Elogio a Fernando Sánchez Dragó

Elogio a Fernando Sánchez Dragó

Hace tiempo comenté que no hay que equivocar la firmeza con el absolutismo ni con  los extremismos políticos.

El señor Sánchez Dragó, especialista, no en sobresaltos, sino, más bien, en hacer sobresaltar las acomodadas ideologías interesadas, ya sean personales o de grupos políticos y culturales, ha conseguido estructurar un “catecismo de la honradez” en tres días de encerrona en el cuadrilátero de la amistad con Santiago Abascal.

El señor Sánchez Dragó ha sido capaz, en breves espacios televisivos, de colocar los puntos sobre cada “I” de muchas de las ideas que, manipuladas con la hipocresía de la indignidad, son capaces de transformar el pensamiento de una persona o de un partido político.

Es el caso de la persona de Don Santiago Abascal. Su claridad en los diagnósticos, su firmeza en los principios y su sinceridad en sus limitaciones, hace que muchos, mejor dicho los comensales de la política, no lo soporten y quieran convertirle en el señor de los extremos.

Elogio al señor Sánchez Dragó por su claridad, por su intransigencia ante los intentos, que algunos presentadores tienen, de “manejar” las entrevistas; Elogio por su sencillez firme; elogio por hacer que nuestras sentadas en el sillón engañoso de la prosperidad sean cada día más inquietas...

Elogio, señor Sánchez Dragó, por romper moldes y no tener miedo a nada, excepto a encontrarse solo en un ascensor con una “mujer”.