Mochilas escolares y dolor de espalda

Estudiantes en clase usando libros y tabletas.

Google está lleno de referencias a los problemas que puede generar en la población infantil el peso de las mochilas escolares. Infinidad de libros, libretas, estuches y demás suman un peso medio de entre 7,5 y 12 kilos. Si ponemos como ejemplo un niño de 35 kilos de peso está cargando entre un 20% y un 40% de su peso total, cuando los expertos aconsejan que sea inferior al 15%, incluso al 10%. Con esa cantidad de peso, el dolor de espalda está garantizado.

Pienso que los centros, y sobre todo los profesores, deberían ser los primeros implicados en este tema. Ellos tienen la capacidad de permitir al alumno que no se lleve el libro a casa, o que utilicen una carpeta/archivador común para todas las asignaturas en vez de libretas sueltas.

Pero ni profesores, ni centros, ni médicos... hemos profundizado en la era digital. ¿Cuántas tablets tienes en casa? ¿Cuántos ordenadores portátiles? ¿Cuántos ebooks? ¿Cuántos smartphones? Es absurdo que actualmente los niños sigan cargando kilos de papel que podrían llevar en una tableta de 100 gramos.

Se venden millones de unidades de todos estos gadgets, pero nadie da el paso. La Junta de Andalucía ofreció durante varios años equipos portátiles gratuitos a alumnos de los últimos cursos de primaria (dicen que de poco sirvieron). Existen plataformas como Moodle, Google Classroom o Edmodo donde subir contenidos... pero nuestros hijos siguen cargando peso.

Una compra en una conocida plataforma de venta online me dio la idea a este problema de peso de los libros de textos. Compré música en formato CD, y por el mismo precio recibí el álbum completo en formato digital a través de su servicio de música en streaming.

Si las editoriales de libros de texto hiciesen lo mismo (vender el producto en formato papel y digital por el mismo precio) permitirían a alumnos, padres y profesores elegir el mejor formato de acuerdo a la disponibilidad (muy alta por cierto) de dispositivos por parte del alumnado.

Estamos en la era digital. La tecnología avanza con una rapidez jamás conocida. ¡Vamos a aprovecharla! Es tiempo de liberarse por parte de los creadores y editores de los miedos a la piratería y dar un salto hacía un futuro que es presente. Es hora de que los profesionales de la enseñanza se reciclen (me consta que muchos ya lo hacen) y adopten las nuevas tecnologías en el día a día de su clase utilizando pizarras digitales, sistemas de gestión de cursos virtuales y ordenadores como algo habitual y no excepcional.

Seguirán las libretas, los lápices de colores, la goma de borrar... pero llevar kilos y kilos de libros en formato papel ya huele a rancio.