'La corresponsal'

Un fotograma de la película 'La corresponsal'.

Me llama la atención la prácticamente nula presencia que en EL ESPAÑOL se ha dado a la película recientemente estrenada La corresponsal. Dos son los motivos de mi extrañeza. Por un lado, en un momento digamos que de cierta mediocridad en la cartelera, que se estrene un film, que aunque esté lejos de ser perfecto, resulta interesante y estimulante creo que merecería cierta atención en nuestro periódico. Por otro lado, su argumento, la vida y muerte de la corresponsal de guerra Mary Colvin, que en tiempos de fake news y mordazas, constituye un claro ejemplo de búsqueda de la verdad acudiendo a las fuentes del conflicto aun a riesgo de la propia vida. Un ejemplo y forma de ejercer el periodismo que debiera interesar y desarrollar cualquier redacción de periódico.

Entrando en el ámbito de la crítica cinematográfica, la película es mucho más interesante por lo que cuenta que por como lo cuenta (aquí quizás se noten las costuras de su director, Matthew Heineman, que debuta en la ficción tras una carrera dedicada en exclusiva al cine documental). Es irregular, y tan solo en sus últimos treinta minutos, absolutamente portentosos, aúna ese interés con su calidad fílmica, siendo solamente ahí donde el film alcanza un nivel sobresaliente.

Quizás la calidad e irregularidad de la película esté estrechamente relacionada con las propias sensaciones que la protagonista vivió y sintió en su vida. El film descarrila cuando habla de los aspectos personales fuera del ámbito laboral de la periodista, como si su vida en la ciudad, con su familia o amigos, fuera un tiempo muerto, un hueco vacío que no formaba parte de su auténtica personalidad. Sin embargo es brioso, y como ya he dicho excelente en su parte final, cuando el argumento toca zona de conflicto, ese hábitat propio en la que esa minúscula raza que son los corresponsales de guerra parecen ser los únicos capaces de adaptarse, y que constituye el único sitio en el que parecen sentirse vivos.

Por último, y lo más excelso del film además de su propio argumento, está la descomunal interpretación que de la protagonista, Mary Colvin, hace la actriz Rosamund Pike que ejecuta una recreación perfecta y cuya voz (como siempre por favor vean las películas en versión original) es indistinguible de la original. Ella sola sostiene la película, se podría decir que es la película.

No duden en ir a verla, no es una obra maestra, pero si un film estimulante, interesante y emocionante en su parte final, que cuenta una historia que merece ser conocida.