Dejar tu vida en una gran ciudad por mudarte a un pequeño pueblo no es una decisión fácil, pero cada vez más gente se atreve a ello en busca de la tranquilidad. El estrés, el agobio y las prisas de los núcleos urbanos hacen más atractiva la paz de los municipios más alejados. De esta forma, aquella moda que nació con la pandemia del coronavirus, es hoy en día una tendencia muy real y frecuente también entre los jóvenes.
Sandra, natural de Barcelona, es un ejemplo de esas jóvenes que han decidido dar un giro radical a su vida. En su caso, ha vivido siempre en grandes municipios, incluso en Madrid. Pero se dio cuenta de que esa vida no estaba hecha para ella. Así pues, hace unos meses supo que era el momento de lanzarse.
“He vivido siempre en ciudades y me fui a la gran ciudad, a Madrid. Estuve ahí un tiempo por trabajo, con una vida agitada de no parar de un lado para otro, de trabajar con estrés y no tener tiempo para mí, ni para hacer la compra. Eso fue hace dos años y vi que esa no era la vida que quería, que no me estaba haciendo bien. Tenía todo el rato la necesidad de ir a la montaña, de desconectar... Estuve un tiempo viviendo en ciudades más pequeñas hasta que dije, esto no es para mí, quiero probar a irme a algún sitio más alejado, más tranquilo. Tengo la posibilidad de teletrabajar y no había nada que me lo impidiera”, cuenta Sandra sobre su historia.
Así pues, el pasado mes de mayo decidió que quería irse a un pueblo y en julio se asentó en el Pirineo aragonés, en una localidad del Valle de Hecho. “Sabía que me quería ir a la montaña, aunque no sabía dónde. Vine a un pueblo del Pirineo de vacaciones y me gustó mucho. Empecé a preguntar si había opciones tanto de nivel de casa como de trabajo. Esta zona tenía la combinación y me vine”, explica.
El pasado mes de julio Sandra se mudó a un pequeño pueblo aragonés.
Dado su espíritu viajero y aventurero, esta decisión no sorprendió demasiado a su familia y amigos: “Llevaba tiempo dándole vueltas a algo así. Hace unos años ya empecé a querer moverme, soy una persona muy curiosa, siempre me ha gustado mucho viajar y me he mudado mucho”.
Sandra en la naturaleza del Pirineo.
Trabajo y vivienda
Sandra es periodista y teletrabaja como editora de vídeos, sin embargo, buscaba un lugar donde hubiera ofertas de empleo. “Estoy cerca de Jaca y hay mucho negocio. Si algún día no puedo teletrabajar, no me preocupa encontrar algo aunque no sea de lo que he estudiado, hay bastante movimiento”, justifica.
Además del trabajo, otro de los factores básicos al cambiar de población es la vivienda. Para esta joven catalana no fue tan fácil encontrar una casa, pues al ser un sitio muy turístico, “había oferta, pero también demanda”.
“Me costó un poco porque todo el rato me decían que iban a alquilarlo, que en septiembre sí que tendrían, pero en ese momento estaba todo ocupado”, subraya. En cuanto al precio, confiesa que es más barato, pero no tanto como se puede pensar, ya que “se ha disparado todo”.
Sandra junto a su perro en el Pirineo.
“El día a día no sé yo si es mucho más barato”, dice entre risas y afirma que donde más se nota el ahorro es en la vida social, porque al haber menos ocio, gasta menos.
Primeros meses
Sandra está a punto de cumplir dos meses en el Valle de Hecho y no se arrepiente de la decisión que tomó entonces: “Es como me esperaba. Mucha tranquilidad, naturaleza, mucha comunidad en el pueblo y con los vecinos. Noto a la gente más tranquila, no sé si más feliz, pero sin el estrés de las grandes ciudades. Es lo que más me gusta”.
La joven también sube contenido en redes sociales.
No obstante, es consciente de que es verano y de que hay mucha vida en el pueblo, algo que quizás en invierno sea diferente. “Tengo ganas de ver cómo será con el frío”, manifiesta.
En ese sentido, por ahora no echa en falta socializar o quedar con gente y se muestra muy contenta con el recibimiento: “Creo que estoy un poco engañada. Mi pueblo está llenísimo de gente joven y no tengo ningún problema en ir a tomar algo, siempre hay planes y me han acogido muy bien”.
Además, Sandra tiene muchos proyectos que le impiden aburrirse, como crear contenido en redes sociales o cuidar su propio huerto. “Empecé un poco tarde, porque se suele plantar en primavera para recoger los frutos en verano, pero algo está saliendo, ya tengo un tomate”, cuenta con ilusión.
¿Y el futuro?
Feliz y tranquila, Sandra disfruta de su estancia en el Pirineo, pero no se ata a ningún lugar. No obstante, mientras viva con su perro, su idea es permanecer en este rincón de Aragón.
“Tengo un perro que es mayor. Cuando lo adopté, estaba muy enfermo. Me han cambiado un poco los planes, porque en principio era como una acogida para que no se muriera en la protectora. Ahora está bien y ya hace un año y medio que lo tengo. Entonces, de momento mi plan es estar aquí el tiempo que estemos él y yo y estemos bien. Cuando él ya no esté, me lo replantearé”, reflexiona.
Sandra tiene ambición y quiere viajar y descubrir nuevos lugares, hacer cosas y aprovechar su juventud. Eso sí, tiene claro que cuando sea mayor, su lugar será el pueblo.
