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A mediados de junio, HBO Max estrenó la serie documental Súper Sara, sobre la figura de Sara Montiel. Su directora y guionista, Valeria Vegas, no realizó una biografía convencional sobre la manchega, sino que retrató diferentes etapas y facetas, personales y profesionales, de la recordada actriz, cantante y presentadora.

El primer episodio nos trasladaba a los años noventa y principios de los 2000, recordando lo dura que era la prensa del corazón con Sara. “Sara, ¿qué se siente cuando se ha sido un mito y una mujer bellísima y se convierte en una payasa embustera?”, le preguntó un afamado periodista en directo.

Sara se atrevió a salir a la calle sin pintarse la cara, no se asusten”, advertía una presentadora. Otro aseguraba que era una estrella en estado terminal, y una periodista le recomendaba que “lo mejor que puede hacer es encerrarse en su casa y no hacer el ridículo”. Son todos ellos muy conocidos, pero no hace falta decir sus nombres, porque no es ese el objetivo.

En cuestión de un minuto, Valeria Vegas demuestra lo hiriente que era la pequeña pantalla con Sara, una mujer de amplia carrera que hizo historia en el cine español, trabajó en Hollywood y se engrandecía ante la adversidad. Una mujer que tenía todas consigo para ser admirada y respetada, y nada más.

De manera indirecta, se transmitía al espectador que burlarse de Sara Montiel era algo permitido, incluso divertido. Por eso, el día que se casó con Toni Hernández se montó un enorme revuelo en la casa consistorial de Majadahonda. Cuando ella negó que se hubieran dado el sí quiero, una señora se acercó a su coche para gritarle: “¡Que sí que te has casado!”, como si María Antonia Abad debiera rendir cuentas sobre qué papel firma o deja de firmar.

Pepón Nieto (Tony Genil), Ingrid García-Jonsson (Tamara) y Secun de la Rosa (Leonardo Dantés) en 'Superestar'. Foto: Carla Oset

El trato recibido por Montiel conecta, además, con la experiencia de los protagonistas del fenómeno televisivo conocido como Tamarismo, una tendencia que ha recuperado vigencia gracias a la serie Superestar, creada por Nacho Vigalondo y producida por Los Javis. Esta ficción, lejos de ofrecer un retrato fiel de la época, construye un viaje casi onírico en torno a Tamara (ahora Yurena), Leonardo Dantés, Tony Genil y otros personajes de la farándula de entonces.

Aunque todos ellos lograron monetizar su fama, la televisión no fue menos dura con ellos. Humillaciones, insultos y bromas de doble sentido se convirtieron en parte del espectáculo, mientras media España cantaba aquello de “no cambié, no cambié, no cambié”.

Javier Cárdenas llegó a proponerle a Tamara una entrevista en la que sólo llevara una chaqueta, para acabar arrancándosela para dejarla con las vergüenzas al aire. De ella misma emitieron sin permiso un vídeo íntimo de un supuesto casting. A Leonardo Dantés le arrancaron la peluca en más de una ocasión, para burlarse de su calva.

Si podía, el reportero que introducía el micrófono en la delirante inauguración de una frutería lanzaba un dardo para enfrentar a lo que algunos llamaban pandilla basurilla. Que quién era el más famoso, quién se aprovechaba de quién. La ahora conocida como Yurena soportó la coletilla de "Tamara la Mala". Y así, una larga lista de ejemplos.

Yurena en una imagen de archivo. Atresmedia

Si con Sara Montiel los periodistas eran, que diría el jurado, destructores, ¿cómo iban a comportarse mejor con personajes que habían alcanzado la fama de la noche a la mañana, casi por azar? La televisión legitimó la burla pública y, con ella, el cruce de límites peligrosos.

A Tamara le tiraron huevos en Santurce y también en un bolo en Vigo. A Paco Porras también le arrojaron huevos en el Carnaval de Soria. Lo veíamos en televisión y todos se reían con la situación. ¿Qué otras pesadillas habrán vivido sin cámaras, de las que no tengamos constancia?

"Pasamos muchos años siendo sometidas a un linchamiento tan bestial, y a injurias, calumnias e insultos", decía el pasado viernes la propia Yurena, sin ir más lejos, en Tardear. "No tenéis ni idea del linchamiento al que fui sometida, al igual que mi madre, que es lo que más me dolía", afirmaría también.

Quizá tanto Súper Sara como Superestar nos inviten, desde su mirada contemporánea, a cuestionar el modo en que la televisión y los medios han creado referentes para la burla colectiva. No importa el currículum de cada cual: una vez que te han puesto en la diana, es difícil salir de ahí.

Ambas series, desde sus registros distintos, actúan como espejo incómodo: nos recuerdan que reírse de alguien no es un gesto inocente cuando quien observa y se cachondea es todo un país. En última instancia, la frontera entre espectáculo y respeto debería ser más clara para los espectadores. Tal vez no hubiera estado mal que aquellos programas se hubiesen acompañado de un cartel advirtiendo al público que no replicara esas actitudes en casa, como se hacía con el Pressing Catch.

Sara Montiel, en una de sus intervenciones en televisión.

Yurena, el concierto que nunca fue

A raíz de la difusión de Superestar, Yurena, la artista que antaño se llamó Tamara, ha anunciado esta semana la celebración, el próximo 27 de marzo en el Palacio Vistalegre de Madrid, del concierto más importante de su vida.

Titulado "Yurena: El concierto que nunca fue", su promotora lo califica como “un acto de justicia social” para valorar más su faceta como cantante, o como “una cita única que reescribe la historia de una artista a la que la televisión convirtió en fenómeno y el tiempo, en leyenda”.

Será “un show cuidado, grande, lleno de respeto y con toda la épica que merece su carrera”. Es significativo que se titule El concierto que nunca fue; a diferencia de otras cantantes, Yurena nunca se ha caracterizado por dar conciertos, sino únicamente bolos en los que canta dos, tres o seis canciones, a veces incluso en playback, sin cantar en directo. Y es posible que el bolo hasta salga mal, como se ve en el documental de Netflix.

Han tenido que llegar Los Javis y Nacho Vigalondo para ponerla de nuevo en primera línea y recordarnos que, más allá de realities o programas del corazón, Yurena es cantante, con varios álbumes publicados. Y que su ilusión por el escenario sigue siendo la misma, y que ya no sufre.