Frente a la idea y la tradición de que los helados se comen solo cuando hace calor, las heladerías se reinventan y sobreviven al invierno con dulzura y fieles clientes. De hecho, durante la Navidad, son muchas familias las que optan por cambiar el helado por el turrón, o introducirlos como acompañante en la sobremesa.
Así pues, entre ilusión y casi 80 sabores, María Pilar, al frente de la heladería Puerta Real en el centro de Zaragoza, vive su primer invierno con la ventana subida. Tras las primeras semanas, la propietaria hace un balance positivo, aunque asegura que la venta depende de la temperatura: “Si el día sale bueno, a la gente le gusta el helado”.
En su caso, la emprendedora declara que al estar ella sola trabajando le compensa abrir, mientras que si tuviera que pagar a empleados no cubriría los gastos.
Además, considera que sus clientes “se lo merecen”. “Mantenernos abiertos es una forma de agradecerles que ellos hayan estado en verano. Así, si les apetece un helado un día en invierno, tienen la opción de venir. Y hay gente que come en verano y en invierno”.
Pese a ello, María Pilar confiesa que en España no hay cultura de comerlos todo el año, mientras que los turistas lo demandan más. “Un europeo come siempre y los españoles todavía tienen la idea de los helados de hielo. Ahora ya no tienen nada que ver, un helado es cremoso, pero por hábito lo vemos muy de verano”, explica.
Mostrador de Puerta Real.
Encargos en Navidad
De esta forma, cuenta que en cada estación cambian tanto los sabores (más frutales con calor y más cremosos para el frío) como el consumo. Estos días, en lugar de pasear con el helado por la calle, mucha gente lo compra para llevarlo a casa.
Precisamente en este punto, María Pilar reconoce que está teniendo muchos encargos para los días de fiestas (cena de Nochebuena o comida de Navidad). Los clientes se los llevan en envases isotérmicos, que hay de tres tamaños diferentes, para sacarlos de postre. “Un panetone mejora acompañado de un helado de vainilla, es un buen acompañante”, justifica.
Entre los que más se están demandando destaca el de kinder, nutella, milhojas, canela, nata, maracuyá y, sobre todo, el de limón para mezclarlo con cava.
“Muchos ya han venido a buscarlo, porque es un producto que se puede guardar perfectamente”, defiende la heladera.
Una exitosa apertura
La heladería Puerta Real abrió el pasado mes de abril en el centro de Zaragoza, en la avenida César Augusto. Así pues, María Pilar, que dejó su empleo como interiorista, hizo realidad un sueño. Tras varios meses asentada, asegura que ha ido muy bien, con mucho trabajo, pero también con adversidades.
“Montar un negocio es una montaña rusa, una aventura. Lo volvería a repetir como experiencia vital, pero genera mucho estrés”, explica al respecto.
Como conclusión, la heladera dice con orgullo que lo mejor de la heladería son los clientes y los helados: "Yo doy gracias por la aceptación que han tenido. Han gustado mucho".
