos. A su alrededor, los familiares que les han acompañado desde muchos puntos de España.

La semana pasada se celebró en Madrid el casting final de La Voz, la primera edición que estará en manos de Antena 3. Durante toda la semana, de lunes a viernes, se pasearon 250 voces que han sido elegidas de toda España en varios castings para elegir a los 100 que llegarán a las audiciones a ciegas y se enfrentarán al veredicto de los cantantes famosos. 

El acto final comienza a las 10:00 horas de la mañana. Los aspirantes se tienen que inscribir primero en una sala que han preparado para que los concursantes se sientan cómodos y tranquilos. Después, un vocal coach estará con ellos durante unos minutos para que no entren sin estar preparado a su gran prueba. Al otro lado de la puerta se enfrentan a su batalla final.

En una sala, cinco personas están sentadas en fila para escuchar al posible concursante de su programa. Entre ellos se encuentran representantes de Atresmedia, Boomerang y vocal coaches de reconocido prestigio, entre los están Susana Pérez, productora ejecutiva del programa, y Jorge Villaescusa, productor musical de La Voz. Se toman su tiempo con los concursantes, pues no es la primera vez que les escuchan y ya deben estar seguros de su decisión.

Queremos a gente con nivel y, sólo si tiene ese nivel, observamos la rareza

Cada concursante canta dos canciones y está dentro de la sala unos cinco o seis minutos. En este programa sólo se valora la voz, por lo que no se le pide al concursante enseñar otras aptitudes como el baile, la interpretación o la improvisación. Aquí sólo importante la voz. “Queremos a gente con nivel y, sólo si tiene ese nivel, observamos la rareza. Cuando no miras su voz tiene que tener alma”, dice Susana Pérez.

Cierro los ojos y me pongo el antifaz. Quiero saber lo que se pasa por sus cabezas. Una conocida copla resuena en mis auriculares. Buscaba el botón rojo, pero no estaba. En este momento sólo me toca ser un mero espectador de los que saben quién tiene futuro cuando se ponga delante de la cámara. 

Si alguien tiene una muy buena historia pero no tiene nivel no estaría dentro del programa

Aseguran a que antes sí jugaban a eso de ser coaches y escucharles a ciegas, pero después de tantas ediciones han aprendido a valoras y ver lo que se sentirá en televisión sin cerrar los ojos. Tras su casting, un grupo de redactores quiere conocer la historia que hay detrás del artista. Sin embargo, aseguran que esto nunca pesará más que su voz. “Todo el mundo tiene una historia detrás. Si alguien tiene una muy buena historia pero no tiene nivel no estaría dentro del programa”, asegura la productora.

En total se han presentado 20.000 personas al casting. Es la edición de La Voz en la que más gente ha querido participar y, como talent show, sólo ha sido superado por la segunda edición de Operación triunfo. “Aquí no buscamos nada estándar y formal. A partir de ahí, es lo que uno transmita. Buscamos la originalidad, pero que transmita”, confiesa Jorge Villaescusa entre concursante y concursante. 

De pronto, entra un viejo conocido del programa. No es la primera vez que pasa. Se saludan como si ya se hubieran visto más veces. Y es que, después de cinco temporadas en Telecinco, hay algunos que siguen intentando llegar al público a través de este formato. “Sí, hay algunos repetidores. Son personas que encuentran su personalidad con el paso de los años y nos sorprenden”, dice la productora. Yo vi a seis personas intentando triunfar en el mundo de la música. Apenas había pasado una hora. A los responsables del casting les esperaba un largo día, hasta las 19:00 horas de la tarde, durante cinco días, escuchando voces.