Panettones, cookies, bizcochos, tartas, palmeras o turrones. El mostrador de la pastelería La Cuquí presenta una extensa gama de dulces y una experiencia irresistible que cada vez conquista a más parroquianos. Y es que, en un momento en el que algunos buscan pasteles modernos y exóticos, muchas apuestan por las recetas de toda la vida.
Con la idea de rescatar la tradición, nació en el año 2021 la pastelería La Cuquí, de la mano de Flavia, una francesa ligada a Aragón y formada en la prestigiosa escuela de cocina Le Cordon Bleu. Comenzó ganándose el cariño de los vecinos de Valdespertera en un local en la calle la Lista de Schindler, 37, pero tras obtener cada vez más reconocimiento y clientes, ahora da el salto al centro de la ciudad.
“Hacía tiempo que queríamos, porque la idea siempre ha sido expandirnos. Ahora nos hemos decidido y tenemos mucha ilusión”, afirma la pastelera.
Así pues, la pastelería La Cuquí abrirá próximamente sus puertas en la calle Cádiz. Todavía no hay fecha exacta, pero la propietaria confiesa que será en unos 15 días. “Está todo preparado, solo falta que nos pongan la electricidad”, explica con mucha ilusión de cara a las fechas de Navidad.
Flavia cuenta con una experiencia que la avala, ya que, además de su formación, ha trabajado con prestigiosos chefs por todo el mundo. Sin embargo, finalmente decidió abrir su propio negocio y, como su pareja es de Zaragoza, emprendió en la capital aragonesa.
Bizcocho de La Cuquí.
Poco a poco fue concretando su esencia: un híbrido entre una apariencia moderna, pero sin conservantes y con técnicas francesas. Además de productos de la zona con proveedores locales.
Con su llegada al centro, aspiran a darse todavía más a conocer, sobre todo, su producto artesano: “A día de hoy, que hay tanta cosa industrial y tanta franquicia, queremos ofrecer nuestro producto hecho a mano. El panetone, por ejemplo, es de masa madre. Estamos 12 días elaborándolo. Los turrones también son nuestros”.
De hecho, si hay algo que hace especial a La Cuquí (entre otras cosas) es sus recetas. “Tenemos recetas de 1887. Muchas nos las han pasado abuelas de sus cuadernos escritos a mano”, destaca Flavia.
Bizcocho artesano.
Además, reconoce que mientras estudiaba, sus clases de pastelería se enfocaban en la de toda la vida, “la de cuna”.
Sin duda, es algo que quieren potenciar, incluso en el diseño del nuevo establecimiento: “Es más retro para dar realmente la imagen que tienen las recetas. Que te remita a la antigüedad”.
En el local, según explica la dueña, hay una mesa alta para poder tomar un café, pero mayormente se basa en productos para llevar.
Productos estrella
Unos productos entre los que destacan varios, aunque Flavia señala que “se vende todo”. Principalmente, son las cookies las más reclamadas. “Las hacemos con la receta americana de las casas de Estados Unidos. Hemos buscado una receta original y no es la típica cookie que está de moda en las redes. Es la que hace en casa una madre para sus hijos”, detalla la francesa.
Por otro lado, sus bizcochos y tartas tienen un amplio público. En este caso, Flavia recuerda cuando un cliente lloró diciendo que un bizcocho le había recordado a su abuela. Sin duda, una reacción que demuestra que el esfuerzo del negocio vale la pena.
Tarta de la pastelería.
“Este es realmente nuestro objetivo, poder rescatar esta pastelería que quedó prácticamente olvidada por tanta cosa que iba surgiendo”, concluye.
Panetone y turrón.
La pastelera confirma que han tenido muchos éxitos durante estos cuatro años, lo que refleja que hacer las cosas con amor y mimo, da sus frutos.
