La Manada del cole

La humillaban y se burlaban de ella mientras no dejaba de llorar y gritar Europa Press

España cambió el 7 de julio de 2016 cuando una joven denunció que cinco "hombres" la habían violado. Nació el proceso de "la manada", un proceso que indignó a un país que se mantuvo en lucha hasta junio de 2019 cuando el supremo sentenció 15 años de cárcel a cada uno de ellos por violación. Esos "no hombres" cumplirán la sentencia. Y lo más importante, el pueblo se ha asegurado de que no caiga en el olvido, y se ha dejado claro a todos los poderes que no se iba a olvidar. Concentraciones con lazos y banderas de sororidad, hastags en redes sociales como #yositecreo #noesabusoesviolacion mantuvieron en la memoria de todos que estos delitos se van a perseguir hasta las últimas consecuencias ¿Será un caso aislado, o nuestra indignación y vigilancia ante los ataques a personas incapaces de defenderse sería una nueva actitud de la sociedad?

El 5 de junio de 2019 unos padres entran en el juzgado para denunciar que tres "docentes" del colegio de su hija habían insultado y vejado a la menor. Y para ello aportan los audios de unas grabaciones realizadas a través de la mochila de la niña y en las que escuchaba como la humillaban y se burlaban de ella mientras ella no dejaba de llorar y gritar. A estas alturas quizás ya conozcas la noticia, pero por si acaso, es importante resaltar que la pequeña, de siete años de edad, tiene diagnosticado Trastorno del Espectro Autista y además epilepsia. La niña a la que sus "cuidadoras" comparan en los audios con un violador en serie, no es verbal, y no podía contar nada a sus padres, así que solo podían ver como ella sufría por tener que acudir al centro donde la atacaban sistemáticamente.

En los audios se escucha a una de las agresoras decir "yo también se pegar..." y tras un silencio, un nuevo arranque de la pequeña. Unos gritos que no puedes escuchar sin que te parta el alma en dos, y que la directora encontraba "normales", y amparaba cuando los padres de la menor acudieron en varias ocasiones al centro a preguntar. Desde el centro se dijo en múltiples ocasiones que no pasaba nada, que todo estaba bien. Escuché y leí mucho sobre el juez que emitió un voto particular considerando que lo sucedido en aquel portal fue sexo grupal consentido. Pero no he escuchado nada hacia la directora que entendía que esos gritos e insultos eran "lo normal" en estos casos.

Nuestra pequeña, que ya debería ser de todos, tenía que ir al centro a ser agredida cada día, y eso le producía tantísima rabia y dolor que se autolesionaba. Se mordía las manos hasta hacerse sangre, porque prefería pasar el día en urgencias que un minuto más al lado de quien le decía una y otra vez que tenía el cerebro "estropeado" y que acabaría en un psiquiátrico sin dejar de gritarle una vez tras otra. Los únicos momentos en que dejan de atacarla es cuando hablan entre ellas, para decir que la menor tenía una "mirada desafiante" y una "prepotencia" que le haría terminar muy mal.

Pues bien. Esta noticia no abre los informativos ni provoca manifestaciones públicas. La consejería de educación pidió perdón y abrió un expediente, punto. La fiscalía de menores actuará de oficio, pero no habrá prisión preventiva a pesar de que que es evidente que en septiembre las "docentes" en cuestión darán clase a otros niños y la directora seguirá considerando "normal" que esto les suceda a otros menores. La calle no habla de eso, no hay hastags en redes sociales apoyando a Valeria, porque la niña tiene nombre, y si aún no lo sabes es porque no has escuchado esos audios terribles, no han salido en la tele. Ningún partido político ha tomado esta bandera, y los padres están solos en esta lucha, ayudados por algunas asociaciones, que indagando un poco y simplemente preguntando, han encontrado tres casos más de niños con discapacidad que se quejaron de "la manada del cole" y que la consejería de educación solucionó el problema cambiándoles de centro en silencio y sin hacer ruido. Porque, como en el caso de "la manada", hubo avisos y situaciones anteriores, y la administración siguió poniendo en sus manos a otros niños y niñas con necesidades especiales.

Y, por último, si alguien decide pensar que algo malo tiene la niña, y ha decidido juzgarla como hicieron con la joven violada, debería saber que del mismo modo que una mini falda o una actitud festiva no es atenuante para una violación, tener autismo y no poder hablar para contarlo no debería ser una invitación a hacer con nuestros pequeños semejantes barbaridades. Y que tan solo una semana después de estar en su nuevo cole, Valeria solo lloraba al salir, porque no quería irse. Estaba feliz, y sus profes, las personas que deben hacerla sentir segura y protegida (como hacen la inmensa mayoría de DOCENTES) están encantados con ella.

EL problema no está en la víctima, si no en una sociedad insensible que no toma cartas en el asunto.