Periscope y el efecto Piqué

El defensa del FC Barcelona, Gerard Piqué/Alberto Estévez/EFE

Por José Julio De La Fuente Blanco

Periscope, la aplicación que permite desde desde un móvil interactuar en directo con usuarios de todo el mundo, cumplió a finales de marzo un año. En esa fecha ya superaba los 10 millones de usuarios y los 200 millones de transmisiones, lo que equivale a casi 110 años de vídeo en streaming.

Vistas las cifras, parece un año de éxitos. Pero lo cierto es que su llegada ha sido más lenta de lo esperado en España. Hasta hace un mes sólo unos cuantos usuarios utilizaban esta aplicación. Analizando el mapa mundi podíamos observar escasas transmisiones en España. Los puntos rojos –conexiones en directo- eran escasas en grandes núcleos de población como Madrid o Barcelona; mientras que en otros países como Estados Unidos, Brasil o la más cercana Francia brillaban por decenas.

En este remanso de paz, casi todos los periscoperos diarios y activos se conocían y se seguían. De hecho, muchos ya se han convertido en amigos. La mayoría se sentaba al otro lado del celular y hablaba de su vida. Otros grabábamos algún concierto o alguna rueda de prensa. Por aquellas noches periscoperas del verano se colaban @PabloMM y sus amigos, por ejemplo. Otra de las clásicas era @isamarihuana, una joven que concentra a decenas de personas frente a la pantalla.

Luego llegaron los canales, es decir, periscoperos que retransmitían y lo siguen haciendo con una periodicidad o sobre sobre alguna temática en concreto. Este es el caso de @elentrometido y sus ya famosos desayunos, en los que narra la actualidad a primera hora de la mañana desde otro punto de vista. Su protagonista, Alejandro Melgares, montó poco después Periscoperos.com, la primera comunidad de usuarios de la app de habla hispana. Allí se concentran muchos de los pioneros periscoperos: el cantarín @FanDeSonrisas, el mestizo @HanChuiLi, el simpático @NessBoli, la misteriosa @Alma_MM, el artista @PochiSempere, la carismática @LaiaGM o la canaria @queenpiaf , entre otros.

Pero el concepto de Periscope como comunidad de amigos cambió cuando personajes relevantes se subieron a la lente del submarino. La primera fue la presidenta madrileña, Cristina Cifuentes, que encendió su Periscope junto a Rajoy el 28 de enero. Su soltura con el móvil, frente a la escasa telegenia del presidente, sorprendió a propios y extraños. Después le vimos haciendo un 'periselfie' en directo con Pablo Motos, el hombre desactualizado, lo que hizo aumentar el interés de muchos espectadores por la herramienta.

Pero el ítem de la propagación de Periscope en España tiene nombre de futbolista. El 28 de febrero Gerard Piqué quiso festejar su gol ante el Sevilla con una transmisión. A partir de entonces, y debido al éxito generado, siguió haciendo más scopes. Incluso muchos pensaron que Twitter había pagado al jugador para promocionar la aplicación. Yo no lo creo. A Piqué siempre le ha gustado la exhibición y la polémica. Eso sí, parece que a los clubes y las organizaciones no les gusta nada que se desvele el backstage del negocio y han prohibido sutilmente que otros sigan el camino del catalán. Prefieren que todo se centre en las ruedas de prensa y shows televisivos. Está más controlado, piensan.

Sea como fuere, denote o no que la vida de un futbolista interesa más que la de cualquier otro profesional de este país, Gerard se ha convertido en el periscopero más famoso de España, hasta llegar a alcanzar el récord actual de más de 417,000 seguidores y los 6,4 millones de corazones. Hace tres semanas no llegaba a los 200.000. Por tanto, con datos en la mano, podemos asegurar que el aluvión de usuarios de Periscope en el último mes se debe casi exclusivamente al futbolista.

Desde entonces Periscope se ha llenado de usuarios de todo tipo. Los puntos rojos en el mapa han subido como la espuma. Ha ganado en variedad pero muchos se quejan de que ha perdido en calidad. Y es que algunos pocos usuarios prueban todo tipo de técnicas para conseguir corazones y seguidores, compitiendo entre sí: bromas, sorteos, 'yonuncas', hazañas de todo tipo, etcétera. Y, lo que es más grave y notorio, los llamados trolls y haters llegados con Piqué se han multiplicado exponencialmente hasta ser bautizados con un nombre específico: 'niños ratas'. Seguro que si eres periscopero te los cruzas diariamente: insultan, hacen bromas sin gracias y son muy muy pesados con tal de llamar la atención. Y además tienen decenas de cuentas para volver a dar guerra tras ser bloqueados.

Periscope está ahora en esa pequeña crisis de crecimiento. Con el tiempo, las aguas volverán a su cauce y a quien le guste las retransmisiones seguirá ahí y al que no se cambiará a otra aplicación de moda. Pero el reto fundamental de la herramienta pasa por afrontar la competencia de Facebook Live y de Youtube, que ante la perdida en cascada de espectadores prepara un novedosos programa de livestreaming. Veremos qué ocurre y pediremos corazones.