Zaragoza
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El aroma a la Navidad se siente cada vez más cerca. Las fechas más bonitas del año están a la vuelta de la esquina. Las luces en varios puntos de Aragón comienzan a encenderse, y con ellas la ilusión de miles de personas. Muchos ya decoran sus hogares y otros ya piensan en los regalos de Papá Noel.

Sin embargo, en un rincón de la provincia de Zaragoza, Muel, la señal de que la Navidad se acerca es otra y tiene un nombre propio: Jorge Martín. Este aragonés lleva más de 10 años montando su propio Belén en el huerto de su casa (desde que él tenía 12) y es ya una tradición arraigada en el pueblo y en la Comunidad.

Lo que empezó como la pasión de un niño por jugar y vivir la Navidad, con el tiempo ha llegado a algo inimaginable, grande y muy especial. El Belén Artesanal de Jorge Martín atrae cada temporada a cientos de personas, quienes se acercan a esta casa de la familia a descubrir las más de 1.000 figuras que Jorge monta con cuidado y cariño.

El próximo sábado 6 de diciembre abrirá de nuevo las puertas con el objetivo de seguir sorprendiendo a los visitantes. Cada año el nacimiento cuenta con algunas novedades y este 2025, según explica el joven, la principal diferencia con la edición anterior es que ha reciclado muchas casas de hace más tiempo.

Belén artesano de Jorge Martín.

He vuelto a colocar el desierto que otros años no había puesto. En su momento, a la gente le gustó mucho, la había quitado y este año la he ampliado un poco más y la he intentado hacer más completa”, añade Martín.

Además, explica que ha tratado de jugar con la altura, a través de dos cuevas nuevas, y con las escalas: “El Belén suele ser bastante plano y quería hacer un campo más elevado, con vegetación y árboles. Así parece más frondoso y más alto”.

En este punto, señala que mantiene la misma superficie, de unos 32 metros cuadrados, y más de 1.000 figuras. No falta el río, las cascadas, las figuras más clásicas y numerosos animales (mariquitas, mariposas, ratones, búhos), que hacen que este humilde proyecto sea reconocido por muchos. Desde luego, nada tiene que envidiarle a aquellos más grandes o de mayor presupuesto.

Zona del Belén.

A pesar de la cantidad de piezas que tiene, Jorge Martín defiende que tiene todas localizadas, ya que pierde mucho tiempo en colocarlas. “Creo que no he perdido ninguna. Recoger, recogí todas, luego ya se han salido todas de la caja, no lo sé”, dice entre risas.

Meses de montaje

En cuanto a ese montaje, el joven confiesa que empezó en torno al 8 o 10 de agosto. “Empecé cuando tuve las vacaciones de verano y lo voy montando en ratos sueltos y sobre todo fines de semana. Si todo va bien lo acabaré este sábado”, concreta Martín.

Así pues, queda claro que para que desde el 6 de diciembre al 6 de enero la gente pueda disfrutar del Belén, el trabajo es inmenso y de muchos meses, contando con la ayuda de sus padres y su hermano. De hecho, el de Muel bromea con que en su casa “es Navidad continua”.

Un espacio del Belén de Jorge.

“En enero empiezo a quitar el Belén, son más o menos un par de meses, hasta finales de febrero o principios de marzo estoy con él y en agosto ya empezamos. Mientras, el resto del año aprovechamos para arreglar si algo está estropeado o hacer cosas nuevas”, especifica.

Consciente de que llegara un año en el que “por desgracia”, será el último, Jorge y su familia siguen adelante con la misma ilusión y con el refuerzo de ver que funciona y a la gente le gusta. “Además, son muchos años de trabajo tanto en el propio Belén como en darlo a conocer. Nos hemos movido mucho y es que hay gente que no la ves en todo el año hasta que viene de visita”, cuenta.

El pasado año recuerda que fue una locura por la cantidad de gente que acudió, el récord. “Pasaron más de 1.000 personas. Hubo días de estar 50 o 60 personas metidas. Eran ríos de gente entrando y saliendo de mi casa”, subraya Jorge, que afirma que tuvo visitantes de todo Aragón e incluso de Valencia o Barcelona.

Los horarios son de 11.00 a 14.00 y de 16.00 a 20.00 los fines de semana y días señalados como Navidad, Año Nuevo o Reyes. Cabe destacar que la entrada para verlo es gratuita, por lo que no hay excusas para no dejarse sorprender y contagiarse del espíritu navideño.