REFLEXIONES

Monstruos terroristas

Gatito posa con un terrorista del autodenominado Estado Islámico para su revista. Dabiq

Los monstruos son parte de la mitología griega, junto a Dioses, Semidioses y Héroes. Representan el miedo por lo desconocido y, por ello, abundan mucho en la literatura griega. La fecundidad de sus obras dieron varios tipos: híbridos -compuestos de partes de otros animales o seres humanos, evolucionados o provenientes de metamorfosis -provocadas con frecuencia por un castigo divino-, y aquellos que tenían cualidades fuera de lo normal. Unos eran buenos, otros no.

Los conflictos de Oriente Medio, Iraq, Afganistán y otras confrontaciones armadas en el continente africano, han supuesto la exportación del odio mezclado con religión a nuestras calles. Diversos atentados terroristas vuelven a tener como escenario nuestra Unión Europea. Esta vez son de ideología islamista, pero eso da igual: el terror es igual de malo, sea por religión, opciones políticas o cualquiera otra bastarda razón.

Las creencias son respetables en nuestra cultura. Pese a quien pese, la vieja Europa donde vivimos es heredera de la cultura religiosa católica. El calendario fija en más de dos mil años la historia de ésta. Durante ese recorrido han ocurrido luchas internas y externas, con mayor o menor violencia, en pos de intentar que el infiel fuera puesto bajo la creencia propia. Pasamos e hicimos pasar un particular calvario al resto de humanos del mundo conocido, así como a quienes se culturizó.

El poder económico del actual siglo proporciona unos medios inmensos a los países productores de petróleo. Algunos de ellos, con importantes diferencias entre sus habitantes, tienen dinero por castigo y medios para las más disparatadas cuestiones. Se cuentan apoyos a diferentes bandos, opciones y amigos/enemigos de aquellas guerras; esos conflictos se dan a miles de kilómetros de sus fronteras. Quizá al proporcionar dinero a los violentos, otorgue la distancia de los sucesos.

Las noticias nos llueven con miles de imágenes de gentes que huyen despavoridos de su tierra natal. Algunos de ellos se quedan a disputar o defender su nación; otros se ponen en camino hacia una cultura que poco tiene que ver con sus costumbres. ¿Qué sentimiento tener cuando inocentes huyen de la guerra? ¿Qué posición adoptar ante aquellos que no buscan a su cultura como refugio sino la nuestra? ¿Cuántos son acogidos en países con ideología suní o chií? Bajo dichas creencias religiosas hay unos cuántos… y ninguno en Europa.

Recientes declaraciones de personas en contra de nuestro país, así como de Alemania, Italia, Francia, Grecia, Inglaterra… llevan la desazón a más de uno. Esas opiniones, tan contrarias al personal originario de estas tierras, son fecundas para el surgimiento de movimientos ultra nacionalistas. Nuestras propias sociedades también tienen individuos en dificultades económicas, personales y familiares. ¿Creen que Europa es un Paraíso? Pues no, es un lugar donde han ocurrido dos grandes guerras el siglo pasado en menos de 30 años. Ese recorrido de los siglos pretéritos nos han llevado a sistemas democráticos. Se han ido perfeccionando, de tal forma que, su principal característica es cambiar de gobierno sin necesidad de disparar entre los pueblos.

La evolución de esos animales -horribles monstruos en cuerpo humano- se han hecho realidad en Europa. Llegan a nuestras ciudades junto con otros que huyen. Algunos fueron soldados, pertenecieron a milicias, grupos terroristas o simplemente, al ver la realidad de aquí se integran en células durmientes. ¿No observan sus propios compañeros de viaje y residencia el radicalismo y tendencias terroristas?

Si tienes un conocido que se encuentre en proceso de radicalización, recuerda que tú también puedes ser su víctima. Avisa a la Policía Nacional o Guardia Civil de dichos actos e individuos. Y recuerda que, si consideras que aquí se está tan mal, vuelve por donde viniste. Aquí la base es respetar a tu vecino, como si tú fueras él.

La mitología griega era algo irreal. Los monstruos terroristas en Europa existen. Ayuda a nuestras naciones a convertirse en un Paraíso y dejar el infierno allá donde esté. Os dejo una canción de Estopa:

“Demonio, vete al infierno…

vete allá donde no te tenga al lado...”.