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Cansancio constante, ronquidos fuertes o la sensación de no haber descansado nunca son síntomas que solemos pasar por alto, pero que pueden esconder un problema de salud mucho más grave: la Apnea Obstructiva del Sueño (AOS).

Lejos de ser un problema menor, la apnea está considerada una de las “enfermedades silenciosas” más infradiagnosticadas. Se estima que millones de personas conviven con ella sin saberlo, y solo entre un 5% y un 9% de los afectados, como media en España, recibe un diagnóstico correcto. La consecuencia: mayor riesgo de enfermedades cardiovasculares, deterioro cognitivo y una merma considerable de la calidad de vida.

Lo más llamativo es que la alerta puede no llegar solo en la cama o en la consulta de un neumólogo, sino también en un entorno inesperado: la visita rutinaria al dentista, donde la boca y la anatomía del paciente ofrecen muchas de las pistas necesarias para sospechar este trastorno del sueño.

¿Qué es la AOS?

En primer lugar, debemos situarnos y conocer qué es en sí. Se caracteriza por episodios repetidos de interrupción parcial (hipoapnea) o total (apnea) del flujo de aire durante el sueño, lo que impide que el organismo reciba oxígeno de forma adecuada.

Su gravedad se mide con el Índice de Apnea-Hipoapnea (IAH), obtenido a través de una poligrafía respiratoria domiciliaria o una polisomnografía hospitalaria y se clasifica en leve (entre 5 y 15 episodios por hora), moderada (entre 15 y 30) y grave (más de 30).

Además, el consenso internacional de 2021 recomienda tener en cuenta otros factores: descensos de oxígeno por debajo del 90%, índice de masa corporal (IMC), test de somnolencia Epworth y antecedentes cardiovasculares (hipertensión, arritmias, ictus, etc).

Normalizar los síntomas

La doctora Begoña Cuello Borau, especialista en odontología multidisciplinar de Centro Dental Torres, advierte que muchos pacientes conviven con señales claras sin darles la importancia que merecen: fatiga crónica, somnolencia diurna, falta de concentración, irritabilidad, bajo rendimiento laboral, despertar con sensación de ahogo o necesidad frecuente de ir al baño durante la noche.

“Negar o normalizar estos síntomas es abrir la puerta a problemas más serios”, recalca.

No diagnosticar la AOS a tiempo eleva el riesgo de mortalidad cardiovascular y de accidentes de tráfico, además de agravar patologías como diabetes, hipertensión o arritmias. “Aunque en ocasiones no es totalmente reversible, puede tratarse y mejorar de forma significativa la calidad de vida”, añade la especialista.

Dra Cuello

No actuar a tiempo

La doctora subraya la importancia de un diagnóstico precoz: “La falta de tratamiento aumenta significativamente el riesgo de complicaciones cardiovasculares y reduce la esperanza de vida”, subraya de forma contundente.

A su juicio, la apnea no solo deteriora la calidad de vida, sino que “multiplica la probabilidad de sufrir accidentes de tráfico, porque el paciente conduce con somnolencia; agrava enfermedades como la diabetes, la hipertensión o las arritmias; y acelera procesos neurodegenerativos”.

E insiste: “Estamos hablando de una patología que puede acortar la vida, pero que, al mismo tiempo, tiene tratamiento. Puede no ser reversible del todo, pero sí es tratable y eso mejora de manera decisiva la salud futura”.

El dentista, un factor clave

La odontología moderna se ha convertido en una pieza fundamental para identificar la apnea del sueño en fases tempranas. La boca, el cuello y la vía aérea superior aportan señales que pueden ser determinantes para sospechar de la enfermedad.

En este sentido, el Centro Dental Torres ha dado un paso adelante al implantar un protocolo de cribado sistemático en todos sus pacientes. Según la experiencia de su equipo multidisciplinar, hasta un 30% de quienes acuden a la consulta podrían presentar apnea del sueño sin saberlo.

El proceso de evaluación comienza con cuestionarios validados como STOP y STOP-BANG, junto con el test de Epworth para medir la somnolencia diurna. A ello se añade una exploración y valoración anatómica de la cavidad oral, cuello, así como otros registros como la escala de Mallampati y la revisión de signos asociados como bruxismo, reflujo, etc.

Cuando estos indicadores apuntan a un riesgo elevado, el centro realiza una poligrafía respiratoria domiciliaria que permite obtener datos precisos sobre el índice de apnea-hipoapnea del paciente. La colaboración directa con neumólogos asegura un diagnóstico certero y un seguimiento integral.

Persona roncando mientras duerme E.E.

Opciones de tratamientos

Una vez identificado el problema, en el Centro Dental Torres se ofrece un plan terapéutico adaptado a la gravedad de cada paciente.

En los casos leves y moderados, la primera opción es el Dispositivo de Avance Mandibular (DAM). Este aparato adelanta la mandíbula durante el sueño, lo que facilita la entrada de aire en las vías respiratorias y reduce notablemente los episodios de apnea.

Cuando la apnea se presenta en su forma más grave, el neumólogo puede recomendar algún tipo de cirugía en pocos casos, aunque suele recomendar el uso de la CPAP (máscara que lleva aire a presión a los pulmones). Sin embargo, no todos los pacientes logran adaptarse a este sistema. En esos casos, el neumólogo puede plantear el DAM como una alternativa viable, ofreciendo buenos resultados e incrementando la adherencia al tratamiento.

Con este enfoque multidisciplinar, la clínica consigue no solo tratar la apnea del sueño, sino también mejorar la calidad de vida del paciente a medio y largo plazo, reduciendo riesgos asociados y recuperando la sensación de descanso reparador que muchos habían perdido.

Prevenir para vivir mejor

La doctora Cuello insiste en la necesidad de dar importancia a las señales que solemos ignorar: “No hay que normalizar el hecho de roncar ni despertarse con sensación de asfixia. Igual que no es normal que sangren las encías, porque eso puede significar pérdida de hueso y, a largo plazo, pérdida de dientes”.

La boca es reflejo directo de nuestra salud general y, en este caso, también puede ser la puerta de entrada a un diagnóstico que salve vidas. “Todo está conectado”, concluye.