Si a estas alturas del año todavía no has podido irte de vacaciones, hay muchas opciones sin salir de Aragón para disfrutar de tu tiempo libre. Desde grandes rutas, hacer 'turismo de bar' o visitar alguno de los castillos más impresionantes de la comunidad.
La capital de la comarca del Cinca Medio ha sido, históricamente, un municipio donde se han librado grandes batallas y asedios. Teniendo al Castillo de Monzón como uno de los bienes más preciados de la Corona Aragonesa por aquél entonces.
Si hablamos de castillos que han marcado un antes y después en la historia de la comunidad, esta fortaleza no puede faltar en el ranking, como pueden serlo el de Mora de Rubielos o el de Loarre.
Historia del Castillo de Monzón
Pese a sus orígenes musulmanes, pronto se convertiría en pieza clave del Reino de Aragón al ser reconquistado por el rey Sancho Ramírez y su hijo Pedro en el 1089, tras un asedio que duró tres meses.
Victoriosos y con el correspondiente reparto de tierras a los nobles, el joven Pedro fue nombrado gobernador de Monzón, convirtiéndose después en Pedro I de Aragón y haciendo de la fortaleza una base esencial para su estrategia militar y defensiva.
La etapa más brillante del castillo llegó cuando fue entregado a los templarios, quienes lo transformaron en su gran cuartel en Aragón y educaron en él al joven rey Jaime I, conocido como “El Conquistador”.
En esta etapa templaria (desde el año 1143 hasta su disolución en 1309), resistió asedios legendarios, guerras y remodelaciones.
Así es el castillo
Se encuentra en lo alto de un cerro, vigilando el municipio de Monzón. Su acceso está protegido por una rampa en zigzag, murallas y baluartes de ladrillo de los s.XVII y XVIII, y un foso defensivo.
Su núcleo medieval se organiza en torno a un patio de armas con cinco edificios: la torre del homenaje, la sala capitular templaria, la iglesia de Santa María, dormitorios y la cárcel.
No le falta detalle alguno. Lo que más sorprende es la robustez de la torre del homenaje, los túneles subterráneos y la capilla románica de San Nicolás.
La leyenda de Fray Bartolomé de Belvís
Una de las leyendas que más ha perdurado es la del Comendador Fray Bartolomé de Belvís, el cual se vio obligado a entregar el castillo en contra de su voluntad. Desde entonces se aparece por las noches a finales de mayo como una figura blanca fantasmal con el rostro ensangrentado.
Se dice que grita y golpea las paredes de la fortaleza por la injusticia cometida contra la Orden y su propia represión.
Precios
La entrada general cuesta sólo 3,50€, pero existen rebajas a jubilados, familias numerosas, desempleados y estudiantes menores de 25 años. Los grupos de adultos pueden acceder por 2,50 € por persona y los colegios, por solo 1,25 €.
Además, los menores de 9 años y las personas con discapacidad pasan gratis.
