Aborto y liberalismo

Siempre fui antiabortista, incluso antes de mi caída de caballo de la izquierda. En realidad creo que aquellos tiempos de coqueteo con la izquierda no cuajaron porque era demasiado librepensadora de forma instintiva y, aunque el anarquismo más puro me llegaba a captar mejor que el comunismo con sus estructuras rígidas y su presencia en él área soviética por aquella época, la realidad me devolvía una necesidad de tener los pies en la tierra que el anarquismo teórico no conseguía sustentar.

Podía entender el cielo y desearlo, pero cuando los que te rodean y lo que te rodea es un mundo que sabes que no volverá y lo vives cada día o no lo vivirás, tú amor al prójimo, tu interés por devolver los cinco talentos multiplicados como te habían enseñado y exigido desde la infancia, se convierte en buscar que cada individuo pueda disfrutar de esa misma vida en libertad. 

Y por esa misma idea de luchar por individuos libres que trabajan unidos para ofrecer más espacios de libertad, me puedo llamar liberal, liberal progresista. Y por lo mismo, soy antiabortista, porque ese individuo que está creciendo en un útero, es un ser único e irrepetible, con vínculos genéticos con su madre, su padre y todos sus antepasados y vínculos afectivos con la dueña de ese rinconcito que le vio nacer y el entorno externo que se mueve junto a ellos, pero nadie es su dueño, nadie puede disponer de su vida por mucho que él dependa de ellos.

No quiero una ley que penalice el aborto, no quiero una lucha por aborto sí, aborto no, quiero empezar por que mis colegas liberales entiendan esto, quiero que el aborto no sea el derecho de nadie a acabar con otro ser humano, ni que estar contra el aborto sea un precepto exclusivo de la moral Cristiana o de cualquier otra religión. No quiero que el aborto sea un reclamo de la izquierda y el antiaborto de la derecha

Quiero que las pruebas gestacionales para determinar el riesgo de trisomias sea algo no sistemático, y que el aborto por síndrome de Down sea valorado tan negativamente como cualquier otro. Quiero que las mujeres antes de abortar sepan que no están tirando a la basura un trocito de piel. Que las adolescentes embarazadas y sus familias piensen que quizá esa nueva vida sea capaz de cambiar para bien la vida previa, un tanto irresponsable, de esa niña/mujer.

Quiero que las mujeres que no ven buen momento para el embarazo en curso sepan que la vida no es un protocolo de proyecto vital y humanizar el mundo es llenarlo de sonrisas con vida. Quiero que las mujeres violadas que quedan embarazadas sepan que borrar a ese ser de su vida no las hará olvidar mejor lo que pasó y que ese ser humano no tiene la culpa de que su padre no respetara su libertad, es tan inocente como ella de haber llegado a su lado. Quiero que la protección laboral y económica de las madres garantice que nunca esto sea la excusa para abortar.