Zaragoza
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Encontrar la manera de diferenciarse en un sector tan competitivo como el del entrenamiento es el secreto del éxito. Pero no es fácil. Sin embargo, crear una marca con personalidad propia es lo que han conseguido dos jóvenes de Zaragoza, Mario y Alberto. Juntos fundaron hace casi un año Ritō Fit House, un centro de entrenamiento para la gente a la que no le gusta entrenar, y que ya es un referente en la ciudad.

Ritō Fit House es un espacio innovador, único y diferente en Zaragoza. Un lugar donde no se juzga, donde la pereza es válida y en la que la experiencia acompaña al usuario desde que entra hasta que sale para lograr que el sufrimiento de ir a entrenar se convierta en el mejor momento de la semana.

“Ritō no es un gimnasio, es un centro de entrenamiento personal que está orientado a personas que no disfrutan del entrenamiento”, deja claro Alberto. “No es para todo el mundo”, añade su compañero Mario en relación también a la parte económica.

Diez meses después de que naciera Ritō, a día de hoy cuenta con dos locales en Zaragoza, uno en la avenida Juan Pablo II, 21, y otro en Mariano Lagasca, 14, y puede presumir de tener más de 400 socios. “Para mí es un orgullo tener todas las semanas a 400 personas que no disfrutan del entrenamiento, que les cuesta, que tienen pereza o que siempre han tirado dinero en un gimnasio”, asegura Alberto.

Rito Fit House. E.E.

Inicio de Ritō

No obstante, para llegar hasta este dulce momento ha sido necesario mucho trabajo, sacrificio y horas de reflexión por parte de Mario y Alberto, quienes se conocieron en la carrera de Ciencias de la Actividad Física y del Deporte.

El germen de este ambicioso proyecto se encuentra cuando ambos estaban terminando la carrera y estudiando Nutrición. Entonces, en época de pandemia, entrenaban por las tardes a personas en el parque, “replicando” lo que se estaba haciendo en el sector, pero siempre con su toque personal, con eventos o quedadas después de entrenar.

“A los pocos meses generamos una comunidad bastante grande, unas 50 personas de manera semanal entrenando con frío, con calor o con caca de perro en la zapatilla. No venían por el entrenamiento, venían por cómo se sentían al entrenar. Así surge Entinux”, explican los fundadores.

“A la gente le gustaba y decidimos crear un espacio donde se pudiera dar mejor experiencia, sin depender de las condiciones externas. En septiembre de 2022 creamos el centro físico de Entinux, nuestro primer proyecto más serio a nivel profesional. Fue nuestro primer bebé”, continúan.

Rito Fit House. E.E.

Después de un año y medio de reformas, de trabajo y durmiendo cuatro horas diarias, estos dos entrenadores, llenos de ilusión, lo sacaron adelante y pudieron comenzar a contratar personal y delegar tareas.

“Nos iba relativamente bien, pero hubo un punto de inflexión. Queríamos algo que no fuera lo típico y surgió Ritō Fit House como el siguiente paso de nuestro proyecto”.

De esta forma, en diciembre de 2024 nace la nueva marca, con una filosofía propia y con una visión clara, que cuida cada detalle y convierte el entrenamiento en algo más humano, más emocional y mucho más sostenible en el tiempo.

Rito. E.E.

¿Qué hace diferente a Ritō?

Si por algo se caracteriza este centro es por hacer aquello que no hacen otros para un público específico: “Nuestros usuarios son personas a las cuales no les gusta entrenar, por lo que trabajamos toda la experiencia y el entorno".

"Los entrenadores no van de negro, sino de blanco, el local no es oscuro, sino de tonos cálidos y parece más una tienda. Tratamos de que huela perfecto, mandamos todos los martes una newsletter, preparamos eventos como vermús o la fiesta del café. Cuidamos todos los pequeños detalles desde que entras a pedir información hasta los días que no vienes”, describen.

Por ello, otro de los pilares más importantes del proyecto es el club de running de Ritō, que sigue el mismo concepto. Es un grupo para la gente a la que no le gusta correr. Quedan todos los domingos para entrenar y tomar café después.

La idea nace con una doble motivación: para la gente que entrena fuerza en Ritō y demanda ejercicio aeróbico y para darse a conocer entre otras personas, ya que es el ticket más bajo.

En definitiva, en Ritō no hacen que les guste el entrenamiento, “porque no les va a gustar”, pero sí que les guste ir a Ritō, porque “todo lo demás engancha”. Buena muestra de ello es que, a pesar de darles pereza, acuden regularmente cada semana y “están fuertes y sanos”, resume Mario.

Y todo ello, por supuesto, no sería posible sin el gran equipo de profesionales que les acompañan. En total, contando con Alberto y Mario, son 15 personas “cualificadas e involucradas en el proyecto”.

Zona de entrenamiento. E.E.

Las sesiones de entrenamiento son de una hora y se puede elegir entre la modalidad individual, en pareja o en grupo. Además, cada entrenamiento se adapta al 100% a las necesidades y condiciones de cada persona. También a sus emociones.

Ser referentes en el futuro

Mario y Alberto mantienen su ilusión y la ambición de seguir creciendo. Mantienen los pies en el suelo, pero aspiran a seguir haciendo las cosas bien y mejorar la experiencia de cada socio. “No nos mueve la ambición vacía, sino la calidad, la innovación”, justifican.

No obstante, a medio plazo se marcan abrir un tercer y cuarto centro en Zaragoza y en el futuro, ser referentes en entrenamiento premium en España.