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España siempre ha sido tierra de bares. No es solo una cuestión de costumbre, es de identidad, cultura y un fenómeno casi sociológico. Con un local por cada 175 habitantes, nuestro país ostenta la mayor densidad de bares del mundo, muy por encima de Reino Unido, Alemania, Francia o Italia, donde estas cifras quedan muy atrasadas.

Pero, pese al encanto del sector, trabajar en hostelería continúa arrastrando una sombra: la percepción —a menudo basada en experiencias reales— de largas jornadas y salarios insuficientes. Una combinación que ha marcado la reputación laboral del sector y que desalienta a muchos antes incluso de empezar.

Aun así, no todos los hosteleros aceptan esta realidad como inamovible. Algunos empresarios apuestan por elevar el listón de las condiciones laborales en un campo que mueve 112.000 millones de euros al año, el equivalente al 4,8% del PIB español.

Entre ellos está Ricardo Gil, propietario del restaurante Épsilon en Alcañiz (Teruel), cuya actividad en redes sociales acumula miles de visualizaciones, mostrando así la trastienda real de su negocio.

En uno de sus vídeos más comentados, el hostelero aborda de frente la cuestión salarial y lanza una afirmación que sorprende por su franqueza:

"Incumplo totalmente el convenio que rige el sector de la hostelería. Y, ¿cómo lo incumplo? Al alza. Pago un 20% más del salario mínimo interprofesional".

Su motivación es clara: fidelizar a sus trabajadores y construir una relación sólida entre empleado y empleador. Y los datos parecen respaldar su filosofía.

La media de mis trabajadores es de ocho años. Algunos se habrán quedado 14 y otros 5, pero por debajo de cinco años no hay nadie”, asegura.

Lucha contra un convenio que considera insuficiente

Para Ricardo, pagar nóminas “bien pagadas” es el secreto de que su modesto restaurante continúe sirviendo como el primer día, con un público y un tejido empresarial más que sólido. "El pago de las nóminas, bien pagadas, es una inversión de presente y futuro. Por favor, mejoremos entre todos este convenio", señala.

En sus publicaciones, además de apostar por una mejora salarial de los trabajadores, propone una reforma profunda del convenio, siendo fiel defensor de introducir mejores y más descansos, tanto dentro como fuera de la jornada laboral.

A su juicio, este tipo de alicientes en el convenio beneficiaría tanto al trabajador, que sería algo más feliz, como al empresario, ya que los trabajadores serían más productivos.

Actualmente, los sueldos del convenio de hostelería de Aragón para 2025 oscilan entre los 1.478,93 euros mensuales para el máximo nivel y los 1.291,65 euros para el nivel más bajo, tras una subida del 4% respecto a 2024.

Sin embargo, pese a la adecuación aparente con otros sectores, otro de los grandes males del sector continúa siendo la economía sumergida: en España, el trabajo no declarado se estima en torno al 24% del PIB, uno de los porcentajes más altos de la Unión Europea, junto con Italia y Grecia.

El mensaje de Ricardo que se ha hecho viral en redes, reabre un debate necesario en un sector clave para la economía y la identidad del país. Su experiencia demuestra que mejorar las condiciones laborales no solo es posible, sino también rentable para quienes apuestan por hacerlo.