Los gastos invisibles, o como popularmente se les conoce como ‘gastos hormiga’, son esas pequeñas cantidades de dinero que desaparecen de tu cuenta bancaria sin que prácticamente lo veas.
Gastos tan superfluos como un café con tu compañero de trabajo, una suscripción de algo que no usas o pedir un día de la semana un Glovo, pueden suponer una cantidad considerable de dinero si analizas las cuentas a final de año.
Víctor Femosel (experto en economía), explica durante su intervención en el programa Aquí y Ahora de Aragón TV, que el problema no está en gastar, sino en no ser conscientes de cuánto se acumula. No se trata de prohibir, sino de aprender a sustituir según qué hábitos.
En la práctica, implica llevar una botella reutilizable en vez de comprar agua todos los días, comprar menos lotería, o caminar cuando se pueda evitar un taxi o un Uber.
El economista insiste en que no se trata de llevar una vida austera, sino coherente con el propio estilo de cada persona. Haciendo esto no vas a conseguir comprar un Ferrari, aclara. “No se trata de hacer un ejercicio de austericidio, sino de intentar hacer las cosas de una manera más razonable”.
Trucos para intentar reducir los ‘gastos hormiga’
Uno de los más sorprendentes es la ‘regla de las 72 horas’. Según explica Víctor, esta regla ayuda a frenar la impulsividad y consiste en esperar tres días antes de realizar una compra por internet. Seguramente, tras analizar esa posible compra, la acabes descartando.
Además, anima a fijarse pequeños retos semanales, como evitar dos o tres días de estos gastos hormiga, con el objetivo crear hábitos sostenibles a largo plazo.
Para ello, el economista aconseja separar aquellos gastos ‘invisibles’ de la semana y hacer un top tres ordenados de mayor a menor. “Atacando ese top tres conseguiremos tener ese ahorro”, señala.
Bajando los datos a la realidad, las cifras son descomunales. “En cuantía anual entre 1.500 y 1.800 euros se nos pueden ir. Es una barbaridad de dinero”, comenta Víctor.
La fina línea entre el ahorro y vivir
El programa de Aquí y Ahora salió a las calles de Zaragoza para preguntar sobre este tipo de hábitos…y las respuestas de los mañicos no pudieron ser más diversas.
Una entrevistada lo reconoció sin tapujos: “Todos los días me tomo el café de buena mañana y nunca me lo preparo en casa, la verdad”. En la otra vertiente, una vecina añade: “Es más fácil gastarlo en tarjeta que con efectivo. Se te va el dinero sin controlarlo”. Abriendo el debate sobre la digitalización y el aumento de gasto con tarjeta en comparación con el efectivo.
Víctor Femosel, economista, advierte sobre los gastos invisibles
Está claro que hay un equilibrio complicado pero, si no se pierde el foco y se es un poco constante, estos pequeños hábitos hacen grandes cantidades de dinero a la larga.
