La isla de las Tentaciones ha vuelto a ser un éxito incontestable en su tercera edición. Sin ir más lejos, el reality de Telecinco ha anotado en esta tercera etapa su mejor dato de audiencia, con un promedio del 26,3% de cuota de pantalla y 3.144.000 seguidores.

Pero, más allá de los datos de audiencia, no cabe duda de que las Tentaciones son un fenómeno social que ha calado, sobre todo, entre el público más joven. Un público que, además, tiene en las redes sociales la mejor vía para comentar el programa y estar en contacto con los protagonistas del mismo.

Sin embargo, según una investigación de la Universidad Complutense de Madrid y de la Universidad de Valladolid, la mayor parte de los seguidores de este formato "no distinguen entre la realidad y la ficción propia de estos programas" y que, además, según detallan en un comunicado, "penalizan más la infidelidad femenina que la masculina".

Nueve de cada diez comentarios en los perfiles de los participantes de la primera edición del programa son incapaces de diferenciar qué es realidad y qué es ficción, según este estudio que demuestra que la mayoría de seguidores del programa creen que lo que están viendo "corresponde con la vida real de los participantes".

Concursantes de la primera edición de 'La isla de las Tentaciones'

"Mientras que películas y series se ven sin problema como actuaciones y montajes, en La Isla de las Tentaciones los espectadores confunden realidad y ficción y llegan a creer que todo lo que allí sucede es real", explica Alba Torrego, investigadora del Departamento de Estudios Educativos de la UCM.

"Del linchamiento virtual a los personajes, se pasa al acoso real a las personas en las situaciones de su vida diaria. Las audiencias buscan evadirse de su realidad y utilizan las redes como vehículos de desahogo emocional", añade Alfonso Gutiérrez, catedrático y profesor de Nuevas Tecnologías aplicadas a la Educación en la UVa.

Este estudio, publicado en Sustainability, ha analizado 8000 comentarios recogidos en las publicaciones que los 10 concursantes de la primera edición lanzaron en Instagram con motivo de la celebración del capítulo final, entre el 11 y el 14 de febrero de 2020. Imágenes que hacían referencia a esta emisión y que animaban a sus seguidores a lanzar sus opiniones.

En su rastreo, esos mensajes de Instagram se dividieron en tres grupos. El primero recogió las opiniones que dan por supuesto o hacen alguna mención al programa como tal, como producto televisivo con guion y edición, y comentan características, éxito, puesta en escena o actuaciones. Es decir, que saben lo que están viendo. No llegó ni al 1% de los comentarios totales.

"En la era del espectáculo, de la postverdad, de las fake news y los clickbaits no abogamos por la censura ni por modelos proteccionistas, sino por la educación mediática. No se trata de apagar la televisión o prohibir el acceso a Internet, sino de encender el espíritu crítico de los consumidores de información y convertirles también en productores responsables", resumen los autores del estudio. 

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