El nuevo episodio del podcast aragonés Café con Nacho, dirigido por Nacho Lahorga, recoge una conversación íntima con Susana Alejandro Balet, presidenta y CEO de SAICA, una de las compañías más relevantes del sector industrial en Europa. Con presencia en más de 10 países y más de 11.500 empleados, SAICA es un referente internacional en economía circular. Pero lo que hace especial este capítulo no son las cifras, sino el corazón con el que Susana cuenta su historia.
Desde el primer minuto, insiste en definirse como una persona normal. A pesar del cargo que ostenta, mantiene gestos que hablan de un liderazgo profundamente humano: lleva tartas a varios empleados el día de su cumpleaños y escribe a mano más de 100 felicitaciones de Año Nuevo cada año. “A mí me interesan las 11.500 personas que trabajan en SAICA”, afirma con naturalidad.
La entrevista navega entre momentos de humor, decisiones difíciles y emociones muy profundas. Uno de los temas más sensibles es el de los despidos. “Una hermana mía me ha dicho: ‘¿Cómo has podido despedir a gente?’ Y yo le dije: ‘Pues con el corazón en la mano’”.
Susana cuenta también su etapa en Mars, en Francia, donde trabajó tres años sin apenas contacto con España. Entre risas, recuerda su solución para mejorar el idioma: “Cuando me fui a Francia, lo mejor para aprender francés fue echarse un novio francés”.
Uno de los momentos más destacados del episodio es cuando habla abiertamente de visibilidad: “Decidí salir del armario hace unos años y darme visibilidad para inspirar a otras mujeres”. Susana reconoce estar abrumada por el foco mediático que recibe por ser mujer y CEO, pero insiste: “Nos faltan referentes femeninos”.
El capítulo se vuelve especialmente emotivo cuando se refiere a su familia. Susana se emociona al hablar de sus cuatro hijos y de su marido Jorge, a quien conoció mientras ambos colaboraban como voluntarios en una residencia de ancianas. “He sacrificado tiempo con mis hijos, con mi marido, con mis amigos, con mi trabajo y conmigo misma”, dice con la voz entrecortada. Incluso comparte, con humor, cómo fue su pedida de mano: “Me enfadé con mi marido al pedirle matrimonio. No fui muy romántica”.
También relata la historia de Natasha, su hija adoptada tras un proceso excepcional a través de la ONG Infancia Solidaria. “Estoy muy implicada socialmente porque soy una privilegiada”, reflexiona, dando ejemplo del compromiso que mantiene con causas sociales.
Y como muestra de ese carácter generoso —y algo travieso—, comparte una curiosa habilidad que parece haberse convertido en tradición: ha juntado a gente de su entorno soltera, creando un grupo de WhatsApp de los tres, les reserva en un restaurante y se sale del grupo. “Así han surgido varios matrimonios”. Una anécdota más que refuerza su cercanía y el cuidado con el que se relaciona con quienes la rodean.
La entrevista deja espacio para las bromas internas dentro de SAICA, como cuando difundió una noticia falsa sobre un grupo chino revolucionando la empresa, o cuando contrató a un camarero actor para animar una cena de empresa. “Se metía en conversaciones, bebía del agua que servía… fue divertidísimo”.
Café con Nacho vuelve así a demostrar su capacidad para sacar a la luz el lado más humano de grandes figuras aragonesas. El episodio con Susana Alejandro Balet no solo inspira por su recorrido profesional, sino también por su autenticidad, su sensibilidad y su mensaje para las generaciones futuras.