Pasos y paseos permitidos por los parques

Policía militar por Budapest. / Reuters

Hungría como la mayoría de los países del mundo sufre el coronavirus y la población permanece confinada, retenida, a su pesar, para prevenir la expansión de la pandemia. Pero debido a que tanto la incidencia como el número de fallecidos, a nivel oficial, comparado con Italia o España es muy modesto (2.132 detectados y 213 muertos), se permite hacer deporte y pasear por los parques.

Los colegios permanecen cerrados y se ha promovido, en las empresas que pueden, el trabajo desde el domicilio. Se ha reservado para los mayores el horario de nueve a doce de la mañana para que hagan sus compras y se ha expulsado de un número importante de hospitales a los pacientes ingresados, para preservar 36.000 camas a potenciales enfermos afectados por el coronavirus. Los médicos de más de 65 años no pueden atender a los pacientes, por lo que el país presenta un notable déficit de médicos y enfermeras para atender, si la situación empeorara, porque el régimen de libertades y salarios oficiales existentes expatria cada año a una parte importante de los galenos que se gradúan.

Si usted dispone de una segunda vivienda se le permite desplazarse para que haga los trabajos de mantenimiento que esta necesite, pero los lugareños, dado que en el campo la prevalencia de la enfermedad es muy baja, y en muchos pueblos inexistente, le mirarán con prevención y en muchos casos no le permitirán ir a los comercios locales a proveerse de lo necesario, por lo que se aconseja lleve los bienes de consumo necesarios y permanezca encerrado en su vivienda.

Desgraciadamente, la pandemia ha desempolvado y puesto de moda el binomio Seguridad-Libertad, balanza necesaria que preside la convivencia humana y que en las democracias, han sabido establecer el equilibrio , dotándose de un sistema de leyes que intentan mantener el fiel en el centro de la balanza para preservar , en base a estos imprescindibles elementos, nuestro bienestar.

El régimen que aquí gobierna se ha dotado de poderes omnímodos. Si analizamos para qué está sirviendo esta ley más allá de dotarse de un sistema único y centralizado de gestión de la pandemia le sirve para llevar a cabo una guerra sucia con la oposición para que llegue muy debilitada a los próximos comicios. He aquí algunos ejemplos. Un primer decreto quiere crear, a semejanza de Berlín o Viena, el “barrio de los museos”, y esto se hace en el principal parque de la ciudad, lo que en Madrid sería el Retiro. Sometido a votación fue rechazado el proyecto por el 75% de los votantes y los nuevos ayuntamientos de la oposición, que gozan de mayoría en Budapest, tras tomar posesión pararon sus obras.

Un segundo decreto fue dedicado a la prohibición del cambio de sexo y un tercero a nombrar directores de los teatros públicos, dado que era el único foco donde podían verse, en base a las obras representadas, alegorías y versiones críticas ácidas sobre el ejercicio del poder, y así hasta quince. Asimismo la nueva ley también prevé una condena de hasta cinco años de prisión por "difundir información falsa o distorsionada" con respecto a la lucha contra el coronavirus.

También existe un decreto que controla las principales empresas, en torno a 150, a las cuales el gobierno ha mandado un delegado en cada una de ellas y ha nacionalizado la primera de ellas: Kartonpack Dobozipari Nyrt en Debrecen, que fabrica cajas plegables para empresas farmacéuticas y hospitales, al parecer de gran importancia estratégica, donde ha nombrado nueva Junta directiva y director gerente.

Asimismo se he creado un paquete para paliar a crisis económica producida, que analizado hace dos semanas por una docena de importantes economistas y analistas políticos (Tamás Mellár, Péter Bihari, Ákos Bod Attila Chikán….) como señala Eva Balog en Hungarium Post: “Están convencidos de que, sin ofrecer ayuda financiera a la gran mayoría de aquellos que han perdido sus trabajos y, por lo tanto, sus medios de vida, el motor de la economía no puede reiniciarse”. Las compañías extranjeras expresaron su decepción por la insuficiencia del paquete y han iniciado los preparativos para el despido de empleados. Además la ayuda a las personas, dado el burocrático sistema húngaro para percibirlas durará meses.

En lo que se refiere a las dotaciones el alcalde Gergely Karácsony presentaron una solicitud oficial de Budapest al gobierno nacional de cinco millones de máscaras quirúrgicas, obtuvieron 75.800; necesitaban 20.000 prendas protectoras, pero hasta la fecha solo tenían 1.000; solicitaron 500.000 guantes de goma y obtuvieron 25.074; pidieron un millón de máscaras FFP2 y llegaron 100. Debido a estas deficiencias, la ciudad se ha visto obligada a comprar 1,5 millones de máscaras quirúrgicas y 250.000 máscaras FFP2.

Pero claro este tipo de cosas en España no pasan, ni se han suscitado durante la pandemia, dado que el sistema democrático basado en la estricta observancia de la Costitución del año 1978 funciona perfectamente.