Iker Jiménez fue uno de los primeros rostros que los espectadores de Cuatro pudieron ver en el arranque de la cadena hace 10 años. Y una década después, el programa sigue en pie con excelentes datos de audiencia. Después de más de 400 ediciones semanales, el programa ha salido a la calle para crear un universo que los espectadores puedan ver en primera persona. Cuarto milenio. La exposición, hace un recorrido por el mundo del misterio a través de más de 500 piezas.

Esta exposición ya se ha puesto en marcha desde este mismo lunes y está abierta en el Palacio de Linares de Madrid hasta el próximo 26 de abril. El propio Iker Jiménez, junto a su compañera de batallas Carmen Porter, ha sido el encargado de cortar la cinta e inaugurar algo que describe como “un sueño desde niño”. 

Por 12 euros, el espectador puede sentirse por unas horas en el mundo que relata cada domingo Iker Jiménez en Cuatro. De momento, Mediaset asegura que ya hay vendidas 27.000 entradas. Además, los días 17, 23 y 24 de abril el propio periodista presenta Las noches del ministerio de Iker Jiménez, un encuentro que sólo podrán disfrutar 1.000 personas donde el presentador contará su experiencia como divulgador de lo desconocido.

P: ¿Qué le da miedo a Iker Jiménez?

Iker Jiménez: Yo soy bastante miedoso. Parece mentira, pero en ciertas circunstancias he sentido un miedo especial. Cuando es el miedo físico, que todos sentimos, sabes cómo actuar, pero al otro miedo no somos ajenos… en mi vida lo he encontrado varias veces. Yo que he estado en los sitios claves de los cuatro continentes. En junio de 2013, iba por la nacional tres conduciendo, y Carmen iba con la niña detrás. Y vi un ovni: una esfera tremenda, pulida, debajo de las nubes que se colocó delante del coche. Eran las cuatro y pico de la mañana, y estaba en la más soledad absoluta, cerca de Elda, Alicante. Y pasé mucho miedo. Otra vez en Cantabria vi otra cosa de este tipo, vi una luz como detenida en mitad de la oscuridad, y pasé mucho miedo. Es un miedo muy diferente al miedo real.

P: ¿Qué te dice tu familia cuando cuentas estas cosas?

I.J.: Mi familia también es que está muy loca. Mi padre es pintor y yo me he criado en el barrio antiguo de Vitoria, cuando era más oscura, en el mundo de los anticuarios. Yo vivía con mi abuelo rodeado de unas figuras increíbles. No he vivido una vida convencional, era un mundo mágico, de realismo fantástico. El carnicero tiraba una pared ¡y se encontraba una bóveda gótica!

P: ¿Y por la calle? ¿Te han llamado “fantasma”?

I.J.: No creas, no me ha pasado. Llevamos diez años en la tele y sabéis lo que es, pero jamás en diez años en Madrid ni en ningún sitio nos han insultado o soltado ningún gesto. Y eso que Mota nos imita y este tema da para bromear o soltar la gracia, pero jamás.

P: ¿El miedo es adictivo? ¿Genera adrenalina?

I.J.: Sí, pero es un error, yo no quiero ser embajador del miedo. En esta exposición hay cosas macabras, pero forman parte de la historia. Yo no hago el programa para aterrorizar a la gente, mi intención real es que el miedo sea, cuando menos, una oportunidad para conocer algo que no sabías, y que te amplíe el abanico de lo que desconocías.

Carmen Porter: Pero sí que es cierto que en las investigaciones tienes mono de más. Necesitas vivir el sentimiento que tienen los testigos, las sensaciones. Tienes que vivirlo para entenderlo, porque si nunca has pasado el miedo que han pasado ellos, no puedes llegar a comprender cómo un tío de dos metros puede romperse a llorar. No lo puedes entender hasta que lo vives en tus propias carnes, y en cierta forma sí que es adictivo porque quieres conocer más, te preguntas de dónde salen las voces que has grabado… quieres más.

P.: ¿Dónde está el límite entre ser periodista y pasar a la videncia, que el misterio te lleve?

I.J.: Hay un momento donde la línea no está clara. Yo puedo tener muchos defectos, pero mi don es transmitirle a la gente con mi entusiasmo a que nos acompañen y escuchen nuestras historias. Pero ese entusiasmo te puede llevar a veces a que te vayas ya a mundos de donde no te puedes recuperar. Yo siempre he creído en lo que he hecho. Este programa no es para mí trabajo, es un sueño que tenía siendo niño. 

A los de 'Crónicas marcianas' les dije que yo nunca me iba a reír de alguien que ha visto el misterio

A mí hace quince años me hicieron grandes ofertas cuando saqué mi primer libro. En Crónicas marcianas me dijeron que fuera al programa a sacarlo cada semana y hablar de casos. Era un chaval, pero yo veía cómo hacían las cosas, y no me gustaban. Mi lucha en Cuarto Milenio es que el misterio no sea un cachondeo. Les dije que yo nunca me iba a reír de alguien que ha visto el misterio. Para mí el testigo es sagrado. Para mí no tenía sentido ser un payasete donde el misterio fuese un argumento para convertirme en famoso o ganar dinero, ése sí que sería un peligro. 

A veces el éxito es decir que no. Yo creo en lo que hago, para mí no es un entretenimiento, y creo que puedo hacer algo bueno para la gente. Además, ¿qué no es misterio? A mí me parece misterio una célula, una estrella, un pez.

P.: ¿Te ríes cuando ves tu imitación de José Mota?

I.J.: Sí, me parece increíble. José Mota es muy fan, somos amigos, y es el que mejor me imita porque lo hace desde el cariño.