Lucky

Debemos entender Lucky como algo más que una simple película. No solo es la última aparición en pantalla de Harry Dean Stanton, sino que también es el testimonio de su despedida de este mundo como ser humano, alguien que en las postrimerías de su existencia parece que decide mostrarse ante nosotros como él mismo. Un actor que se ha metido en la piel de todo tipo de personajes a lo largo de su vida y que al final lo que nos regala es una interpretación sobre su propia persona.

Llama la atención desde el primer momento la decisión del actor de mostrarse no solo tal como es, sino de recrearse en el momento en que se encuentra, en ese crepúsculo que solo puede vivirse en soledad, y que aquí tiene la generosidad de compartir con nosotros, narrándonos su día a día plagado de rutinas y relacionándose con todo tipo de personajes, todos ellos especiales.

Hay un empeño en mostrarnos las cosas tal y como son cuando alguien llega a un determinado momento, alguien que tiene más de 90 años, que se encuentra razonablemente bien, pero que empieza a asumir que el final se acerca, ante lo cual sigue con su día a día, repetitivo, en el muy concreto contexto de su pueblo, acumulando pequeños momentos y conversaciones llenas de verdad que cosen una historia tan entrañable como mágica en algunas secuencias (indescriptible la emoción y sentimiento que transmite en su interpretación de la ranchera Volver, volver). La historia de alguien que se está despidiendo desde la firme convicción de que no hay nada más allá y cuyo mayor consejo y legado es el de hacerlo con una sonrisa.

La vida profesional de Harry Dean Stanton es de sobra conocida para cualquier cinéfilo que ha asistido a una carrera que se inició en los años 50. Ha estado a las órdenes de clásicos del cine norteamericano como Alfred Hitchcock o Michael Curtiz, de otros contemporáneos como Scorsese, Coppola, Ridley Scott o David Lynch (excelente como secundario en esta película), así como grandes del cine de autor europeo como Wenders, Tavernier o Sorrentino.

Sin embargo, poco se sabía de su vida privada, y parece que no ha sido hasta ahora, hasta su momento final, cuando ha decidido mostrarse tal y como es y no en un documental, sino en un film de ficción. Un hombre afortunado que otea con una sonrisa la proximidad de ese camino por el que todos transitaremos y que ojalá todos aceptemos como él lo hace.

Film entrañable, sensible, pausado, con algunos magníficos momentos que se quedan grabados para siempre. Una lección agridulce sobre el paso del tiempo

Adiós Harry, ha sido un placer conocerte... al fin.

Nota: Harry Dean Stanton falleció el 15 de septiembre de 2017, 2 semanas después, el 29 de septiembre de 2017 Lucky se estrenó en las salas comerciales de EEUU.