Con la llegada del frío y del otoño quedan pocas cosas buenas, al menos para los amantes del buen tiempo. Anochece a las seis de la tarde, no sabes si salir con sudadera o cazadora, te congelas en las terrazas y como si de la nada se tratase, comienza a llover.
Eso sí, el otoño también tiene cosas preciosas y únicas. Entre todas ellas y, sobre todo para los amantes del senderismo y la gastronomía, se encuentra en lo más alto del ranking la recolección de setas.
Hay numerosas zonas de Aragón que son auténticas minas para recoger boletus, como la Sierra de Algairen, el Valle de Tena o toda la sierra de Albarracín en Teruel. Entre estas, destaca el Moncayo, teniendo como principal aliado para esta tarea el municipio zaragozano de San Martín de la Virgen del Moncayo.
San Martín de la Virgen de Moncayo, Zaragoza
Ubicado en la Comarca de Tarazona y el Moncayo, a las faldas de la majestuosa montaña que le da el nombre ( con 2.315 metros), este 'pueblecito' se posiciona como un punto de inicio privilegiado para preparar una salida en busca de boletus.
Con menos de 300 habitantes y múltiples atractivos, la propia web de Turismo de Aragón lo tiene claro a la hora de describir este pueblo: “es un oasis para los buscadores de setas”.
“En él podrás encontrar una variedad infinita de especies e incluso algunas que no se dan en ningún otro lugar”, señalan. Tal es la actividad micológica que hay un Centro de Micología en el municipio, ideal para ver al natural diferentes especies de setas así como para recibir asesoramiento a la hora de distinguir setas comestibles de las que no lo son.
Hay quienes cultivan setas como la ‘melena de león’ o el ‘shiitake’, aunque de forma silvestre las más comunes de encontrar son los níscalos, la amanita caesaera (una de las más cotizadas por su sabor), boletus, oronja y, cómo no, los rebollones. La densidad y variedad alcanzan los 700 tipos diferentes de setas identificados, únicamente en término geográfico del Moncayo.
Tal es la afición que se celebran jornadas micológicas en primavera y en otoño. Además, no es raro ver como protagonistas las setas en los menús de los restaurantes locales.
Permiso de recolección
Quienes deseen visitar San Martin con la intención de recolectar setas deben saber que hay ciertos requisitos. En el Moncayo aragonés, la normativa permite recolectar un máximo de 3 kilos por persona y día en zonas que no sean de aprovechamiento micológico regulado (cotos) y dentro del Parque Natural del Moncayo.
Solo se pueden recoger setas silvestres comestibles o de uso medicinal, siempre que no figuren en el listado de Especies Silvestres en Régimen de Protección Especial. En el caso de recolecciones con fines divulgativos o científicos, se permiten hasta seis ejemplares por especie, persona y día, siempre que se cuente con autorización o pertenencia a una asociación micológica.
Lo que no se debe hacer
Las autoridades insisten en que la pasión por las setas no puede traducirse en un daño para el entorno. Por ello, quedan prohibidas las siguientes prácticas:
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Arrancar o destruir las setas, una costumbre lamentablemente frecuente en temporada alta.
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Remover el suelo o alterar la capa vegetal con herramientas como rastrillos, azadas, hoces, picos o palas.
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Recolectar durante la noche.
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Alterar señalizaciones, vallados o infraestructuras de las fincas o montes.
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Usar bolsas de plástico para transportar las setas, ya que impiden la propagación de esporas y deterioran los ejemplares. Solo las recolecciones científicas pueden emplear recipientes herméticos.
Así, tanto el Moncayo como San Martín se preparan para una nueva temporada de setas en la que naturaleza, tradición y respeto deben ir de la mano.
