Las Fiestas del Pilar, ese espacio de 10 días donde decenas de miles de zaragozanos y de turistas abarrotan las calles y, de vez en cuando, saturan los servicios. Todos pensamos en que plan vamos a hacer, pero rara vez se nos pasa por la cabeza la otra cara de la moneda.
Hay determinadas profesiones que son indispensables en este tipo de fechas. Entre ellas, destacan los hosteleros, sanitarios, y sobre todo, quienes garantizan que todo el mundo llegue a tiempo, los taxistas. Un sector que multiplica su trabajo durante las fiestas y que, sin embargo, asegura que hay noches todavía peores en el calendario que las del Pilar.
Miguel Izaguerri, taxista y actual presidente de APATZ, lleva tres décadas al volante en Zaragoza. Sabe lo que es vivir las fiestas desde el retrovisor, entre prisas y largas esperas en las puertas del recinto ferial.
Asegura que el cuerpo manda más que la voluntad y que, aunque las fiestas son intensas, la flota zaragozana está preparada para afrontarlas. “Entre semana hay más trabajo de lo habitual, pero tampoco es agobiante. Luego, en el fin de semana se libera el servicio y estamos todos, los 1.800”, comenta Miguel acerca de la organización.
Las noches, sin embargo, siguen siendo el mayor desafío. Ante la pregunta de ¿Qué es lo más complicado de trabajar en estas fechas? Miguel lo tiene claro. “Hombre, trabajar de noche quizás va con otro tono, la verdad. Aunque es peor cualquier fin de semana del resto del año que uno de Pilares, sobre todo por la noche. El año pasado, en cuatro meses, tuvimos ocho agresiones”, señala.
Pese a ello, las Fiestas del Pilar se viven con otro ambiente. “La gente va más alegre, más distendida. También hay mucha gente de fuera, por lo que es diferente. Ya te digo, cualquier fin de semana del año normal suelen tener más problemas con los clientes”.
Tras la pandemia, muchos taxistas han cambiado su forma de ver el trabajo: “Nos hemos dado cuenta de que podemos vivir igualmente sin tener que estar toda la noche trabajando. Igual, con un poco menos, se vive igual”.
Con todo, Miguel se muestra orgulloso del servicio que ofrece el taxi zaragozano. “Yo creo que el centro de taxis en Zaragoza, en general, está muy bien valorado por el usuario. O esa es la percepción que tengo. Ya llevo 30 años aquí y la percepción que yo tengo es que la gente nos aprecia”.
Este año, con las Fiestas del Pilar y una huelga del tranvía en marcha, el reto será doble. Pero si algo demuestra el gremio, año tras año, es que el taxi sigue siendo uno de los pilares fundamentales para que Zaragoza no se detenga, ni siquiera cuando todo lo demás lo hace.
