Zaragoza
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El transporte por carretera es uno de los pilares de la economía española, la gran mayoría de las mercancías se mueven en camión. Sin embargo, el sector atraviesa una crisis silenciosa que amenaza con agravarse en los próximos años.

La profesión de camionero, al igual que ocurre en la construcción o la hostelería, sufre un acusado vacío generacional que pone en jaque la continuidad del oficio. La falta de conciliación familiar y la inseguridad son algunas de las claves que pueden ayudar a entender el motivo.

Según la Federación Nacional de Asociaciones de Transportistas de España, en la próxima década uno de cada tres conductores alcanzará la jubilación. La falta de relevo generacional convierte este escenario en una auténtica bomba de relojería para empresas que dependen del transporte diario de mercancías.

Miguel, camionero desde 1998, es testigo de esa realidad. No le sorprende el desinterés de los jóvenes: "Es una vida muy sacrificada, son muchas horas de trabajo y con lo que renuncias... no está bien pagado", confiesa en conversación con El Español. Aunque ahora disfruta de una ruta estable que le permite regresar cada noche a casa, matiza con crudeza: "Las 13 horas diarias no me las quita nadie".

La conciliación es, quizá, el mayor obstáculo para atraer nuevos profesionales. "La conciliación familiar es complicada, si tienes que dormir toda la semana fuera ya me dirás tú", señala Miguel. Muchos de sus compañeros deben aceptar rutas nacionales o internacionales con condiciones aún más duras: "Muchos compañeros están toda la semana fuera o incluso 21 días si es internacional", recuerda.

A esta dificultad se suma la precariedad e inseguridad de los descansos: "Dormimos en áreas de servicio, en polígonos, la mayoría de las veces en la cabina y eso tiene sus riesgos, es peligroso", reconoce.

La inseguridad se ha convertido en otro de los grandes problemas. Desde Tradime, la asociación de transportistas, advierten de un repunte en los robos. “Hay fines de semana en los que hemos tenido cinco robos del camión completo. Ya no se cortan. Se llevan el camión completo y aparece destrozado en Madrid. Las compañías de seguros nos están subiendo las cuotas”, denuncia su presidente, José Antonio Moliner.

A estas dificultades se añaden carencias en las infraestructuras. España, a diferencia de otros países europeos, carece de áreas de servicio adecuadas. Miguel lo ejemplifica con un contraste evidente: "En Francia hay duchas gratis si estás en autopista, pero aquí en España ducharte te cuesta entre 3 y 6 €, eso depende de la estación de servicio, otras te la regalan pero con un menú que son ya 15 €", compara.

El cóctel es difícil de digerir: jornadas interminables, escasa conciliación, sueldos poco competitivos e inseguridad en las rutas. Como resume Miguel: "No es que no haya conductores, muchos que están en paro tienen el carné pero no quieren trabajar en esto". Y añade un ejemplo revelador: "En el curso de la renovación del CAP (Certificado de Aptitud Profesional) estábamos 18 personas, pero dedicados al transporte por carretera solo éramos dos".

El sector vive atrapado en un círculo: faltan incentivos para atraer a nuevos trabajadores y, mientras tanto, los veteranos asumen cada vez más carga de trabajo en un contexto de inseguridad creciente. Un futuro incierto para una actividad que sostiene gran parte del tejido productivo español.