La nostalgia es muy peligrosa. En numerosas ocasiones pensamos que lo de otro tiempo fue mucho mejor. Y, cuando hablamos de la televisión, siempre recordamos aquellos programas que veíamos cuando éramos niños y nos hacen decir aquello de: "ya no se hace la tele que se hacía antes". Es el poder de la nostalgia, que en ocasiones manipula nuestro subconsciente. Sin embargo, analizar Tu cara me suena es revivir la buena tele que se veía sentados en el sofá.

El pasado viernes se estrenó la séptima edición del programa de Antena 3 con un gran éxito de audiencia. Y es que Tu cara me suena ha sabido adaptarse a la perfección a los nuevos tiempos, pero manteniendo la morriña que hace que las familias se reúnan alrededor de la televisión. Y eso no significa que sea un programa anticuado.

Esta nueva edición arrancó con un número musical, donde se presentaban a los concursantes de la temporada, donde sólo se podía estrujar una buena dosis de buen rollo. Tu cara me suena recuerda así a aquellos formatos musicales con grandes platós en los que el humor y el show se mezclaban a la perfección.

La primera gala del programa fue redonda en cuanto a forma y contenido. El casting elegido este año deja claro que el formato ha madurado y conoce a la perfección las debilidades del público: se debe poner en una balanza una buena dosis de humor que esté a la par que las buenas voces. Y es que Tu cara me suena nunca hubiese sido lo que es sin el juego que se crea entre los concursantes y el jurado.

Tu cara me suena no puede considerarse talent show, reality show o personality show. Tu cara me suena es un show, a secas. Y no cuesta decir que es el espectáculo musical más cuidado de la televisión, pues cuenta con galas perfectamente diseñadas desde el primer minuto hasta el último, donde cada figura tiene su función sobre el escenario. 

Esta primera gala del programa supo cerrar un círculo perfecto en su arranque y en su final. Después de presentar a los concursantes vestidos de gala en el comienzo, estos mismos despidieron la gala con la actuación de la ganadora, como es habitual. Recuerda así a los grandes programas del pasado en los que el espectáculo terminaba con un choque de copas, con serpentina y confeti como si de una gran verbena se tratara. Tu cara me suena ha dejado atrás esos elementos más noventeros, pero ha sabido mantener el mismo espíritu en sus arranques y en sus despedidas.

Por eso Tu cara me suena será de esos programas que recordemos dentro de unas cuantas décadas. Y volveremos a decir eso de "ya no se hace la tele que se hacía antes". Nos estaremos refiriendo a Tu cara me suena. Por eso, aprovechemos que está en emisión y vivamos la historia de la tele en directo.