El vicio del poder

Bale como Dick Cheney

“Vice”, que es el título original de la película, y que hace un juego de palabras entre “vicepresidente” y “vicio”, cuenta la historia de Dick Cheney, el hombre que acabó convirtiéndose en el vicepresidente más poderoso de la historia de EEUU, y que ejerció una influencia y poder enormes en la sombra, bajo los ocho años del mandato de George Bush.

La historia lo tiene todo para que, al menos a mí, me pudiese apasionar, ya que el cine norteamericano tiene una tradición espléndida de biopics, y en este caso la cercanía temporal del protagonista, las características de su personalidad y su enorme poder e influencia, constituyen todo un aliciente. Pero lamentablemente, aunque es un film que es imposible que no interese, está muy lejos de resultar apasionante.

La cuestión se debe a que los artífices de hacer esta película han decidido, por supuesto de forma legítima, encarar la historia desde el sarcasmo, el gamberrismo y algunas veces la caricatura. Además, complementan este tono con un narrador innecesario que te saca de la profundidad de la historia y algunos fuegos de artificio (como una declaración de intenciones al principio de la película rotulando que se han currado mucho la historia, o un falso final a mitad de la cinta donde sacan unos títulos de crédito) que hacen que transite con ligereza y aire satírico una historia que, en mi opinión, cosecharía más interés si se hubiera encarado con la sobriedad y hondura que creo más pertinentes a la hora de hablar de la mecánica del poder, de las sombras del mismo, y de quien se esconde detrás de las grandes decisiones que hacen que el mundo vaya en una dirección u otra.

No obstante, como la historia es tan atractiva y el film no deja de tener cierto ritmo, también hay que reconocer que el sentimiento de oportunidad perdida se compensa con el de mero divertimento, ya que si bien no apasiona, hay que reconocer que es un artilugio que no aburre y que te hace pasar agradablemente más de dos horas en el cine.

Ese aspecto positivo que describo está en buena parte sustentado en la interpretación de los actores protagonistas, muy especialmente la de un Christian Bale, que hace una recreación portentosa de Cheney mimetizando su físico, movimientos y sobre todo su voz (imprescindible verla en versión original).

Un film que cubre unos mínimos, que te hace pasar el rato, que te muestra cosas, pero que renuncia a unos máximos y a una ambición que podrían haberlo convertido en una película excelente que solo queda en interesante.