A menudo hay que lamentar cómo históricos negocios cierran sus puertas, ya sea por falta de relevo o por el cambio de tendencias en el consumo. Sin embargo, también hay veces que aparecen jóvenes con ambición para estar al frente de ellos y mantener vivo su legado.
Es el caso de Nuria y Daniel, una pareja que acaba de empezar una nueva etapa en su vida. Dejando atrás sus empleos, han decidido emprender y coger el relevo de una mítica floristería de Zaragoza. Se trata del negocio ubicado en la calle León XIII, número 12, que abrió en los años 60.
No obstante, en su trayectoria ya había cambiado de dueños y ahora, estos jóvenes toman el testigo de una madre y una hija, que llevaban allí dos años.
Dada su historia y su localización, la floristería es un referente para todos los vecinos de la zona. “La conoce todo el mundo, vienen aquí para cualquier detalle, ya sea para un ramo de cumpleaños o porque van a desayunar con una amiga y le quieren llevar un detalle. A la gente le gusta venir a su floristería de confianza, la tradicional, la de toda la vida, y funciona bien”, declara Nuria sobre la floristería que ahora lleva su nombre (Flores Nuria).
De hecho, ese arraigo del negocio en el barrio fue lo que les empujó a tomar este camino: “Vimos la oportunidad de coger un negocio que estaba en pleno centro, que llevaba muchos años y que no queríamos que se perdiera. Era la oportunidad de continuar con este legado”.
Interior de Flores Nuria.
También influyó su pasión por las flores y las plantas, que ahora han pasado a ser su profesión. En concreto, Nuria y Dani llevan al frente de la tienda desde que empezó el mes de julio, tiempo en el que, según aseguran, ya se han adaptado.
Tanto ellos al trabajo y al entorno, como los clientes a los nuevos propietarios. “Ha sido cómodo y fácil, la gente nos lo ha hecho bastante agradable. Nos han acogido muy bien”, reconocen con una ilusión desbordante.
Respeto e ilusión
La pareja muestra su ilusión, pero admite que hubo cierto miedo por dar un “salto tan grande”. “Al principio teníamos miedo, porque somos nuevos, nadie nos conoce, nadie sabe de dónde vienes, de si vas a hacer bien el ramo… Teníamos esa desconfianza de ver cómo nos acogían, de si los clientes iban a llevar bien ver caras nuevas y tan jóvenes. Pero estamos muy contentos”, defiende Dani.
Así es el interior de la floristería.
Además, convertirse en los dueños de esta floristería suponía entrar por primera vez en el mundo del emprendimiento y ser autónomo, algo que “la gente pinta siempre tan mal”. Aun así, ambos vencieron todos los miedos y prejuicios y, sin esa experiencia, decidieron aceptar el traspaso y mantener la esencia de este negocio emblemático.
Apenas un mes después, el mundo floral y esas acogedoras paredes ya son su hogar, donde esperan pasar muchos años más aportando su grano de arena, con ramos o flores, a los momentos más especiales e importantes de los zaragozanos.
Floristería Flores Nuria.
“A veces te cuentan para quién es, te explican la historia y todavía lo haces con más ganas”, subraya Dani al respecto.
Así pues, ambos prometen dar lo mejor de sí mismos para que los ramos, macetas y demás detalles de Flores Nuria florezcan en Zaragoza durante mucho tiempo.