Basada en hechos reales

película de Roman Polanski: "Basada en hechos reales"

Resulta obvio que Roman Polanski es uno de los pocos realizadores que podemos denominar como clásico vivo, porque si bien también nos quedan Clint Eastwood y Woody Allen, estos iniciaron su carrera como directores casi una década más tarde que la del autor polaco cuyo primer largometraje, la espléndida “El cuchillo en el agua” data de 1962, es decir que Polanski lleva ya 56 años haciendo películas.





Además en su favor hay que decir, que aunque resulte menos “mediático” para las nuevas generaciones que Allen o Eastwood,  sus últimas películas ofrecen menos dudas que algunos de los últimos trabajos de los norteamericanos, ya que si bien su producción es menos extensa últimamente sus propuestas son, sin excepción, muy interesantes.





De ahí que me sorprenda la tibia acogida de una película que a modo de resumen diré que ciñéndonos a las opiniones del público en general, recibe una nota de 5,5 en filmafinity o de 5,6 en IMDB, y que si dirigimos la mirada a la crítica más especializada, esta cataloga al film en un abanico que va de lo discreto a lo mediocre.





Digo esto porque me parece necesario poner sobre aviso al lector de esta crítica de que mi opinión se aleja de la del resto del mundo, y claro está, por esto quizás no deba ser tenido en cuenta lo que aquí digo. Pero por otro lado, y en mi defensa, puede que sea interesante para variar, escuchar algo elogioso de forma razonada sobre un film hecho por alguien que ocupa un lugar de honor en la historia del cine de forma más que justificada.





“Basada en hechos reales” (por cierto qué título más original y acertado) es un film interesante al que se le puede dotar de varia lecturas, aunque quizás la más relevante, y que aparece de forma repetida en la filmografía del director, es la de describirnos el proceso de creación literaria de una escritora y su búsqueda de la inspiración, de la musa que dé forma a sus ideas. Polanski para hacer más digerible un argumento tan a priori sofisticado, nos lo presenta en forma de thriller psicológico, recordando al menos tangencialmente a su espléndida cinta “El escritor” de 2010, y además plantea el film de forma menos teatral y más puramente cinematográfico que sus dos anteriores películas, “Un dios salvaje” (2011) y “La Venus de las pieles” (2013) con la que comparte temas y obsesiones.





La película es ágil, brillante, y reposa sobre la interpretación de sus dos protagonistas, Emmanuelle Seigner, esposa del director, correcta en su defensa del personaje, y por otro lado la siempre estimulante Eva Green, una actriz superlativa, de un atractivo especial y gran personalidad, que realiza una interpretación sugerente cargada de ambigüedad.





Sobre la base del trabajo de estas actrices, la trama transcurre con interés por sus agudos diálogos, algunos equívocos, relaciones insanas, incomodidad, paranoias y un fondo de desconcierto ante una relación tan inusual, que solo al final, y tras recomponer todas las piezas, acabas de entender de forma completa. Es un film bien estructurado, entretenido, misterioso, y que aunque a veces se alargue en exceso, creo que mantiene un buen nivel de interés a lo largo de todo el metraje. 





Me parece una más que competente pieza de cámara de su autor, que sin ser perfecta, destila muchas de sus señas de identidad reconocibles en toda su filmografía, digna de ser tenida en cuenta en un panorama fílmico tan adocenado como el actual, en el que esta película, cuanto menos, aporta un giro algo más sugerente e intelectual al sobrepoblado universo del thriller y sus aledaños.